El directorio del Banco Central aún no oficializó la letra chica de las nuevas letras de regulación monetaria que reemplazará a los pasivos remunerados y por el cual el Gobierno busca que el Ministerio de Economía comience a pagar los intereses que generaban los pases del BCRA y restringir así la emisión de pesos. Y no lo hará esta semana, según pudo saber Infobae. Se trata de la característica principal que tiene la segunda fase del plan económico que anunciaron el viernes pasado el ministro de Economía Luis Caputo y el presidente del Banco Central Santiago Bausili.
Las normas que harán operativa a las LRM aún no fueron aprobadas por el directorio y se apunta, según fuentes oficiales, a que sean oficializadas la semana próxima. De todas formas, la autoridad monetaria publicará en las próximas horas una norma que cambiará los límites que tienen los bancos a su exposición de su cartera a títulos del sector público con Lecap en el mercado secundario, lo que podría darles algo más de liquidez a esas letras.
En segundo lugar, el Central reajustará una norma ligada a los controles cambiarios, que le permitiría pagar intereses a deuda intrafirma, aunque deberán ser correspondido por el ingreso de financiamiento –propio o a través de préstamos– equivalente a ese monto pagado dentro de la propia compañía. Se trata de una medida muy puntual y acotada con la que entidad, sin embargo, busca dar señales de paulatino desarme del cepo.
Tras el anuncio del viernes de Caputo y Bausili, el stock de pasivos remunerados del BCRA a eliminar cayó este lunes en un 30% tras el anuncio de la nueva letra de regulación monetaria. Así, pasaron a ser 11 billones de pesos, de los cuales unos 7 billones corresponden al sector público y otros 4 billones a entidades financieras privadas, estimó Romano Group.
Uno de los elementos que generaron dudas en el mercado es el costo fiscal adicional para el Tesoro que tendrá, desde ahora, el pago del interés de las letras de regulación monetaria que reemplazarán a los pasivos remunerados del Central. Estimaciones privadas le pusieron números a esa cuestión. La consultora Aurum Valores calculó, en términos anuales, unos 1,7% del PBI más de intereses.
Es una estimación que incluye como supuesto que la tasa nominal anual del BCRA sea de 42,5% y que todos los pases se muden al Tesoro. “Si el BCRA dispusiera subas en la tasa eso implicaría mayor costo fiscal para el Tesoro”, dijo a Infobae Pablo Repetto, economista de esa consultora.
Por una cuestión técnica de las cuentas públicas los intereses de esa letra no tendrían impacto en el resultado fiscal financiero mientras los bancos no rescaten esas letras nuevas (algo similar a lo que sucede con los bonos cupón cero o a descuento). “Pero en ese caso el aumento de la deuda generará incertidumbre en la medida que no se consiga superávit fiscal equivalente”, planteó Repetto.
Para Alfredo Romano, director de Romano Group, el costo fiscal adicional de los pases ya enviados a Lecap del Tesoro en las últimas semanas implican un esfuerzo fiscal mayor por $500.000 millones mensuales en promedio. Pero si los pases restantes migraran a las letras nuevas el esfuerzo fiscal sería de unos $800.000 millones extras mensuales, indicó Romano, entre $500.000 millones a pagar a bancos públicos y $300.000 millones a entidades privadas.
Esto sucedería “si colocasen la tasa nominal anual convalidada últimamente por el Tesoro (por encima de la tasa de política monetaria actual)”. Si fuese a tasa de política monetaria del BCRA, tendría un costo de $600.000 millones extra. En definitiva, el traspaso ya hecho vía Lecap y ahora la nueva LRM tendría un costo de “$1,3 billones promedio mensual, similar al superávit acumulado entre enero y abril”, graficó Romano.
De esta forma, las cuentas públicas experimentarán una presión adicional en los próximos meses por ese traspaso de deuda de un “cajón” a otro, justo en la segunda mitad del año en la que estacionalmente la dinámica del gasto y los ingresos suele ser más compleja para los ajustes fiscales. En la otra mano, el Gobierno tendrá recaudación adicional por el paquete aprobado por el Congreso, principalmente por Ganancias. El grueso de ese refuerzo recaudatorio llegará entre agosto y septiembre, algo que explicaría por qué la reducción del impuesto PAIS finalmente sucederá el mes que viene.