“Me quedé corto con los pronósticos sombríos”, dice Sergio Massa a sus íntimos por estas horas.
El último ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández y rival del presidente Javier Milei en las presidenciales del año pasado cultiva el perfil bajo desde la derrota electoral. En privado, sin embargo, el tigrense está más que activo con reuniones y contactos políticos a diario con gobernadores y legisladores de su espacio, el Frente Renovador –parte aún de UxP. Además, está al frente de la nueva fundación Encuentro, desde donde se hacen informes periódicos sobre la coyuntura económica; trabaja como asesor financiero para proyectos regionales de fondos de inversión del exterior, como Greylock Capital Management; y prepara la publicación de su libro Querer un país, cuya presentación, algo demorada, la hará junto a Jorge Asís el mes próximo.
Por su trabajo en el mundo de la inversiones se convirtió en una voz requerida por algunas empresas y fondos. Ayer, por caso, dio ayer una charla ante unos 12 fondos extranjeros en la que expuso su visión sobre los primeros seis meses del Gobierno de Milei y, sobre todo, su perspectiva sobre qué podría pasar en los próximos meses con las variables macro en un contexto de extrema incertidumbre.
Entre los asistentes, según confiaron a Infobae fuentes cercanas a Massa, habrían estado, por ejemplo, representantes de Discovery, el fondo estadounidense que comanda Robert Citrone, un “viejo” conocedor del país que elogió meses atrás al ministro de Economía Luis “Toto” Caputo, a quien conoce desde hace más de 30 años, cuando Citrone trabajaba en los Fondos Fidelity y el argentino en JP Morgan, en Nueva York. Allí lo escucharon hablar de macroeconomía, del dólar, de la marcha de liquidación de divisas del campo, de la deuda de importadores y de que cree que pasará con la acumulación de reservas en la segunda mitad del año. También de política, claro: los inversores quieren saber qué pasará con la Ley Bases, tanto si se aprueba como si sufre algún traspié en el Congreso. Siempre según las mismas fuentes, los inversionistas estuvieron antes con altos representantes del Gobierno y con el senador Martín Lousteau, que se habría hecho un espacio en su abultada agenda legislativa de estas horas para exponer ante los inversores.
Massa también puso el foco en la lectura que hace el Gobierno sobre el atraso del dólar, en cómo eso impacta en la liquidación de exportaciones en mayo y, sobre todo, de por qué cree que ese contexto no cambiará en junio. Además, habló del impacto que podría tener la activación de los puts (seguros) del Banco Central, unos USD 20.000 millones, ante una eventual salida del cepo. “Es dudoso que aún con el Fondo poniendo USD 10.000 millones se pueda levantar el cepo… si los ponen”, se lo escuchó decir en referencia a los dichos de ayer de Caputo en el evento de la Fundación Libertad y Progreso y el CATO Institute.
Proyecciones
Más allá de ese encuentro con inversores, Massa cree que la sociedad le va a marcar el ritmo de los próximos meses al Gobierno y que, a esta altura, la paciencia de la gente no va más allá de los tres meses (cuando en diciembre era un año). Algo que se contrapone, en parte, con las tres preocupaciones centrales del Presidente por estas horas: las elecciones de 2025, sostener la macro y terminar de fagocitar al Pro.
Las proyecciones que miran en el Frente Renovador muestran que la aprobación de la gestión Milei se va consolidar por debajo de los 40 puntos. Y sus números macro son muy poco esperanzadores: las planillas muestran proyecciones con subas de la inflación en junio y julio, por los aumentos reprimidos en mayo, y el regreso del déficit fiscal este mes.
Con respecto al nuevo programa que Caputo dijo que negociará con el FMI, advierte que ve muy difícil que se apruebe en el Congreso. Otra luz roja en el tablero massista: la sequía que se espera para el próximo año, a la que considera similar a la que sufrió en su gestión ministerial.
Las proyecciones que miran en el Frente Renovador muestran que la aprobación de la gestión Milei se va consolidar por debajo de los 40 puntos
Frente a sus interlocutores le reconoce a Milei la determinación que está demostrando para encarar un contexto muy complicado, aunque asegura que no volvió a hablar con el Presidente y critica mucho la estrategia oficial de construir opinión pública atacando a la política.
“El Gobierno está demasiado tiempo concentrado en operar sobre la política y poco en la gestión”, dice Massa en las reuniones en su búnker partidario de Libertador, en el centro porteño. Allí rescata el rol que tomó el “pan peronismo” en este contexto, en medio de una lenta reconstrucción de la que participan a sus respectivos ritmos los principales dirigentes del espacio, incluida Cristina Kirchner.
“No estamos organizando el desorden. Este fracaso que va a vivir la Argentina lo tienen que pagar los que lo ejecutan. Nos oponemos, pero dejamos hacer. Tienen que mostrar resultados que nunca van a venir porque no entienden que el mercado interno es el principal motor de la economía local”, aseguró, palabras más, palabras menos, en un encuentro privado, días atrás. Y destacó el rol de una suerte de peronismo herbívoro, al menos hasta el momento, en contraposición al “peronismo carnívoro, de otras épocas”.
Con respecto al panorama político para el corto plazo, el ex ministro espera que la Ley Bases, si finalmente se trata, salga del Senado con muchas modificaciones; más de diez. Por caso, el rechazo de las facultades delegadas, cambios en Bienes Personales, un blanqueo coparticipable, una posible suba del impuesto al tabaco y un Régimen para Grandes Inversiones (RIGI) bastante más acotado, entre otras.