“La evolución del poder adquisitivo de la población ha mostrado una caída significativa de más del 30%, con una recuperación parcial que deja aún una pérdida equivalente a una cuarta parte de los ingresos”, dice un estudio del Ieral de la Fundación Mediterránea sobre la evolución de los ingresos fijos durante los últimos doce meses y, en particular, durante el primer semestre de este año.
Para entender la dinámica de los ingresos de la población y cómo su poder de se fue licuando (en especial, desde agosto de 2023, cuando los precios empezaron a acelerarse) por la inflación la autora del trabajo, Laura Caullo, analiza la masa de ingresos de la población a partir de sus cuatro componentes, a saber.
- Masa de ingresos formales. Incluye los puestos de empleo registrados en relación de dependencia, tanto en el sector público como en el sector privado multiplicado por las retribuciones percibidas por estos trabajadores de acuerdo a su sector.
- Masa de ingresos de trabajos informales o cuentapropistas. Incluye los puestos de empleo no registrados y trabajos independientes multiplicado por las retribuciones percibidas.
- Masa de jubilaciones y pensiones. Comprende el pago de prestaciones ligadas a la cobertura de seguridad social, calculado como la cantidad de prestaciones por el valor del haber correspondiente en cada caso.
- Masa de programas sociales y asistenciales. En este caso se engloba a las transferencias monetarias a familias, como la Asignación Universal por Hijo y por Embarazo, Prestación Alimentar y Volver al Trabajo y Acompañamiento Social (Ex Potenciar Trabajo).
El estudio muestra cómo desde mediados del año pasado la alta y creciente inflación erosionó los ingresos de las familias, en especial desde agosto, tocando piso en febrero de 2024, por efecto de los muy altos guarismos de inflación minorista de diciembre de 2023 y enero de 2024 (25,2 y 20,6%, respectivamente, acumulando en ese período un 51% de aumento). De ese modo, precisa Caullo, la masa de ingresos en términos reales (esto, en poder adquisitivo) pasó de 25,7 billones (millones de millones) de pesos en julio de 2023 a 17,7 billones en febrero pasado, una retracción superior al 31 por ciento.
Tras esa caída y producto de la desaceleración de la inflación y el efecto de aumentos nominales de los ingresos, los ingresos se recuperaron respecto del piso de febrero pero –precisa la autora- arrastran aún una pérdida equivalente a un cuarto de los ingresos.
Como puede observarse en la serie de 18 meses, desde enero de 2023 a junio de 2024, el máximo de la masa de ingresos fue en julio de 2023, el mes previo a las PASO y el mínimo en febrero de este año, momento desde el cual la masa real de ingresos repuntó un 9,6%, básicamente debido a la baja de la tasa de inflación.
Lo más relevante desde el punto de vista social, destaca el trabajo, es que el trabajo informal y los programas sociales representan la principal fuente de ingresos para los sectores más pobres y cómo su caída fue más fuerte, significó un aumento de la desigualdad junto con la caída general en los ingresos llevó a un aumento de la pobreza, que ya reflejaron algunos estudios privados y se reflejará en las estadísticas oficiales, dice Caullo, “cuando el Indec publique su estimación en septiembre”.
Jubilados en la montaña rusa
El sector que sufrió variaciones más pronunciadas es el de los jubilados, con una fuerte caída en el primer trimestre, debido a que la fórmula de movilidad vigente hasta marzo de 2024 no contrarrestó la licuación de los haberes previsionales durante el peor período de aceleración inflacionaria.
“En respuesta, el Gobierno implementó, mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), una nueva regla de movilidad en abril de 2024, actualizando mensualmente los beneficios previsionales de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor. Esto ha permitido una recuperación del 57% en comparación con el nivel de febrero”, calculó Caullo y perceptores de planes sociales (-15%).
En cambio, si se toma la evolución desde julio del año pasado, el sector que sufrió una caída más pronunciada del poder adquisitivo fue el de cuentapropistas y trabajadores informales, con una pérdida del 39%, seguido por el trabajadores formales (-17%), jubilados (-16%). Aunque, como puede observarse en el gráfico de arriba, hacia marzo pasado el sector de los jubilados acumulaba una pérdida del 45% respecto de julio de 2023, que redujo en los últimos 3 meses, debido a la baja de la inflación y la aplicación del nuevo decreto de movilidad.
“La tendencia descendente en la tasa de inflación genera un contexto propicio para que la masa de ingresos de la economía continue una senda de recuperación”, dice la parte final del trabajo. Pero aclara que para que el proceso tenga mayor dinamismo debería acompañarse “con una mejora en la cantidad y calidad de los empleos”. Es una buena noticia, concluye, que el Congreso haya aprobado la reforma laboral, que no considera “integral”, aunque sí que va “en la dirección correcta, sentando bases para una mejora gradual y sostenida del mercado laboral y de la economía en general”.