“El plan 4x4 va bien, muy bien”.
El que habla es Horacio Marín (61), presidente y CEO de YPF, un ingeniero químico que trabajó más de tres décadas en el Grupo Techint y que fue elegido por el Gobierno para llevar adelante una de las empresas más importantes del país. No sólo eso: en ese puesto también es una suerte de faro, o nave insignia, a cargo de delinear los planes generales para hacer explotar el potencial de Vaca Muerta.
“4x4″ es el plan que tuvo siempre en su cabeza, con el que se propone cuadruplicar el valor de la empresa en cuatro años –hoy tiene un valor de mercado de unos USD 11.200 millones, según el precio de sus acciones en Wall Street– y que puso en papel en una madrugada, cuando allegados a Javier Milei, a quien aún no conoce, le ofrecieron hacerse cargo de la petrolera en la que el Estado argentino tiene el 51% de las acciones.
El plan, a grandes rasgos, incluye desarrollar Vaca Muerta y la infraestructura necesaria para que produzca 1 millón de barriles diarios de petróleo y que exporte USD 30.000 millones por año; hacer la planta de GNL, vital para exportar gas shale del yacimiento; hacer una petrolera más “liviana” y eficiente, con la venta de empresas asociadas y subsidiarias; desprenderse de campos maduros –yacimientos en declino– que la empresa tiene en distintos puntos del país (proceso que ya está en marcha).
YPF es mi Wimbledon, es un sueño trabajar en esta empresa
“En esta empresa la adrenalina es total. Trabajé 35 años en una gran compañía, como Tecpetrol [la petrolera de Techint]. Dejé la vida, pero esto es mucho más fuerte y sobre todo si se tiene en cuenta de dónde vengo: una familia de inmigrantes, del sur de Nápoles, que salió adelante con esfuerzo y mucho trabajo. Ese esfuerzo me permitió estudiar y perfeccionarme en EEUU. Esto que está pasando es muy fuerte, y por eso duermo poco, la verdad. YPF es mi Wimbledon, es un sueño trabajar en esta empresa”, le dice Marín a Infobae en una extensa entrevista que se realizó en el piso 32 de la moderna Torre que la empresa tiene en Puerto Madero.
La analogía tenística no es casual: Marín fue tenista profesional hasta los 19 años y dejó de jugar para estudiar y “porque sabía que nunca iba a ser número uno″. En ese lapso llegó a jugar en el tradicional torneo de Grand Slam de Londres.
“Trabajo para un ciclo de ocho años –por más que esta gestión tiene cuatro, en principio– para que Argentina pueda exportar 30.000 millones de dólares hacia 2031. Es una meta que se puede alcanzar perfectamente; requiere de mucho trabajo, pero se puede”, resume este egresado de la Universidad Nacional de La Plata, que tiene una maestría en Ingeniería en Petróleo de la Universidad de Texas e hizo un programa ejecutivo en la Universidad de Stanford, ambas en EEUU.
— ¿Cómo creen que el Gobierno de Milei ve a la empresa?
— No es que tenga reuniones con Milei, ni mucho menos, pero hasta donde sé están todos muy contentos. El jefe de Gabinete, ahora Guillermo Francos, es director en la empresa y tiene la acción de oro [puede vetar decisiones estratégicas]. A mí me pidieron generar valor para todos los accionistas, el Estado y los privados, y eso es lo que estamos haciendo. Somos una empresa de crecimiento, como dirían los analistas financieros, que además son muy positivos, aumentan el target de la acción para fin de año y hablan muy bien de nuestro programa y del management. Estamos trabajando bien. El proyecto YPF es bueno para la Argentina y para el Gobierno.
— Sus primeras conversaciones con esta gestión y su llegada a la empresa fue de la mano de Nicolás Posse. ¿Cree que su salida puede afectar su posición?
— No. Estamos haciendo las cosas bien.
— Después de fuertes subas, ¿qué va a pasar con los precios de los combustibles?
— La política es que se alcancen los precios internacionales y luego que ese sea el parámetro, tanto para subas como para bajas. Si se miran los aumentos de los últimos meses, pareciera que en gasoil prácticamente ya está en ese valor global. Las subas que vendrán serán por la devaluación mensual e impuestos, lo lógico en este contexto. En las naftas, falta.
— ¿Cuánto?
— Nos falta.
— ¿Algún detalle?
— En promedio, no tanto. Pero hay distorsiones y cuestiones regionales. Nos va a llevar un tiempo ese equilibrio, estamos monitoreando todo el tiempo cómo se mueven la oferta y la demanda. Ahora, el valor está más cercano al precio internacional y ya no hay que acomodar cuestiones de precios relativos, que se veían muy marcadas cuando asumimos con un gran atraso. Lo que vendrá es más una cuestión de sintonía fina.
— ¿No les pidieron que frenen las subas para que no se disparara la inflación?
— No, para nada. Este esquema no tiene que ver con la inflación.
— ¿Cómo es su relación con el ministro Luis Caputo?
— Lo conozco como a otros funcionarios, tengo una buena relación. Fuimos juntos a Vaca Muerta hace pocos días.
— ¿Cómo ve la macro?
— No soy economista, pero veo un gran avance. Vamos mejorando significativamente. La situación de los más necesitados es el gran foco, creo. Y también es la preocupación del Gobierno. Ahora tenemos las “Bases” para empezar a crecer y mejorar, y ya estoy viendo algunas de esas mejoras. Hablo con inversores en EEUU que me hablan muy bien del Gobierno.
— ¿El foco total es Vaca Muerta?
— El foco total es Vaca Muerta. Tenemos que enfocar las inversiones y aumentar la producción para que haya un desarrollo total de los activos que tiene YPF y llegar al pico de producción en 2028 o 2029. Para eso hay que generar infraestructura y en eso estamos trabajando con toda la industria. Por ejemplo, el gasoducto Vaca Muerta Sur que va a permitir sacar el petróleo shale por un puerto de aguas profundas que haremos en Río Negro. Queremos que una primera etapa esté lista a comienzos de 2026, para sacar unos 50.000/60.000 barriles y a fines de ese año llegar a 370.000 barriles por día. Esa obra, que ya está en marcha, terminará con el cuello de botella del yacimiento.
— ¿Cómo va la venta de los campos maduros?
— Recibimos 60 propuestas sobre 11 clústeres y se está definiendo todo en estos días. Hay procesos de due diligence en marcha y queremos que sean breves. Se firmaron los contratos de sesiones y los deben aprobar las provincias, que decidirán si aceptan a las nuevas compañías.
— Otro pilar es vender algunas empresas que están bajo la órbita de YPF. ¿Cómo se desarrolla ese proceso?
— Sí, por ejemplo YPF Brasil, que tiene 250 empleados, vende lubricantes y tiene un Ebitda muy bajo, de USD 1 millón por año. También YPF Chile y la participación que tenemos en Metrogas. Refinor también lo estamos viendo. Nos vamos a quedar con Profertil. Esperemos que sean procesos rápidos. Como parte de esa búsqueda de eficiencia firmamos un convenio con Toyota para implementar el Toyota Production System (TPS), el método productivo de mejora continua que le permite a la automotriz ser una empresa modelo de productividad y sustentabilidad. Es traer la eficiencia japonesa a esta industria e integrar proveedores. Queremos que trabajar en un pozo sea tan eficiente como hacer una camioneta.
— Usted fue un ferviente defensor del RIGI. Dijo que sin el régimen iba a ser imposible el desarrollo de Vaca Muerta.
— Siempre dije que sin RIGI no iba a ver GNL, y es así. El régimen que aprobó el Congreso va a ayudar mucho para que lleguen las inversiones. Son proyectos de gran magnitud que requieren inversiones gigantes. Para llegar a un total 120 millones de metros cúbicos o más de exportación de gas por año, con la infraestructura y las plantas, se necesitan USD 30.000 millones de dólares. Es algo que se hará en etapas, pero igual es un número muy alto que no es financiable ni por YPF, ni por ninguna empresa argentina, ni por petroleras extranjeras. Se requiere un financiador, estructurar un project finance. Por eso, sin RIGI no iba a haber GNL ni potencial de Vaca Muerta, pero con RIGI sólo no alcanza, hay que tener el proyecto, financiación y estabilidad. Hay que demostrar que a bajos precios el proyecto es rentable, sustentable y que puede pagar la deuda. Cobrando un precio de USD 8 FOB [en puerto] por millón de BTU [la unidad con la que se mide el gas] de valor de reposición para el gas de Vaca Muerta, en promedio, el proyecto sería rentable. Salió el RIGI, pero no es automático. Por ahora estamos haciendo la ingeniería con Petronas para los primeros 40 millones de metros cúbicos y esperamos que la decisión final de inversión se pueda tomar a fines del año que viene.
— ¿Esa etapa inicial son dos barcos regasificadores que se instalarán en el nuevo puerto hasta que esté lista la planta onshore?
— Sí, son dos barcos. Si todo sale bien, estarán funcionando entre 2029 y 2030. Y la planta en el puerto, estimamos, en 2031. Con Petronas ya diseñamos esa parte inicial del proyecto, con los escenarios, economics y estrategias comerciales.
— Hubo tensión porque el gobernador Kicillof cree que usted quiere levantar la nueva planta en Río Negro, en Punta Colorada, y no en Bahía Blanca. ¿Qué opina?
— Conmigo llegó a YPF, como vicepresidente de infraestructura, Gustavo Gallino, la persona que hizo en 12 meses el GPNK. Sabe, y mucho, al igual que los ejecutivos de Petronas. Hasta hace un tiempo, en Río Negro no se podían instalar puertos de energía, pero eso cambió. Por eso se analiza esa opción también. Se va estudiar todo, de hecho el oleoducto nuevo va a terminar en esa provincia. Estamos viendo dónde se optimizarán mejor las inversiones. Bahía tiene la ventaja de ya tener un puerto. En ese contexto, le envié una carta a los dos gobernadores preguntando por siete puntos, cuatro económicos y tres que tienen que ver con otros incentivos y permisos.
— ¿La idea es elegir la provincia en la que haya que pagar menos impuestos?
— Hay temas impositivos que no son menores. Preguntamos puntualmente por esas cuestiones y otras. Además, la provincia que se quede con la obra tiene que adherir primero al RIGI.
— Claro, Kicillof se niega. ¿Hoy la cancha del proyecto está inclinada a favor de Río Negro?
— No. Bahía Blanca tiene ventajas, ya tiene el puerto y hay infraestructura. Río Negro tiene el tema impuestos. Esperamos las respuestas concretas a lo que les pedí y analizaremos el trabajo técnico que venimos haciendo con Petronas. Se va a definir pronto, en las próximas semanas.
“Esto que está pasando es muy fuerte, y por eso duermo poco, la verdad. YPF es mi Wimbledon, es un sueño trabajar en esta empresa”
— ¿El gobernador bonaerense cree que le van a sacar la planta de su provincia por temas políticos?
— Lo hablé personalmente con él. Yo no le marco la cancha a nadie y menos a una persona de la importancia política de Kicillof. Lo hablaré antes de tomar la decisión con él y con Weretilneck (Alberto, gobernador de Río Negro). Entiendo las disputas porque estamos hablando de una de las obras de infraestructura más grande de los últimos tiempos, algo que puede cambiar la ecuación de una provincia. Es relevante y lógico que haya algunas tensiones.
— ¿Usted tiene preferencias por alguna de las dos provincias?
— No.
Marín, hermano del productor Guillermo Marín, se define como un hijo de la meritocracia. En ese sentido toma el ejemplo de sus abuelos inmigrantes, sobre todo de Deolinda, su abuela materna. “Llegaron del sur de Italia sin nada. Sus hermanos levantaron la casa e hicieron una letrina en lugar de baño. Mi abuela felicitó a todos y les pidió que desde el día siguiente trabajaran duro porque todos se merecían un inodoro. Y así pasó. De ahí vengo. De mi abuela, a mí, presidente de YPF, pasaron sólo dos generaciones. Es un ejemplo de la meritocracia fuerte, de toda la familia. Por eso voy a hablar de ella en un premio que voy a recibir próximamente en la Universidad de Texas en Austin”, dijo.
Estamos hablando de una de las obras de infraestructura más grande de los últimos tiempos, algo que puede cambiar la ecuación de una provincia. Es relevante y lógico que haya disputas
La tenacidad de su madre también fue un faro, aseguró. “Lo importante era intentarlo, siempre. Una y otra vez. A los 11 años leí el libro de Guillermo Vilas y me fijé la meta de jugar Wimbledon. Ahí decía que él hacía mucho frontón y yo le di y le di al frontón, años. Y jugué en juveniles en Londres, después se me terminó la nafta y me puse a estudiar”, detalló.
— ¿Qué pasó con la crisis del gas hace unas semanas, en medio de una baja fuerte de la temperatura?
— No estoy dentro de la secretaría de Energía, pero creo que se dio una tormenta perfecta. Una ola polar que se adelantó y cambió la ecuación de la compra de barcos de combustible líquido. Hubo problemas técnicos, además, al mismo tiempo, y cuestiones de pago de una carta de crédito de uno de esos barcos. A los dos días se solucionó todo.
“El régimen que aprobó el Congreso va a ayudar mucho para que lleguen las inversiones. Son proyectos de gran magnitud que requieren inversiones gigantes”
— En la industria se habló de falta de previsión.
— Los juicios de valor son individuales. También hay intereses en cada opinión. El presidente del Energas, Carlos Casares, sabe mucho. Ahora hace mucho frío y no hay problemas.
— Qué va a pasar con el juicio por la expropiación de YPF, por el que el Estado fue sentenciado a pagar USD 16.000 millones.
— YPF está fuera del juicio de primera instancia en el que se fijó esa cifra. Contestamos algunas cuestiones en la apelación y vendrán meses de entrega de documentos.
— El fondo Burford pidió quedarse con las acciones del Estado en la empresa. ¿Cree que eso podría suceder?
— No creo que volvamos a estar en la causa y tampoco que ese pedido prospere. La jueza es muy prestigiosa y no es nada fácil que se pueda tomar el control de la empresa bajo la ley argentina; tendría que ser aprobado por dos tercios de ambas cámaras del Congreso. Es muy difícil que se de ese turnover de acciones a favor de Burford.
Fotos: Alejandro Beltrame