Emilio Ocampo esquiva cualquier pregunta relacionada con su polémica y frustrada llegada a la presidencia del Banco Central. “Sin comentarios”, dice el “halcón dolarizador” local, uno de los primeros funcionarios que Javier Milei confirmó durante la campaña electoral del año pasado. Era un académico casi desconocido a nivel mediático masivo y se convirtió de un día para el otro en el ingeniero de la estrategia para adoptar rápido la moneda de EEUU y cerrar el BCRA que abrazó el ahora Presidente. Su posicionamiento no prosperó y su plan, a priori, tampoco.
Ocampo y Alfredo Romano, otro impulsor y defensor a ultranza de la dolarización, acaban de publicar “Argentina dolarizada. Perspectivas para una nueva economía” (Galerna).
Romano es licenciado en Administración de Empresas, magíster en Finanzas (Universidad de San Andrés) y en Políticas Públicas (Universidad de Columbia), preside Romano Group y dirige la Licenciatura en Economía Empresarial y la Diplomatura de Mercado de Capitales de la Universidad Austral. El libro será presentado esta tarde por los empresarios Alec Oxenford y Eduardo Bastitta, ambos integrantes del Consejo de Asesores Económicos de Milei, y Sergio Berenstein.
Infobae dialogó con ambos autores sobre la obra conjunta y sobre cómo ven al Gobierno, de las chances aún vigentes de implementar una dolarización, de la salida del cepo y de la gestión de Luis Caputo al frente del Palacio de Hacienda.
— En el nuevo libro hablan de que la dolarización sigue siendo la “mejor cura” para el país. ¿Por qué?
— Ocampo: Es imposible que una economía crezca con una inflación alta, persistente y volátil. La adicción al populismo le ha costado muy cara a la Argentina y ha empujado al país a una situación subóptima. Somos el único país de América Latina que tuvo una hiperinflación en el siglo XX y volvió a las andanzas en el siglo XXI. No hemos logrado transformar la experiencia en enseñanza. Según un informe reciente del Banco Mundial, desde 1960 la Argentina no sólo tuvo la mayor tasa de inflación promedio del mundo, sino que además fue el país que estuvo mayor cantidad de años en recesión. La dolarización no es una panacea. No va a resolver todos los problemas que enfrenta la economía argentina, pero resuelve de manera muy contundente uno muy importante: la inflación. Y eliminar la inflación es condición necesaria, tanto en el plano político como económico, para resolver muchos otros problemas. Agregaría que la cantidad de dólares que tienen los argentinos al menos quintuplica la cantidad de pesos que circulan en la economía. Darle curso legal al dólar tiene enorme sentido porque reduciría los costos de transacción para la economía.
— Romano: Nuestra historia de indisciplina fiscal y monetaria nos pone en un lugar distinto al de Perú y Uruguay en los comienzos de los ‘90, cuando avanzaron en sus planes de estabilización. En nuestro libro dedique un apartado extensivo a evaluar dichas economías para que podamos sincerarnos y entender que Perú y Uruguay no son la Argentina y que los desafíos monetarios de nuestra economía son mayores. Por ende, el bimonetarismo legalizado sería un error costoso para nuestro país, y la dolarización puede resultar ser un ancla potente para estabilizar definitivamente nuestra macro.
— En el libro analizan qué pasaría con la pobreza si se dolariza.
— Ocampo: La pobreza en la Argentina es otra de las consecuencias de la adicción al populismo. La pobreza sólo se resuelve con crecimiento, no con dádivas estatales. El asistencialismo sólo contribuye a perpetuar la pobreza y generar las condiciones para que siga aumentando. El crecimiento viene de la mano de una mayor inversión privada que requiere reglas de juego claras (especialmente la protección del derecho de propiedad) y una moneda estable. La dolarización resuelve esto último.
“La dolarización no es una panacea. No va a resolver todos los problemas que enfrenta la economía argentina, pero resuelve de manera muy contundente uno muy importante: la inflación” (Ocampo)
— También hablan puntualmente sobre inversión productiva. ¿Cómo ven el RIGI cuya aprobación en el Senado celebró el Gobierno?
Romano: Argentina necesita perder el interés en el dólar y enfocarse verdaderamente en la productividad, tanto el sector privado como en el sector público. La inversión es una variable determinante para que se pueda potenciar la productividad en una economía. Sin está variable, que se encuentra en niveles de la década del cincuenta y muy rezagada con respecto a otros países emergentes, es difícil pensar que nuestra economía pueda duplicar el PBI en los próximos 15 años. Respecto al RIGI, si bien se dieron algunas concesiones en la seducción para el ingreso de divisas, es un régimen que tiene como prioridad reactivar la economía y ya con el dato confirmado del PIB que la inversión cayó fuerte, resulta imperioso un régimen que las incentive. Sería deseable que haya un RIGI para todo el entramado económico (beneficia a aquel que venga a invertir pero nada para quien ya tiene millones de dólares enterrados en el país), es decir, que se comience a discutir la matriz impositiva a lo largo y ancho del país, aunque es un buen arranque. Por ende, es condición necesaria avanzar y profundizar en este tipo de regímenes, como el RIGI, para darle estabilidad, credibilidad y condiciones más favorables al sector privado para que decida finalmente invertir.
— ¿Creen que Milei ya descartó la dolarización como analizan, entre otros, el FMI?
— Ocampo: No he participado en las conversaciones con el FMI ni tampoco conozco en detalle cuales son los planes del gobierno por lo cual es imposible opinar. Si nos parece importante remarcar que, en base a las declaraciones del Presidente, la promesa de campaña de dolarizar sigue absolutamente vigente en el programa de largo plazo del gobierno.
— Romano: Creo que el Presidente sigue con la firme convicción que la dolarización es la mejor cura para el populismo, y además, entiende que la política monetaria no se escribe en poco tiempo sino que requiere de décadas de políticas consistentes. En esta línea, la posibilidad de la vuelta del populismo en la Argentina seguirá vigente y únicamente una dolarización puede ser un freno de mano para los desbordes monetarios que hemos enfrentado en los últimos tiempos.
— ¿Cómo evalúan la gestión de Luis Caputo al frente del ministerio de Economía? ¿Está llevando adelante un plan anti-dolarización?
— Ocampo: El presidente le encomendó al ministro Caputo reducir el déficit y la inflación. Ha logrado ambos objetivos. Queda claro sin embargo que a partir de ahora comienza otra etapa y que en esta etapa la Argentina debe definir bajo cuál régimen monetario va a funcionar la economía en el futuro. Esta transición es difícil y necesaria pero inevitable. Desconocemos cuales son los planes del presidente Milei al respecto, pero además de ser un muy buen economista, tiene en su equipo a asesores económicos con muy buena formación y experiencia. Por lo tanto está en condiciones de tomar la decisión correcta.
— Se habla mucho de la segunda parte del plan, qué podría incluir nuevos funcionarios y cambios en la estrategia económica. ¿Qué debería incluir una eventual segunda etapa?
— Ocampo: Un cambio de régimen debe ser creíble. Es decir, debe convencer a la ciudadanía y a los agentes económicos que no va a poder ser revertido fácilmente si vuelve a gobernar el populismo. Credibilidad implica justamente esto: que la probabilidad de reversión del nuevo régimen es cercana a cero. En gran medida estamos donde estamos por el cambio permanente de las reglas de juego y del régimen fiscal y monetario que impera en el país, lo cual hace imposible para el sector privado evaluar la conveniencia de invertir en la Argentina. La flexibilidad monetaria y cambiaria, que para otros países ha funcionado, no nos ha dado buenos resultados. En vez de amortiguar shocks externos los ha profundizado y contribuido a la inflación y la inestabilidad macroeconómica.
— Romano: La segunda etapa debe consolidar una política monetaria sustentable en el tiempo, capaz de evitar qué cualquier shock interno o externo desbarajuste al resto de las variables económicas. Además, lograr la dolarización en esta nueva etapa sería otro punto a favor en la confianza depositada por la ciudadanía en las promesas del presidente Milei. Acompañado de este nuevo régimen monetario, debe venir indefectiblemente una reforma tributaria muy profunda que contemple modificar los errores groseros que tiene hoy el régimen tributario vigente. La reforma debe venir acompañada con bajas de impuestos.
“El bimonetarismo legalizado sería un error costoso para nuestro país, y la dolarización puede resultar ser un ancla potente para estabilizar definitivamente nuestra macro” (Romano)
— ¿Cuál creen que sería la mejor estrategia para dolarizar y qué cuestiones tendría que darse para hacerlo?
— Ocampo: La dolarización requiere voluntad política y se puede implementar de muchas maneras diferentes. En Panamá existe desde hace 120 años y es distinta a la que implementó Ecuador en 2000 y, ésta a su vez, es distinta de la que se implementó en El Salvador en 2001. No hay una receta única. La dolarización debe adaptarse a las circunstancias políticas, económicas, jurídicas y financieras de cada país en un momento dado. El punto esencial sin embargo es que el dólar debe tener curso legal, lo cual no necesariamente implica eliminar la moneda nacional. No hay ninguna restricción en el plano jurídico o financiero que le impida a la Argentina dolarizar su economía. Máxime cuando los argentinos están rebosantes de dólares. Los pesos que imprime el BCRA constituyen una porción ínfima del dinero que circula en la economía. No más de 15% del M3 en pesos y este a su vez es 25% de los dólares que se estima circulan en la economía argentina.
— Romano: Rescatar el circulante en pesos es el siguiente paso luego de legalizar al dólar para avanzar realmente con una dolarización oficial de la economía (la dolarización espontánea es un hecho). Esto es importante remarcar porque las competencias de monedas con un dólar con curso legal queda a medio camino la dolarización oficial de la economía. Este camino intermedio en el cual sobrevive el peso con un banco central dependiente del poder político puede resultar muy peligroso si el gobierno no resulta reelegido en 2027.
— ¿Es posible salir este año del cepo, cómo?
— Ocampo: Sí es posible.
— Romano: El equilibrio fiscal es una condición necesaria debido a la extrema debilidad de la moneda doméstica. Sin embargo, la pregunta no debería ser cuándo y cómo salir de los controles de capitales que aquejan a la Argentina desde el 2001 (sacando un pequeño periodo de Macri), sino cuál va a ser la receta que definitivamente dote de credibilidad si se va a un régimen distinto al de dolarización. Hemos visto que la flotación cambiaria, los tipos de cambios fijos y las “intervenciones sucias” han sido un fracaso rotundo para nuestro país a lo largo de las últimas décadas.
“La adicción al populismo le ha costado muy cara a la Argentina y ha empujado al país a una situación subóptima” (Ocampo)
— ¿Emilio, cómo evalúa el proceso que se dio el año pasado con su nombramiento, por parte de Milei, en la campaña, como presidente del Banco Central, algo que finalmente no sucedió?
— Ocampo: No tengo comentarios al respecto.
— ¿Habló con Milei en estos 6 meses?
— Ocampo: No he hablado ni con el presidente Milei ni con ningún funcionario de su gobierno desde el 27 de noviembre de 2023.
— ¿Una reflexión final?
— Ocampo: Si no terminamos de manera definitiva con la inflación estamos condenados a seguir por el camino de la decadencia. Y para hacerlo necesitamos un régimen monetario que le impida al sistema político actuar de manera irresponsable. No solo este año y el que viene, o mientras dure este Gobierno, sino especialmente para quien gobierne a partir de 2027. Dado el grado de anomia institucional imperante, otro legado funesto del populismo al que la sociedad argentina es adicta, es muy difícil visualizar otro esquema para eliminar definitivamente la inflación que una dolarización bien diseñada. La evidencia de Ecuador es contundente. Tuvieron diez años de populismo con Correa que avanzó sobre el Congreso y el Poder Judicial pero que a pesar de sus intentos nunca pudo imprimir moneda para financiar sus cuantiosos déficits. En Ecuador la dolarización rompió el vínculo entre déficit e inflación. A los ecuatorianos les fue mejor con un populismo limitado por la dolarización que a los argentinos bajo un populismo monetariamente empoderado.
— Romano: El libro, como menciona muy bien Alec Oxenford en el prólogo, es un llamado a repensar el sistema económico y político del país. Nuestro objetivo fue el de contribuir a vislumbrar cómo funcionaría una economía dolarizada y de qué manera sería distinta a la que conocemos hoy.