El pésimo día en los mercados dejó en evidencia la enorme incertidumbre que el anunció del viernes, post cierre de operaciones, del ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili dejó instalada. Los trascendidos de la reunión con banqueros respecto de los detalles técnicos de la implementación de la nueva letra de regulación monetaria en lugar de los pases fueron más que insuficientes para calmar la verdadera ansiedad de los operadores, que quieren saber cuántas reservas se perderán en los próximos meses, cuándo y en qué medida se podrán recomprar y en qué momento la tasa de interés pasará a ser positiva, un paso imprescindible en el camino hacia la salida del cepo.
Ninguno de esos interrogantes fue despejado por los funcionarios, ni en la conferencia de prensa del viernes ni en el encuentro del lunes por la mañana. Los resultados fueron, en un mal contexto para los mercados emergentes, una mayor presión cambiaria que amplió la brecha a 50%, con una caída de bonos que presionó sobre el riesgo país y lo dejó nuevamente por encima de los 1.500 puntos básicos además del impacto negativo también en las acciones. Tras ese desempeño, la pregunta que se impone es qué antídoto puede mejorar el mal humor del mercado.
El único ansiolítico para los mercados sería un mayor ingreso de divisas o, mejor dicho, una mayor capacidad de acumulación de reservas por parte del Banco Central
La respuesta a eso es bien sencilla: más allá del cúmulo de dificultades y dudas sobre diversos aspectos del programa que lleva adelante Caputo, el único ansiolítico para los mercados sería un mayor ingreso de divisas o, mejor dicho, una mayor capacidad de acumulación de reservas por parte del Banco Central.
No alcanza con que Bausili y hasta el propio Milei repitan una y otra vez que el bajo nivel de compras del BCRA es una cuestión estacional que estaba contemplada desde diciembre del año pasado y que, incluso, va a empeorar en los próximos meses. Ese mensaje no ayuda. Los inversores están cada vez más inquietos por los vencimientos de deuda en dólares que se deberán afrontar entre este mes y el próximo, para los cuales no parece ser suficiente el flujo de divisas. Sólo este mes la cuenta asciende a unos USD 3.800 millones.
“Desde que asumió el presidente Milei, los bonos en dólares han tenido una muy buena performance y todavía existe la posibilidad de potenciales mejoras. Estas mejoras esperadas están asociadas a la performance fiscal y la posibilidad de que eso traiga aparejada una mejora del riesgo país, al mismo tiempo de que la acumulación de reservas potenciaría los escenarios positivos”, explicó un informe especial de Aurum Valores, que continuó: “Desde entonces el escenario fiscal se consolidó, pero no se ha visto una baja del riesgo país más contundente y los bonos operan desde mayo lateralizando y soportando algunas correcciones. ¿Qué es lo que pasó?¿Qué nos espera en adelante? Creemos que el factor principal que abortó la mejora del riesgo país fue la falta de acumulación de reservas por parte del BCRA”, apuntó.
En sentido contrario, el regreso de la cuenta positiva revertiría el mal clima local. Pero para eso todavía hace falta atravesar el desierto.
Es que para que eso ocurra lo que será necesario es aumentar la oferta de dólares, en un marco en el que la liquidación del agro estuvo en los parámetros normales. Esos parámetros, en el contexto de arrastre de deuda y normalización de flujos de importaciones, resultan insuficientes para satisfacer la demanda diaria de divisas que requiere la economía y, a la vez, retener dólares en el BCRA. De hecho, la principal dificultad es que para junio, los pagos de importaciones que habían sido cuantificados ya alcanzaron el 100% del volumen. “Desde que entraron las 4 cuotas a fines de mayo que se nota la mayor congestión del segmento oficial y consecuentemente la participación del BCRA se volvió más volátil y menos fructífera”, explicó el economista Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier
Sobre ese telón de fondo, se montan las demás cuestiones, que en un escenario de fuertes compras de dólares, serían accesorias. A saber: qué pasara con la tasa de política monetaria, si es que la suben cuándo y cuánto. Si, además, se viene un trimestre de pérdida de reservas, de qué magnitud será esa pérdida y, asociado a eso, cuánto demora esa realidad la salida del cepo. “El mercado se quedó con ganas de más (en la conferencia del viernes) y hoy la rueda lo mostró. El dólar estuvo tomador todo el día cerrando en máximos históricos. En la curva de pesos, al no saber qué pasará con la tasa de política monetaria, se vieron ventas de Lecap en todos los tramos (más allá de que la fase 2 apunta a emisión 0 y dinamitar la inflación en este trimestre)”, aportó Nicolás Cappella, del Grupo IEB.