Más allá de la coyuntura, marcada por la necesidad del Gobierno de conseguir apoyo político para sus iniciativas en el Congreso mientras empieza a transitar una nueva etapa en su programa económico, el Poder Ejecutivo empezó a plantear, en el horizonte, algún plan para el mediano plazo, que quedaron explicitados en las últimas negociaciones con el Fondo Monetario.
Es una hoja de ruta que incluye reformas, que avizora cuál será el impacto inicial del primer año de mandato en variables económicas sensibles y que abre la puerta a imaginar cómo podría ser la economía del 2025. Todo eso en el marco de conversaciones que versarán, en lo sucesivo, en qué forma tendrá un eventual nuevo acuerdo entre la Argentina y el FMI.
El staff report, que durante semanas el equipo de técnicos del organismo elaboró luego de intercambios con el equipo de funcionarios del Ministerio de Economía y el Banco Central, explicitó un fuerte apoyo del directorio al plan económico del gobierno de Javier Milei, destacó el margen con el que sobre cumplió las metas fiscales y de acumulación de reservas, junto con la velocidad a la que logró desacelerar el ritmo de inflación.
También hizo observaciones a la “calidad” del ajuste fiscal, al que recomienda que el Gobierno le agregue una pata de incremento en la recaudación para que deje de estar sostenido en recortes presupuestarios que pudieran hacer menos viable y políticamente -y socialmente- más difícil. Por otro lado, pidió cambios en la política monetaria y cambiaria, con un ojo especialmente en el esquema de dólar exportador 80-20 y el cepo al dólar.
Pero más allá de las visiones más coyunturales, hubo también espacio para escudriñar cómo podrían ser los próximos meses para el Gobierno y para su política económica. Dos hitos en la hoja de ruta de acá a fin de año asoman como los más relevantes en opinión del FMI, compartida por el Poder Ejecutivo.
El primero es el Presupuesto 2025, que el Ministerio de Economía ya comenzó a trabajar, en agosto enviará un anticipo al Congreso y que presentará de manera oficial a mediados de septiembre para su tratamiento. “Para mantener el equilibrio fiscal general más allá de 2024, como se pretende (alrededor del 2,5% del superávit primario del PBI), será necesario reformar los sistemas tributario, de pensiones y de reparto de ingresos”, anticipó el Fondo Monetario.
“El Gobierno presentará al Congreso un proyecto de Presupuesto para 2025 coherente con el equilibrio fiscal general, con un desglose de las políticas que sustentan el proyecto de presupuesto (donde se necesitarán más medidas estructurales) junto con una declaración integral de riesgos fiscales para reforzar la credibilidad”, adelantó el organismo.
El FMI pidió cambios en la política monetaria y cambiaria, con un ojo especialmente en el esquema de dólar exportador 80-20 y el cepo al dólar
El Presupuesto 2025 tendría, según el Fondo Monetario, algunos números esperables. Entre ellos, que la economía debería recuperarse 5%, una mejora del consumo de 3,6%, de 12% en la inversión, de 4,5% en las exportaciones, de 4,9% en las importaciones, inflación de 45% tras una tasa esperada de 140% para fines de 2024. Son las proyecciones que comparten el organismo y el Gobierno por el momento, pero que podrían cambiar de acá a septiembre cuando se cierran las estimaciones finales.
Todo esto se daría, en todo caso, como recuperación o rebote de números muy críticos de este año. El resultado esperado por el Fondo Monetario de la aplicación del programa económico de Milei en su primer año de mandato es fuertemente recesivo: 3,5% de caída general de la economía (6% al quitar de la cuenta al agro que va a tener una recuperación muy marcada por la comparación con el año previo de sequía), 11,3% de desplome de consumo, 21,8% de derrumbe de la inversión, y aumento del desempleo hasta 8,2% de la oferta laboral, desde el 6,1% con el que cerró el año anterior.
Un mes más tarde de la presentación del Presupuesto 2025, la hoja de ruta muestra que habría también un proyecto (o borrador) de reforma tributaria más amplia que la aplicación de los cambios impositivos incluidos en el paquete fiscal que acompaña a la Ley Bases.
Cambios tributarios
“También se está desarrollando una reforma tributaria integral y neutral desde el punto de vista de los ingresos, en consulta con las partes interesadas y los socios para el desarrollo, destinada a mejorar la eficiencia, la equidad y la simplicidad del sistema tributario, al tiempo que se eliminan gradualmente los impuestos distorsionantes, en particular el impuesto PAIS (que expirará a finales de 2024)”, marcó la cancha el FMI.
El equipo económico también dio su parecer sobre a qué apuntaría con esa reforma impositiva más integral. “Estos esfuerzos se complementarán con reformas en el lado del gasto, incluso para mejorar la sostenibilidad del sistema de pensiones, fortalecer los marcos fiscales y la eficiencia y los incentivos del actual sistema de transferencias intergubernamentales. A finales de 2024 se desarrollará una hoja de ruta para implementar estas reformas adicionales”, planteó.
La agenda de reformas es tan relevante para el FMI que esa palabra aparece más de 100 veces mencionada a lo largo del extenso documento publicado el lunes pasado.
“Las profundas reformas estructurales establecidas por el gobierno apuntan a una economía orientada al mercado. Están diseñados para impulsar la inversión a largo plazo y la creación de empleo y no solo expandirán la capacidad productiva de Argentina y mejorarán la resiliencia externa, sino que también contribuirán a la seguridad energética global y los objetivos climáticos. Esto desbloqueará de manera duradera el notable potencial de Argentina en energía, minería, tecnología, agricultura y otros sectores estratégicos y orientados a la exportación”, resumió en una carta enviada la semana pasada al directorio el representante argentino ante el FMI, Leonardo Madcur.
Las profundas reformas estructurales establecidas por el gobierno apuntan a una economía orientada al mercado. Están diseñados para impulsar la inversión a largo plazo y la creación de empleo (Madcur)
Entre los elogios que el staff repartió al Gobierno, también hubo observaciones sobre los riesgos latentes que puede tener el programa en marcha. El organismo eligió mencionar que “las condiciones externas podrían volverse menos favorables” pero que en el frente interno “la recesión actual podría prolongarse, alimentando tensiones sociales”.
También cree que la dificultad que atravesó el oficialismo en el Congreso son otro elemento que pone en duda las chances de despliegue concreto del programa con el Fondo.
“Mayores retrasos en la obtención de la aprobación del Congreso de los paquetes fiscal y estructural también podrían obstaculizar los esfuerzos de estabilización y requerirían que se tomen fuertes medidas compensatorias bajo el control del Ejecutivo, según sea necesario, para asegurar todos los objetivos del programa. También deben continuar los esfuerzos para garantizar una distribución adecuada de la carga y generar consenso sobre la reforma, dado el frágil panorama social y político”, advirtieron desde Washington.
“Los desequilibrios macroeconómicos y los obstáculos al crecimiento siguen siendo considerables y aún queda por delante un largo y difícil proceso de ajuste, en el que las políticas deben evolucionar para aprovechar los logros anteriores y respaldar un repunte de la actividad. También se están realizando esfuerzos para generar apoyo político y social a las reformas, así como para aumentar la asistencia social para proteger a los más vulnerables y garantizar que la carga del ajuste no recaiga desproporcionadamente sobre las familias trabajadoras”, concluyó el FMI en ese apartado.