La nueva suba de los dólares financieros, que ya acumulan un incremento cercano al 10% en lo que va de junio, despertó todo tipo de especulaciones entre los inversores sobre cómo sigue la política monetaria y cambiaria del Gobierno. Pero mientras el ministro de Economía sostuvo que no hay modificaciones previstas, en el mercado piensan que sí podrían tomarse medidas.
Una de las más controversiales es la posibilidad de apurar el ajuste del dólar oficial. A fines de la semana pasada, Luis Caputo salió a desmentir cualquier posibilidad de devaluación y confirmó que el “crawling peg” seguirá a una tasa del 2%.
Claro que el aumento de la brecha cambiaria hasta el 50% de las últimas horas despierta más incertidumbre sobre la posibilidad de mantener por mucho tiempo un tipo de cambio que sigue por encima de los $ 1.000. Todos los dólares financieros cerraron ayer por encima de los $ 1.300 y el libre terminó en el máximo del día, a $ 1.365.
En el reporte diario de Delphos Investment a clientes, se sugiere una suerte de plan alternativo que podría implementar Caputo una vez que reduzca el impuesto PAIS, desde el 17,5% actual al 7,5%. El ministro aseguró que esta decisión la tomaría una vez que quede sancionada la ley Bases, que se trata en Diputados el jueves. Por eso, se estima que para mediados de julio o agosto avanzarán con esa disminución.
La brecha cambiaria ya supera el 50% y aumentan las distorsiones, que puede perjudicar el objetivo de acumulación de reservas del BCRA. Por eso, un informe de Delphos Investment consideró que la reducción del impuesto PAIS seria un paso clave para acelerar el ajuste del dólar oficial, sin peligro de un traspaso a precios
“Entendemos que la prometida reducción de 10 puntos del impuesto PAIS abre la puerta a cambios mayores. En la práctica permitiría mover 10% el tipo de cambio oficial sin que se produzcan grandes cambios en los precios internos de productos importados o con componentes importados”, indicaron en Delphos.
En otras palabras, se presentaría la oportunidad de llevar adelante una devaluación controlada y acotada, que posiblemente no tendría impacto alguno en precios. Esto se debe a que el aumento del tipo de cambio oficial quedaría contrapesado por la baja de un impuesto que se aplica a las importaciones.
Pero no terminaría allí el movimiento. Con un tipo de cambio más alto, que se iría a cerca de $ 1.100, ya no tendría ningún sentido mantener el “dólar blend”. De esta forma, el Banco Central recuperaría más de USD 1.200 millones mensuales que hoy tienen como destino el mercado bursátil y tendría mayor comodidad para acumular reservas. Además, la eliminación de la fórmula “80%/20%” para liquidar exportaciones es algo que pide el FMI, tal como figura en el último Staff Report.
La expectativa, por lo tanto, es que en las próximas semanas se asista al inicio de la “segunda fase” del plan de emergencia implementado por el gobierno. La inminente sanción de la ley Bases y del paquete fiscal, que ayudaría a consolidar las cuentas públicas, serían fundamentales para iniciar este camino, cuyo final debería ser el levantamiento de las restricciones cambiarias.
En el medio aparecen las negociaciones con el FMI para llegar a un nuevo acuerdo. Pero por ahora esas conversaciones ni siquiera arrancaron y hay peligro que se dilaten significativamente en el tiempo. En ese escenario, se diluye la posibilidad de contar con fondos frescos que aporte el organismo para consolidar el nivel de reservas y tener mayor cobertura para una eventual flotación cambiaria, que por ahora no tiene fecha.
Por otra parte, el aumento de la brecha cambiaria también presiona al Gobierno a efectuar cambios, ya que existe un peligro cierto que aumenten las expectativas de devaluación. En la medida que los dólares financieros se sigan alejando del oficial, los exportadores se mostrarán más reacios a liquidar, a la espera de una mejora del tipo de cambio. Y al mismo tiempo habrá más incentivo para importar, presionando sobre las reservas todavía escasas del BCRA.