No sólo el aumento de las tarifas, también el salto del dólar financiero de fines de mayo y en los últimos días contribuye a quebrar la tendencia hacia la baja de la inflación, cuyo índice se prevé para este mes entre 1 y 1,5 puntos por encima del 4,2% del mes pasado. Sin embargo, a diferencia del ajuste en precio de los servicios públicos, que tiene un impacto directo en la medición, la incidencia de la suba del billete se intuye ahora quedará amortiguada por el contexto recesivo y, en el peor de los casos, se trasladará en aquellos rubros en los que exista algo de espacio para incrementar precios sin afectar las ventas.
No es ése el escenario más común y, definitivamente, no lo es para los productos de consumo masivo. De hecho, las últimas mediciones semanales privadas de inflación arrojaron para la categoría alimentos que en la tercera semana del mes no hubo suba de precios. En las semanas previas, en tanto, los relevamientos dan cuenta en promedio de un avance menor a 1,5% acumulado. Coinciden, aunque en matices entre las distintas cifras pero todas dentro del mismo rango, desde Econviews, Econométrica o LCG Consultores hasta EcoGo, de Marina dal Poggetto, o PxQ, de Emanuel Álvarez Agis. Es decir que, hasta el viernes pasado, la suba del dólar no había impactado en la categoría más sensible a esa variación y también la de mayor incidencia en el índice de precios al consumidor. Difícilmente eso ocurra, advierten desde las grandes empresas fabricantes de esos productos, en las próximas semanas.
La inestabilidad e incluso las expectativas devaluatorias que podría despertar el movimiento del dólar libre no tendrán, a fuerza de recesión, correlato en las góndolas
“La realidad es que miramos de reojo el dólar financiero y, obviamente, estamos atentos a la brecha pero en el sector nos movemos con el oficial. No necesariamente nuestros proveedores pero lo cierto es que hoy no hay chance de subir precios, todo el foco está puesto en recuperar volumen. Incluso a costa de rentabilidad 0″, aseguraron en una de las principales compañías que produce alimentos. Al menos por ahora, la inestabilidad e incluso las expectativas devaluatorias que podría despertar el movimiento del dólar libre no tendrán, a fuerza de recesión, correlato en las góndolas.
“Una devaluación del oficial en este contexto sería un golpe mortal. Recién estamos viendo un freno en la caída de ventas en las categorías esenciales, sería dramático caer aún más”, aseguró el ejecutivo.
Desde una perspectiva más macro, en el departamento de economía de uno de los principales bancos del país explicaron que como en diciembre el Banco Central segmentó el mercado de cambios y las importaciones de bienes “esenciales” (alimentos, medicamentos y energía) se pueden pagar con dólares oficiales al momento de entrada al país mientras que el resto de los sectores quedaron afectados a un esquema de cuotas, el impacto de la suba del dólar puede resultar desigual.
Esto porque para los pagos de las importaciones de bienes “no esenciales” (productos electrónicos, bebidas alcohólicas, etc), los importadores optaron, en un escenario de cierta calma y baja brecha vigente hasta mediados de mayo, por cancelar sus compras con dólares propios, adquiridos en el mercado paralelo, antes que esperar a las cuotas. “Por este motivo, los movimientos del tipo de cambio paralelo están teniendo un impacto moderado en el nivel de precios, concentrándose en los rubros menos esenciales”, se explicó.
Con todo, son esos mismos rubros los que sufren la mayor caída de ventas y detentan, además, la mayor dificultad para recuperarse. De ahí que las consultoras que a principios de mes pronosticaban una inflación de 6% para junio, comenzaron a revisar sus pronósticos a pesar de las tarifas y de la volatilidad financiera. Para PxQ, el IPC de este mes rondará 5% mientras que para C&T, el índice se ubicará por debajo de esa cifra, con lo cual quedaría muy cerca del nivel de inflación de mayo.
También la consultora Analytica, la tercera semana del mes anotó una inflación mínima de apenas 0,1% en la categoría alimentos y bebidas aunque en el acumulado de las 3 semanas, su medición dio algo más elevada que el resto, en 1,9% según informó ayer.
La diferencia con el resto de las consultoras probablemente pueda explicarse en que Analytica tampoco captó subas de precios notorias en la última semana del mes pasado, cuando registró apenas 0,3% pero sí lo hizo a la semana siguiente, con una suba de 1,3%, mientras que el resto detectó los movimientos de manera inversa, con lo cual se trata de una diferencia de metodología respecto a la captura de los datos.
“A partir de nuestro relevamiento semanal, registramos en las primeras tres semanas de junio una variación acumulada punta a punta del 1,9% en el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas, y el promedio de las últimas cuatro semanas es de 3,4%.”, informó la consultora y agregó que “en la tercera semana de junio la variación fue del 0,1%. Las categorías con mayor aumento son las de aceites, grasas y mantecas (+4,9%) y los lácteos (+1,8%). Los pescados y mariscos (-5,2%) y otros alimentos (-2,3%) tuvieron variaciones negativas”.