El gobierno de la provincia de La Rioja comenzó a pagar sueldos de empleados estatales con la cuasimoneda Bocade, también conocida como los “Chachos”, que así comenzará a tener circulación en esa jurisdicción, lo que implica el regreso formal de una cuasimoneda en la economía argentina tras la experiencia que atravesaron distintas provincias durante la crisis de la convertibilidad.
El gobernador Ricardo Quintela ya había anticipado antes de que finalizara junio que los funcionarios de mayor rango iban a ser los primeros en cobrar una parte de su salario a través de la cuasimoneda local apodada “Chacho” en honor al caudillo Ángel Vicente Peñaloza. En los primeros días de julio, finalmente parte del salario de esos empleados de alto rango fue abonado bajo esa modalidad y dio inicio a la circulación de la cuasimoneda, que podrá ser utilizada como moneda fiduciaria únicamente dentro de la provincia.
La Legislatura riojana había aprobado por amplia mayoría en enero la emisión de cuasimonedas por $22.500 millones. Uno de los objetivos principales del proyecto era destinar un 30% al pago de los salarios de los empleados públicos de la provincia del noroeste argentino. En aquel momento, Quintela justificó la necesidad de la emisión de la cuasimoneda a partir de la deuda que el Gobierno nacional mantiene con su provincia por fondos coparticipables que, según expresó, se dejaron de pagar a mediados de noviembre del 2023, tras el balotaje.
“Se dejó de pagar una parte de octubre, noviembre y diciembre. Eso hace un monto aproximado de 9.300 millones de pesos. A eso se le tiene que agregar la cuota de enero, otros 3.700 millones de pesos de enero. La Rioja no puede prescindir de esa plata porque es parte de la coparticipación, de los recursos que son parte de las provincias”, sostuvo el dirigente que es además titular del PJ riojano. Esos fondos, explicó Quintela, tienen que ver con una compensación que se le da a la provincia desde 1999 a raíz de la quita de un punto de los fondos coparticipables que le correspondían que ordenó en 1988 el entonces presidente Raúl Alfonsín.
La Legislatura riojana autorizó al gobierno provincial a emitir este bono por $22.500 millones. Según Politikon Chaco, la provincia depende de alrededor del 90% de los giros nacionales de Nación, y los ingresos corrientes cayeron en un 40,1% este año. Frente a ese escenario, Quintela avanzó con la motosierra en el ámbito local. Los gastos en personal están 33,1% debajo del mismo período del 2023 y los de consumo (bienes y servicios), 44,3% más bajos.
Cuasimonedas: riesgos y advertencias
Una pregunta relevante es qué riesgos puede implicar -para la provincia emisora o los tenedores- la existencia de las cuasimonedas, más allá de que por el momento solo una gobernación avanzó con una medida semejante. Para el economista Amílcar Collante, la cuestión que marca la suerte de una cuasimoneda es “el nivel de aceptación y la velocidad de circulación o demanda” que pueden tener.
“Es claro que desde el Gobierno Nacional no quiere que las provincias emitan cuasimonedas y dijo concretamente que no las va a rescatar, como ocurrió por ejemplo en 2003/4″, explicó. De acuerdo a datos del Banco Central, empezaron a circular en septiembre de 2001, llegaron a un pico entre diciembre de 2002 y febrero de 2003 cuando había en circulación el equivalente a $7.800 millones, hasta que fueron rescatadas paulatinamente por la autoridad monetaria hasta marzo de 2004.
“En realidad las provincias que emiten estas monedas, más aún en contexto de cepo y con la baja de tasa de interés que hubo, lo que no quieren hacer es un esfuerzo fiscal para volver a tener financiamiento voluntario y directamente optan por emitir una cuasi moneda”, apuntó Collante.
Para el director de Focus Market Damián Di Pace “las cuasimonedas en definitiva son una emisión de deuda y en el caso de la provincia de La Rioja tiene déficit fiscal y era una de las provincias que mayor nivel de adelantos transitorios recibía por parte del gobierno nacional el año pasado. Entonces, entre el déficit fiscal y el gasto público inflexible, lo que genera es que emita justamente esta moneda para financiar parte de ese gasto, sobre todo, por ejemplo, empleados públicos o deuda de proveedores”, aseguró.
“Pero el gran inconveniente es que, a diferencia de otro contexto, donde se emitieron cuasimonedas para no entrar en default como fue en el 2001 -que en aquel momento fueron Patacón, Lecop, Quebracho, etcétera- el garante de última instancia de aquellas letras había sido el Gobierno nacional. En este caso no van a ser garantes de esa emisión por lo cual la tasa de descuento va a ser muy fuerte porque no tiene respaldo. Básicamente circularía internamente, pero cuando vas a pagarle a un proveedor por fuera de esa provincia ya se va a complicar porque todos van a querer descontar esa moneda”, explicó Di Pace.
“Entonces va a tener muchas restricciones y sobre todo (respecto a) cuánto va a ser el valor real de esa moneda respecto del valor presente hacia el futuro. Y la realidad que al no tener respaldo va a tener limitaciones en su circulante y a su vez una restricción por parte de aceptación de otras provincias o agentes económicos, ya sea empresas o sector público, que quiera recibir el pago de un Bocade”, concluyó.
Por su parte, Eric Paniagua, economista de Epyca, agregó que “la competencia de monedas lo que va a generar es una nueva anarquía financiera”. “No va a pasar en el corto plazo porque la emisión que está llevando a cabo la Rioja es muy mínima, pero si todas las provincias procedieran de la misma forma probablemente habría una cantidad importante de distintas divisas circulando por la Argentina”, mencionó.
“Es algo que puede recordar a los primeros años de la década de 1900, incluso un poco antes, cuando (el ex presidente Miguel) Juárez Celman había generado una sanción de una ley que se llamaba la Ley de los Bancos Garantidos, donde cada banco podía sacar sus propias divisas, sus propios billetes respaldados por sus reservas. Lo cierto es que eso no funcionó, terminó en un caos de proporciones épicas y al mismo momento una quiebra masiva del sistema financiero”, recordó, en una mirada histórica.
“Estamos muy lejos de que suceda actualmente, pero creo que la libertad para que haya más de un emisor en el territorio nacional no puede ser una buena noticia, sino que va a alimentar y va a traer cola en materia de desorganización. La desorganización en términos generales tendría lugar porque los tenedores de esas divisas no tienen la capacidad para entender cuál es el respaldo que tienen, en el aspecto fiduciario eso estaría dañado de manera irrevocable”, completó Paniagua.
“Los bonos provinciales, que normalmente llamamos cuasimonedas, tienen un problema de origen que es que se emiten para seguir financiando de manera artificial niveles de gasto público que son insostenibles. Como son creadas por una entidad que justamente las emite por estar cuasi-quebrada y no tener acceso a otras fuentes genuinas de financiamiento, estos bonos nunca cotizan a la paridad que se anuncia, sino que lo hacen por debajo. El público no las demanda y su valor rápidamente cae”, mencionó por su parte Eugenio Marí, de Libertad y Progreso.
“La emisión de cuasimonedas es una medida irresponsable que, al final del día, no hace sino licuar a aquellos a los que las provincias pagan con este medio, en su mayoría empleados públicos provinciales. Entonces en términos reales se ajusta el gasto, pero por las malas”, consideró. “Además, surgen incentivos nocivos al lobby para ver a quienes se les paga con cuasi-monedas y a quienes con pesos, que en este caso pasa a ser la ‘moneda fuerte’. Como además hay una paridad oficial entre la cuasi-moneda y el peso, esto termina generando mercados negros de cuasi-monedas, incentivos a la corrupción en las fiscalizaciones y un sinfín de distorsiones que no hacen sino agravar la situación”, cerró el economista de Libertad y Progreso.