Cuando el 22 de abril pasado se presentó el Renault Mégane E-Tech en el Teatro Colón de Buenos Aires, Pablo Sibilla, presidente de Renault Argentina, deslizó en una rueda de prensa con algunos medios que “el Gobierno es bastante optimista en que para mitad de año habrá noticias con respecto a desregulación de algunas cuestiones ligadas a pagos”.
En ese momento, a pocos días de haber tenido una primera reunión positiva entre los directivos de las terminales automotrices y el ministro de Economía, Luís Caputo, todo giraba en torno a si se reducirían los pesados impuestos que cargan los fabricantes de automóviles, si se eliminaría la primera escala del impuesto a los autos de lujo o si habría otras medidas que favorecieran a las exportaciones ante la caída del mercado interno. Del impuesto PAIS no se hablaba porque, se decía entonces, “es uno de los principales recursos de recaudación del gobierno”.
Este jueves, el Banco Central emitió una circular de comercio exterior cambiando los plazos para que los importadores tengan acceso a los dólares para pagar sus compromisos en el exterior. Y es una buena noticia, porque la Comunicación “A” 8054, establece “el acceso al mercado de cambios para cursar pagos diferidos por las importaciones oficializadas a partir del 28.6.24 que correspondan a los bienes comprendidos en punto 10.10.1.3. de las normas de “Exterior y cambios” podrá realizarse a partir de los 120 días corridos desde el registro de ingreso aduanero de los bienes”.
El cambio es el plazo. Hasta ayer era de 180 días, seis meses, y desde hoy será de 120 días. Sobre este tema, han sido varios los ejecutivos de la industria que reiteradamente hicieron hincapié en relación a lo que representaba.
Desde que se sacaron de circulación las autorizaciones de importación (SIRA) que se hicieron famosas en 2023 porque eran discrecionales y nunca había certeza de cuánto y por qué volúmenes de unidades saldrían, importar autos a Argentina es completamente libre.
Sin embargo, hay una limitación indirecta que es ese plazo de seis meses para poder pagar a la casa matriz, que dependiendo de la procedencia de los vehículos puede ser mayor, porque los 180 días, ahora los 120, corren a partir del momento que las unidades están nacionalizadas. Si vienen de Japón, por ejemplo, entre el pedido a la fábrica, la producción de los vehículos, el embarque y el viaje en buque, pasan otros dos meses más.
Gustavo Salinas, presidente de Toyota Argentina, le dijo a Infobae hace un mes, que “si bien el mercado es completamente libre para poder importar, las condiciones siguen siendo muy desafiantes. Nos estamos endeudando más porque los pagos los podemos hacer a 180 días, seguimos asumiendo un costo de importación muy alto porque además del impuesto interno cuando correspondiera está el impuesto PAIS que tiene un impacto sobre el producto final, y eso hace que importar sea una apuesta de riesgo muy grande”.
Un mes antes, su par de Nissan Argentina, Ricardo Flammini, también había hablado de las dificultades que tienen las terminales para importar con un plazo tan largo para poder pagarlas. “No habrá muchos autos importados por el momento. No sabemos cuál va a ser el tamaño del mercado de este año. Hoy hay que dividir el año en dos, con un primer semestre con los números que estamos viendo, entre 330.000 y 340.000, y un segundo semestre que debería estar arriba de las 400.000 unidades, lo que en promedio nos daría unos 350.000 o 360.000 vehículos para 2024. Y también impacta el flujo de pagos de esas importaciones, que sigue siendo a 180 días”.
El flujo de pagos, efectivamente, empezó a hacerse efectivo a partir del 13 de junio pasado, cuando se cumplieron los primeros 180 días de la fecha en la que ya se podía hacer pedidos de importaciones tras la asunción de Javier Milei. Esta semana empezaron a salir esos pagos, lo que fue celebrado por las fábricas, que esperaban con optimismo, pero cautela, que los plazos se cumplieran tal como se había prometido.
La medida no beneficia tanto a los importadores, ya que al no tener financiación de sus casas matrices, cosa que sí tienen las fábricas, la mayoría de ellos van por fuera del Mercado Único y libre de cambios (MULC), por lo tanto no tenían que esperar esos 180 días para pagar las unidades que importan. Lo que hacen es comprar dólares CCL y enviarlos al exterior. Esto les permite mantener el flujo de pagos e importaciones, aunque con una brecha como la actual, la diferencia entre el dólar oficial y los dólares financieros no los beneficia.
Ahora, llega un alivio, porque al acortarse a cuatro meses el tiempo de pago, esa rueda de divisas que salen permiten que se puedan hacer más pedidos sin tanto endeudamiento. La variable ahora es la demanda y para eso, hay que esperar que se reactive la economía.