La muerte de Gregorio Pérez Companc sigue despertando reacciones de congoja pero también de respeto e incluso admiración por la figura del empresario y benefactor social, artífice de firmas emblemáticas como Molinos Río de la Plata, que cotiza en Bolsa desde 1935, lo que también le ganó “Goyo”, como lo conocían sus familiares y personas más cercanas, un lugar como uno de los precursores del mercado bursátil”.
Entre las reacciones que siguieron a la información sobre su fallecimiento, Mario Luis Markovitz, lector de Infobae, recordó que los Pérez Companc habían adquirido Molinos a los Bunge y Born, que la habían fundado en la primera década del siglo XX.
“He nacido a principios de los ‘60, me crié en un almacén de ramos generales y recuerdo las variedades de productos: harinas en grandes bolsas para venderlas sueltas por kilo, aceite El Cocinero (envasado en un gran botellón y su etiqueta de fondo verde con la ilustración de un simpático cocinero calzado con su típico gorro; y el aceite que venía dentro de un gran tambor y se vendía por litro), la harina leudante Blancaflor y su característico dibujo de una cocinera con moños (hace poco, inentendiblemente prohibida), Mayonesa Ri-Ka (su envase era casi triangular), Vitina, etc, etc” escribió Markovitz desde Córdoba.
Fue apenas una de las muchísimas reacciones que permitieron constatar el cariño no solo por la actividad empresaria sino también por las características personales, la sencillez y la calidez humana de Gregorio Pérez Companc, que inicialmente fue despedido por personalidades públicas como el ex senador Federico Pinedo, el ex ministro de Transporte Guillermo Dietrich y el diputado nacional por La Libertad Avanza Bertie Benegas Lynch.
Desde el llano
Los recuerdos continuaron en las redes sociales por parte de personas que tuvieron trato circunstancial con “Goyo” y lo recordaron con gran emotividad. Un caso destacado, por su relato, fue el del Ingeniero Industrial Pedro Mihovilce, quien en un par de hilos en la red social X describió la inmensa calidad humana de Pérez Companc.
Mihovilce, graduado de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, en la provincia de Tucumán, relató que conoció a Goyo en Puesto Hernández, en la localidad neuquina de Rincón de los Sauces, mientras terminaba de instalar un equipo de telemedición. “Se me acerca un Sr. mayor me saluda amablemente y me pregunta como iba el trabajo: “estoy calibrando ahora no puedo conversar, cuando termine le explico todo”, le respondió.
Terminada la tarea, el Ingeniero se acercó a Pérez Companc, sin saber quién era, y Goyo lo invitó a pasar a su oficina, “aquí hace frío y mie cuenta mientras tomamos café”.
“Encaró para la base y me llamaba la atención que todos los saludaban con un ¡hola Goyo! Por como estaba vestido, juro que pensé que era un cuidador o sereno muy querido, pero la sorpresa llegó cuando se encaminó a la sala de reuniones de la Empresa y me dice pase tome asiento. Mi imaginación me hizo pensar que nos rajaban en cualquier momento al tipo y a mí. Pero no fué así nos sirvieron café, le expliqué para que servían los equipos, bromeamos sobre el dueño, nos reímos y de repente de dice ¿cómo le pagan? y le cuento que eran lerdos por el sistema administrativo. Levanta un teléfono y lo llama al Gerente de la base y le dice: ‘Ingeniero, al amigo cuando termina el trabajo, nada de presentar la factura y 30 días. Se le paga al contado ó cheque al día, es un excelente proveedor ¿me lo cuida sí?’ "
Mihovilce recuerda que a esa altura ya “no entendía nada, hasta que me dice que el admiraba a los que trabajan en lo técnico”.
“Yo creía que era una broma -rememora el Ingeniero, quien entonces estaba haciendo el primer trabajo para la empresa) hasta que sacó su tarjeta personal y me dice cualquier problema lo habla conmigo, un genio! era el Sr. Gregorio Pérez Companc QEPD.”
Al final de su recuerdo, Mihovilce cuenta : “Pasaron los años y cada vez que me reunía con “Goyo” se reía y me decía ‘Che, croata ¿te acordás cuando me sacaste rajando en Puesto Hernandez? jajaja! Este es el Gregorio “capo di tutti i capi” que yo conocí”.
Apostó siempre por la Argentina
También Eduardo Gigante, ingeniero y experto en Oil & Gas y en energías renovables y litio, entre otras cosas, lo recordó con admiración. “De toda la gente que conozco del sector Oil & Gas, que trabaja o trabajó en el grupo Pérez Companc, todos, absolutamente todos, me hablaban muy bien del grupo, y aquellos que tuvieron alguna vez contacto con Goyo, destacaban su humildad, bondad y buen trato con sus empleados. Es de destacar que su grupo apostó y apuesta siempre por el país, y además un punto importante es que no se fue a vivir a Uruguay y tributó siempre acá”, escribió Gigante.
Otro usuario de X, que se presenta como NeuroBlues, escribió: “Falleció Goyo Pérez Companc, persona a quien no conocí personalmente pero que influyó positivamente en mi vida y, me consta, en la de miles y miles de personas. Escribo estas líneas sentado en una silla del Hospital (se refiere al Austral)que seguramente fue comprada gracias a una donación suya hace 25 años. Pérez Companc donó parte de su fortuna para levantar desinteresadamente uno de los mejores centros académicos de salud del país que funciona hasta nuestros días. Un número incontable de tratamientos, cirugías, trasplantes, investigaciones y profesionales formados en Argentina fueron posibles por la generosidad de este empresario benefactor. Sí, se puede ser millonario y buena gente. Que Dios valore su corazón sencillo y lo reciba en su Paz Eterna”.
A su vez, el hilo de Mihovilce generó reacciones y evocaciones de circunstancias de algún modo comparables a cómo el ingeniero había conocido y tratado a Pérez Companc.
Alvaro Ulloa señaló desde Salta: Temaikén, otra iniciativa desinteresada, educativas, recreativa y filantrópica de Pérez Companc, “es un regalo de Perez Companc a millones de Argentinos
Un tal “Adriano” que trabajó en ese parque de la naturaleza, contó: “Recuerdo las mañanas que aparecía la señora y se ponían a rezar en la Virgen dónde estan los flamencos La verdad yo me escondia pues.. not into catolicismo. Pero era muy divertido laburar ahí. Estuve un tiempo en fotografía y después hice algunas prácticas”. A lo que “Hugo” agregó: “Yo tambien trabajé en Temaiken, allá por el 2003 y es tal cual decís: el tipo caía con una custodia que metia miedo, pero te saludaba, te daba la mano y hasta podias tener una pequeña charla, la Sra y los hijos tambien. Quitando el recelo en la seguridad eran personas sencillas”. Y Vanina Salgado, que trabajó como guía en el mismo lugar acotó: “Me tocó guiar en la inauguración del sector de mariposa a él y sus invitados, tuve que quedarme hasta tarde. Se quedo a felicitarme, charlamos y le conté que vivia en Ballester. Cuando ficho, me avisan que me habia dejado pago un remis a casa”.
Un tal “Apo” acotó que a personajes así “no es el dinero el que los mueve, es el hacer. Gran historia, también hablaban muy bien de su esposa. En USA te hacen películas acá lo defenestramos. Los ejemplos y los incentivos está descalibrados siguiendo su anécdota. Y Pablo Terpolilli respondió al hilo del ingeniero Mihovelci agradeciendo por compartir la experiencia y agregó: “Era el mejor empresario argentino por muy muy lejos. Gran persona, humanista ejemplar”
Otra usuaria de X contó de un amigo que trabajó en la Estancia Santa Ana, en Santa Cruz y “siempre contaba que las ovejas que quedaban atrapadas en las nevadas por orden del Sr. Perez Companc se rescataban en helicóptero. Así sea una o 56″.
“Cecilia” relató su experiencia como empleada de una de las estaciones de servicio de Pecom. “Un día apareció a cargar nafta ..obvio nadie lo conoció. Y nos evalúo a todos los que lo atendimos.. a la semana nos llegó un reloj de premio”. A ese recuerdo se sumó “Paula”, contando el suyo: “Mi papá un día lo vio en su Ferrari y quiso acercarse pero para ver el auto jajaj. Pérez Companc hizo q su custodia se corra, lo deje pasar, y lo hizo subir a su auto poniéndolo en marcha. Mi papá de la emoción se subió descalzo por respeto al Ferrari”
También Fernanda López Ayala tuvo un recuerdo indirecto de Goyo. “Mi hermana -recordó- trabajó con ellos, y siempre hablaba de eso. De hecho en una situación muy complicada de salud de mi hermano más chico, ellos aún sin tener trato directo con mi hermana, se contactaron y se pusieron a disposición”.
Un tal “Juan” acotó por su parte: “en Fleni Escobar, a las 7 de la mañana (Goyo Pérez Companc) estaba ahí con los de mantenimiento si hacia falta algo. Verlo mojar las medialunas en la cafeteria a esa hora era un deleite. que gran tipo. Ante tanta efusión de respeto y admiración, Silvina Orgeira comentó: “Qué impresionante que todo lo que tengan para decir de él los que lo trataron alguna vez sean cosas buenas. Me saco el sombrero”.
El mundo político
Ayer viernes, Pinedo había dicho: “Despido a uno de los grandes emprendedores, organizadores y constructores de cosas grandes en la Argentina. Un hombre de fe y compromiso con nuestro país: Gregorio Pérez Companc”. Mientras Dietrich lamentó el fallecimiento de quien calificó como “sin dudas, un empresario ejemplar, que deja una gran familia y como legado, su enorme compromiso en fomentar mejores líderes para nuestro país, con las instalaciones de primer mundo en la escuela de negocios del IAE”.
Por su parte, el diputado nacional Bertie Benegas Lynch recordó de Pérez Companc que “su Banco Río me dio mi primera oportunidad corporativa laboral como promotor contratado por PEREVENT, empresa de personal eventual del grupo”.
Benegas Lynch también se refirió a la calidez personal de Goyo con “un recuerdo que lo pinta: en mis comienzos, en un evento que tuvimos que viajar, atendía con un par mío un stand del banco en Expochacra. Al mediodía se acercó él y un hijo (no recuerdo si Luis o Jorge) y nos dijeron que vayamos a almorzar que ellos quedaban atendiendo el stand. Un gesto de simpleza y generosidad que, nuestro asombro dio para la risa y pensar que la escena daba literalmente para el slogan ‘atendido por sus propios dueños´, Mis oraciones para él, Munchi y toda la familia. QEPD”, indicó.
IAE y la Universidad Austral
El IAE Businnes School y la Universidad Austral, dos entidades educativas de las que el empresario fue mentor y mecenas, lo despidieron por medio de un comunicado.
“Con profundo dolor, desde el Consejo Superior de la Universidad Austral, compartimos la triste noticia del fallecimiento de Gregorio Perez Companc, principal benefactor de la nuestra institución. Su generosidad y compromiso nos ha dejado una huella imborrable. Destacamos su humildad, magnanimidad y espíritu de servicio. Además de la invalorable contribución que hizo para consolidar los proyectos de salud y educación de la Universidad Austral, ha sido una persona comprometida con la sociedad y con el desarrollo de las personas”, comienza el texto que se difundió.
“Acompañó el proyecto educativo de nuestra institución desde sus inicios. A mediados de la década de los 90, realizó una importante contribución económica para concretar el Campus Universitario de Pilar de la Universidad Austral. La donación incluyó, además, la construcción del IAE Business School y del Hospital Universitario Austral. Expresamos una profunda gratitud por el apoyo que Gregorio nos brindó a lo largo de los años, contribuyendo significativamente al desarrollo y crecimiento de nuestra institución. Rezamos por su eterno descanso y brindamos nuestras más sentidas condolencias a toda su familia”, agregaron.
Además, desde el IAE, compartieron los testimonios de algunas personas de la institución que lo conocieron:
“Fue una persona ejemplar en magnanimidad, generosidad, patriotismo y honradez, que vivía los valores cristianos aprendidos en su familia y para quien la lealtad era fundamental. Nos contactó en 1992, durante la gran expansión del grupo, para que desde el IAE los ayudáramos a que lograran que sus valores familiares guiaran a toda la organización. En 1996, animado por nuestra visión enfocada en desarrollar líderes con valores, decidió donar al IAE Business School para promover que hubiera más y mejores empresarios en Argentina y contribuir así al desarrollo del país. Su aporte ha sido clave para que más de 120 mil ejecutivos hayan podido formarse en nuestras aulas desde su creación”, destacó Fernando Fragueiro, exrector de la Universidad Austral, exdecano del IAE Business School y presidente del Parque Empresarial Austral.
Universidad Austral
José Luis Gómez López Egea, exrector y profesor emérito de la Universidad Austral aseguró que el empresario los empujó a tener una personalidad, una misión propia y concreta que surgiera de las necesidades de las personas y la sociedad. “Su contribución económica fue importante, pero su mayor aporte fue la visión magnánima de cambiar el país. Le dolía la Argentina, como a toda persona generosa que ve las posibilidades que tiene un país como éste y el poco provecho que se logra. Él quería ir mucho más allá, ir hacia las personas que pueden solucionar los problemas que hay en el país, como la pobreza y la corrupción. Era de esas personas que no reparaban en medios cuando veían un fin claro y necesario, una propuesta para mejorar la vida y la felicidad de la gente”, afirmó Lopez Egea.
“Tuve la fortuna de reunirme y conversar con él en varias oportunidades. Siempre fue muy exigente con la calidad del proyecto que quería emprender. En los comienzos del Hospital Universitario Austral, el equipo que estaba trabajando tenía algunos temores por la distancia que nos separaba de la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, él siempre nos remarcó que, si éramos buenos haciendo lo que debíamos hacer, la gente vendría a atenderse. Por otro lado, su nivel de preocupación por las personas llegaba a tal punto, que insistió mucho para que los pacientes pudieran ver siempre los jardines y los árboles, y para eso que todas las habitaciones tuvieran ventanas amplias para apreciar el paisaje. Además, siempre se preocupó por la sustentabilidad de la institución, pero sin dejar de lado la calidad del servicio que debíamos brindar. En el fondo, destaco su visión y su claridad respecto a lo que esperaba y a lo que nosotros debíamos hacer”, cerró Marcelo Pellizzari, director del Departamento de Calidad y Seguridad del Paciente del Hospital Universitario Austral.