El optimismo que despertó hace apenas 10 días la aprobación de la Ley Bases y el Paquete Fiscal en el Senado estuvo lejos de ser suficiente para aventar el principal temor sobre la economía argentina: la falta de dólares y la dificultad, ante ese escenario, de eliminar el cepo cambiario en lo inmediato.
A diferencia de lo que ocurría a principios de año, cuando prácticamente ninguna de las enormes dificultades que enfrentaba el equipo económico hacía mella en el ferviente entusiasmo de los inversores que miraban con más atención la acelerada recomposición de reservas, los apenas USD 25 millones que lleva acumulados el Banco Central en junio, en plena temporada alta de ingreso de divisas por la liquidación de la cosecha, desató el proceso inverso. La corrección de la meta de acumulación de reservas con el FMI, que pasó de USD 10.000 millones a USD 7.000 millones se tomó como una señal de que la salida del cepo está cada vez más lejos.
Con esa dificultad en primer plano que empezó a adquirir importancia la larga lista de debilidades del plan económico en marcha que dan vida a los renovados temores de los inversores, que se materializaron en la última semana en una nueva suba del riesgo país y fuertes caídas de las acciones argentinas que cotizan en Wall Street.
Empezó a adquirir importancia la larga lista de debilidades del plan económico en marcha que dan vida a los renovados temores de los inversores
Ni siquiera los buenos números fiscales de mayo, con superávit financiero récord y continuidad que no se registraba desde 2008, pudieron revertir la tendencia. Es que existe, sobre ese punto, el temor de que el Gobierno no pueda sostener a partir del próximo año el ajuste que se basó hasta ahora en medidas transitorias y sobre el que no se logró construir un amplio consenso. Eso es, por caso, lo que mencionó durante la semana el informe del banco de inversión Barclays para sus clientes, a los que les recomendó mantener baja exposición en activos argentinos.
Recomendaciones del FMI
El punto es central, también, para el Fondo Monetario y, particularmente, los tenedores de bonos, cuyos precios parecen haber encontrado un claro techo en los máximos de fines de abril y principios de mayo. Sin consolidación del ajuste fiscal, no habrá una reducción del riesgo país, lo que imposibilitará el acceso a los mercados para refinanciar deudas y pagar, además, al FMI a partir de 2026.
“El FMI menciona la necesidad de recuperar el acceso a los mercados de deuda para finales de 2025, antes de próximas obligaciones (con el organismo). Creemos que la Argentina buscará posponer las obligaciones de 2025 mediante operaciones de gestión de pasivos”, advirtió durante la semana el HSBC. Igual que con el levantamiento del cepo, las expectativas de una reducción drástica del riesgo país hacia fin de año que permita a la Argentina volver al mercado parece postergarse.
El banco también destacó que “para fin de julio está prevista una hoja de ruta para la liberalización del tipo de cambio, en la que la flexibilización de los controles de capital comenzará por los más distorsivos”, léase impuesto PAIS.
Es que el precio del dólar vuelve a quedar en el centro de la escena y no son pocos en el mercado quienes sugieren que tal vez hubiera sido preferible una baja de la inflación menos agresiva, pero con un ritmo más lento de apreciación cambiaria que permitiera seguir acumulando reservas, mantener a raya la brecha cambiaria que volvió a ampliarse en las últimas semanas y tener a cambio un claro sendero de levantamiento del cepo en el segundo semestre.
Es un contra fáctico: en el Gobierno están convencidos que gran parte del alto nivel de apoyo que todavía retiene el presidente Javier Milei se basa en gran medida en que hay signos claros, al menos hasta el mes pasado, de inflación en baja.
No son pocos en el mercado quienes sugieren que tal vez hubiera sido preferible una baja de la inflación menos agresiva, pero con un ritmo más lento de apreciación cambiaria
Desde esa perspectiva, el ancla cambiaria sigue siendo innegociable para el Gobierno y así lo ratificó una vez más el ministro de Economía, Luis Caputo, el viernes cuando afirmó que “el crawl de 2% mensual se mantiene” y que “no habrá ninguna devaluación”.
Pero los operadores están inquietos. “Es probable que la Argentina necesite un tipo de cambio real bastante más alto que el que Caputo y Milei creen, porque el país que ellos tienen en mente no es el país que efectivamente tenemos hoy. Creo que empieza a percibirse esa distorsión”, opinó el economista jefe de Research de Aurum Valores, Pabo Repetto.
Con esa lente, si el plan es no devaluar, lo que le queda al Gobierno es acelerar el proceso hacia el país y la economía que tienen en mente. Eso es, precisamente, lo que se espera empiece a ocurrir esta semana si, tal como está previsto, se aprueban definitivamente las dos leyes que el Gobierno envió al Congreso: Bases y Paquete Fiscal.
El propio ministro Caputo anunció que se aplicaría, a partir de ese momento, una fuerte reducción del Impuesto País, lo que se traduciría en una mejora cambiaria (si efectivamente no media una devaluación) para los importadores.
La medida contribuiría a sostener el proceso de desinflación, sobre el que también hay dudas a partir de este mes, y podría contribuir a contrarrestar la fuerte recesión de la economía. Su impacto en las reservas del Central, sin embargo, es más incierto.