Atraso cambiario, cepo e impuesto PAIS: ¿se puede devaluar sin generar otro salto de la inflación?

El debate es recurrente pero ahora se incorpora una novedad: la eventual reducción del impuesto PAIS para permitir una corrección sin mayor impacto en los precios

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El ministro de Economía, Luis Caputo
El ministro de Economía, Luis Caputo

Aunque para algunos de los economistas más respetados del mercado como Ricardo Arriazu, el sostenimiento de la tasa de crawling peg (micro devaluación) mensual de 2% es central para el plan que intenta llevar adelante el Gobierno, esa tasa fue desde que se anunció el eje de amplias críticas en el mercado que sostuvieron, durante todo el verano, que el esquema se volvería insostenible hacia marzo. Eso no ocurrió, al menos hasta ahora que, en plena temporada de cosecha gruesa, al Banco Central se le hace cada vez más cuesta arriba acumular divisas. Sin ir más lejos, cerró la última rueda con un saldo vendedor de USD 9 millones.

El debate, previsiblemente, acapara las miradas también de los analistas del exterior, desde donde llegan advertencias. Fue el caso del duro posteo que subió a la red social X el economista especializado en mercados emergentes, Robin Brooks, actual senior fellow de The Brooking Institution, organismo al que acaba de llegar desde el International Institute of Fianance (IIF), una asociación de los grandes bancos globales donde se desempeñó como economista jefe. “El tipo de cambio real de la Argentina -que influye en la alta inflación- está nuevamente donde estaba antes de la devaluación del 23 de diciembre, es decir, otra vez está sustancialmente sobrevaluado. Quizás haya un nuevo gobierno, pero está cometiendo el mismo error que todos los gobiernos anteriores. Esto terminará en lágrimas...”, advirtió.

Según Brooks, la suba de precios ya consumió la mejora de la competitividad lograda con el salto cambiario de diciembre del año pasado. En ese sentido, el índice de tipo cambio real multilateral que actualiza diariamente el Banco Central señala que, si bien la cuenta del analista no es del todo precisa, ya se encuentra al mismo nivel de octubre del año pasado, en torno a los 90 puntos. El foco de la discusión, particularmente el que propone el Gobierno, es que el tipo de cambio real en ese mismo nivel pero con una economía que corrigió grandes distorsiones puede resultar de equilibrio cuando antes no lo era. De ahí que insiste en que las reformas que se impulsan en la Ley Bases mejorarán la competitividad de la economía sin necesidad de ajustar el tipo de cambio.

Fuente; Banco Central
Fuente; Banco Central

A pesar de las dudas, esa tesis es considerada por los economistas locales. Por caso, el director de Fiel, Daniel Artana, destaca que existen múltiples variables para definir cuál puede ser para la economía el tipo de cambio real considerado “de equilibrio”, lo mismo que Fernando Marull, uno de los primeros en hacerse eco del post de Brooks. “Robin mira una sola variable para definir el atraso cambiario y se olvida de otros factores que el año pasado no estaban y que compensan la mera comparación de precio del dólar e inflación”, dijo. Citó en ese contexto el dólar blend, que mejora el tipo de cambio para los exportadores, y también el ancla fiscal y monetaria, dos elementos inexistentes durante la gestión anterior.

Sin embargo, tanto en el equipo económico como entre los analistas locales del mercado reconocen que una nueva corrección cambiaria en el marco del proceso de unificación del tipo de cambio no está descartada. De hecho, el anuncio del ministro de Economía, Luis Caputo, respecto de la reducción de 10 puntos del impuesto PAIS en caso de aprobarse la Ley Bases pareció apuntar en ese sentido. O, al menos, es lo que interpretó el mercado que reaccionó con fuertes subas de los bonos soberanos.

La reducción del impuesto PAIS, junto con la eliminación del dólar blend pautada con el FMI para fin de mes, permitiría al Gobierno aplicar una nueva devaluación para mejorar el tipo de cambio a los exportadores sin generar pérdidas en la misma proporción a los importadores, que obtendrían una compensación del eventual salto cambiario vía reducción impositiva. Ese esquema, apuntó Marull, permitiría una devaluación con un impacto menor en la inflación y, por ende, en las expectativas de una nueva devaluación encadenada. “Para el importador que le reducen 10% el impuesto PAIS y por otro lado sube el dólar en una proporción similar, no le cambia mucho”, explicó.

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