En marzo, el PBI fue 20% menor al máximo que registró en 2011: los sectores con más potencial de recuperación

Pese a la brutal disminución en el primer trimestre 2024, la actividad agregada está lejos del mínimo per cápita en 21 años. Qué falta para que pueda reactivarse y qué ramas no han caído

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La actividad minera es una
La actividad minera es una de las que ofrece mayor potencial, por su muy escaso desarrollo, pese a que en los últimos tiempos cobraron impulso emprendimientos hidrocarburíferos y mineros (Reuters)

“En marzo de 2024, el Estimador mensual de actividad económica (EMAE) registró una caída de 8,4% en la comparación interanual y de 1,4% respecto a febrero en la medición desestacionalizada. Con relación a igual mes de 2023, seis sectores de actividad registraron subas en marzo, entre los que se destacan Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 14,1% interanual, y Explotación de minas y canteras 5,9 por ciento”, informó el Indec.

Por el contrario, nueve sectores de actividad registraron caídas en la comparación interanual, entre los que se destacaron Construcción 29,9%; e Industria manufacturera 19,6%. Junto con Comercio mayorista, minorista y reparaciones (bajaron 16,7%) explicaron en conjunto 6,6 puntos porcentuales a la disminución interanual del EMAE.

Si se analiza la serie que con base 2004 publica el Indec y se relaciona con igual base con el nivel de la población del país, para poder tener precisión sobre el real nivel de actividad real promedio por habitante hasta el presente, surge que de la serie de 21 años, desde el primer trimestre 2004 a igual tramo de 2024, y variaciones porcentuales interanuales de dos décadas, tanto del índice general del EMAE, como de los 14 grandes desagregados por rama de actividad (seis correspondientes sectores productores de bienes y 8 de servicios públicos y privados), que en 12 años hubo aumento y en 8 baja.

De la serie de 21 años del índice general del EMAE surge que en 12 años hubo aumento y en 8 baja, respecto del nivel previo

A partir de ahí se puede hacer una lista para detectar el potencial de base para que los sectores más rezagados puedan, en una primera fase, retornar al nivel máximo registrado en las últimas dos décadas:

General: En seis sectores los picos de actividad trimestral en las últimas dos décadas se registraron previamente a que se impusiera el cepo cambiario y restricciones severas a las importaciones como medidas de protección de la industria nacional y fomento del consumo interno, que se anunció luego del contundente triunfo electoral para la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, a fin de 2011.

Fueron los casos de la Agricultura, Ganadería y Pesca; Explotación de Minas y Canteras; Industria Manufacturera; Construcción; Comercio mayorista, minorista y reparaciones de automotores; y Actividades inmobiliarias y de alquiler; las cuales tuvieron la gravitación suficiente para determinar que 2011 resultara en el agregado general en el mejor de la serie del EMAE por habitante.

De ahí que el consenso de los economistas considera que levantar todas las restricciones cambiarias, tanto sobre el comercio exterior, como sobre el giro de dividendos de las filiales de empresas extranjeras que operan en el país, como para las operaciones personales de servicios internacionales, es una de las medidas necesarias, aunque no suficientes, para allanar el camino de la reactivación de la economía en su conjunto.

EMAE: El nivel máximo, tanto en el promedio de cada año, como en el agrupado por trimestre, sin desestacionalizar, se registró en 2011, con 136,1 puntos de la base 100 para todos los subíndices en el total de 2004. Si se coteja ese valor de referencia con los 112,1 puntos que el Indec midió para el primer cuarto del corriente año, se advierte que se requiere un aumento de 21,4% para alcanzarlo, equivalente a casi 7% anual acumulativo real durante tres años consecutivos; o del 4% a.a. en cinco años seguidos.

En los últimos 20 años el ciclo de crecimiento real por habitante (recuperación) de la actividad más largo en forma continuada fue de únicamente de 4 años, de 2005 a 2008

Cabe notar que en los últimos 20 años el ciclo de crecimiento real por habitante (recuperación) de la actividad más largo en forma continuada fue de únicamente de 4 años, de 2005 a 2008, inclusive, a un ritmo equivalente anual acumulativo de 6,4%, comprendió los últimos tres años de la presidencia de Néstor Kirchner y el primero de Cristina Fernández de Kirchner.

Ese proceso se interrumpió abruptamente en 2008, por la voracidad fiscal para alimentar el gasto público que caracterizaron a la mayor parte de los gobiernos de los últimos 40 años, cuando el 12 de marzo de 2011 se publica en el Boletín Oficial la Resolución 125, con la firma del ministro de Economía, Martín Lousteau (hoy presidente de la Unión Cívica Radical) que establecía un sistema móvil para las retenciones impositivas a las exportaciones de soja, trigo y maíz, porque desató un conflicto con el campo y la agroindustria que se prolongó durante 129 días, hasta el 18 de julio; pero que arrastró a una nueva recesión que se extendió hasta el año siguiente.

Agricultura, ganadería y pesca: El mejor año de la serie fue 2007, cuando alcanza un índice de actividad por habitante de 124,2 puntos y el mínimo en 2023 con 84,1, muy afectado por la concurrencia de una singular sequía, con la persistencia de elevadas retenciones sobre las exportaciones, controles de precios y restricciones severas para las importaciones de insumos esenciales, como fertilizantes, plaguicidas y el resto del “paquete tecnológico”, que lo fueron distanciando de los primeros planos en el comercio mundial.

Claramente, la superación de las restricciones climáticas, como las expectativas de disminución de los impuestos distorsivos que pesan sobre el sector que prometió el presidente Javier Milei en las últimas semanas, ubican a este sector entre los que tiene mayor potencial para volver pronto a los máximos históricos y superarlo.

La superación de las restricciones climáticas, como las expectativas de disminución de los impuestos distorsivos que pesan sobre el agro que prometió el Presidente, ubican a este sector entre los que tiene mayor potencial

Pesca: Este sector registró un apreciable impulso entre 2013 y 2018, cuando alcanza un máximo de poco más de 160 puntos con base 100 por habitante en 2004, y desde entonces acusó una suerte de subibaja que la ubica actualmente en 119 puntos y muy cambiante estacionalidad.

Su potencial excede cualquier base retrospectiva, dado que para el consumo interno está limitada por la baja capacidad de la cadena de frío desde el centro de producción al de consumo, y la exportación requiere de políticas de largo plazo y protección frente a la competencia desleal dentro de la Zona Económica Exclusiva.

Explotación de Minas y Canteras: Es uno de los sectores con mayor potencial, por su muy escaso desarrollo, pese a que en los últimos tiempos cobraron impulso emprendimientos hidrocarburíferos y mineros. El índice máximo de actividad se registró entre 2004 y 2010, y desde entonces, por el exceso de regulaciones para la explotación, como para la fijación de precios y disponibilidad de divisas para equipamiento y giro de dividendos por parte de las empresas extranjeras, tuvo un comportamiento discreto, que lo llevó a estar 12% por debajo del récord.

El Gobierno nacional tiene esperanzas de que resurja si el Congreso Nacional sanciona la Ley Bases con las propuestas del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).

Industria Manufacturera: Esta rama de la actividad con gran diversidad entre sus componentes desde la producción de alimentos y bebidas, hasta bienes durables de las ramas siderometalúrgicas, pasando por la elaboración de bienes de uso intermedio para otros procesos, alcanzó su pico en 2011, previó al debut del cepo cambiario en las dos décadas bajo análisis, con poco más de 134 puntos.

La industria es otra de las ramas que tiene alto capacidad de reactivación, 56%, principalmente hacia el mercado interno, pero requiere superar el desafío de ganar protagonismo como exportador

Desde ese momento describe una tendencia claramente declinante, hasta que se estabiliza en un muy bajo nivel de 106 puntos en 2023 y 86 en los primeros tres meses de 2024 que se constituye en el segundo más bajo de la serie, detrás del mínimo que se anotó en el segundo trimestre de 2020, en plena pandemia de Covid-19. De ahí que es una de las actividades que tiene mayor capacidad de reactivación, 56%, principalmente hacia el mercado interno, pero que requiere superar el desafío de ganar protagonismo como exportador y revertir el histórico balance deficitario de divisas por la dependencia de importaciones de insumos y de máquinas y equipos.

Electricidad, gas y agua: Es uno de los sectores más estables, por su carácter imprescindible para el mercado interno, que luego de un moderado impulso sostenido entre 2010 y 2016, ingresa en una suerte de modesto subibaja, que lo ubica actualmente en torno al máximo de nueve años atrás.

Construcción: Es una actividad que está entre las seis con mayor potencial para crecer, 47%, sólo al comparar el nivel actual de 97 puntos con el máximo histórico promedio anual de 2011, porque se si se consideran las precarias condiciones de vida por carencias de infraestructura básica de los hogares que mide el Indec, más el potencial de crecimiento de los sectores de base como el energético y minero, es notablemente mayor.

Comercio y reparaciones: Es otro de los sectores que alcanzó su máximo esplendor hasta el momento previo a la imposición del cepo cambiario, a fines de 2011, cuando toca un máximo de casi 153 puntos, 35% más alto que el último dato informado por el Indec, el cual coincide con el punto de quiebre de los ingresos reales del promedio de la población, y desde entonces inicia un ciclo de subibaja, pero con pendiente negativa, con excepción de picos estacionales.

Hoteles y restaurantes: en este caso, como el del Transporte y Comunicaciones, la brecha entre los índices de actividad del primer trimestre y los máximos de la serie desde enero de 2004, es de 20%, y como en el caso de la construcción, tienen por delante un enorme potencial de crecimiento, por la geografía del país, y por la escasa oferta de establecimientos, corredores viales y conectividad con lugares turísticamente inexplorados, tanto para los residentes, como para extranjeros y ampliar su capacidad de generación neta de divisas.

Intermediación financiera: Es otro de los sectores muy afectados por las recurrentes crisis que afectaron a la economía argentina en las últimas dos décadas, porque la alta inflación erosionó al extremo la capacidad de ahorro de la población, y con ello la difusión del crédito.

Para volver al máximo del período registrado en 2018, como promedio anual, y el último trimestre de 2012, en la medición parcial, deberá reactivarse entre 39% y 42%, en cada caso, respectivamente.

Transporte y Comunicaciones: Su potencial de crecimiento es de 20%, simplemente si se parte del nivel de actividad actual comparado con el máximo que registró en 2017, depende principalmente del desempeño del agro, la industria y el comercio exterior, principalmente.

Sectores resilientes a la crisis: Actualmente, se advierten cuatro ramas de actividad cuyos índices de actividad, en términos de la medición de las cuentas nacionales, se ubican cercanos a los máximos de la serie de 21 años, aunque muchos de ellos no están exentos de poder contribuir al crecimiento agregado con aumento de la eficiencia y productividad.

Son los casos de las Actividades Inmobiliarias y de Empresas de Alquiler; Administración Pública y Defensa; Enseñanza y Servicios Sociales y de Salud -en estos últimos dos casos, comprende el agregado de público y privado-.

Tanto en el Gobierno, como el consenso de las consultoras privadas, destacan que para que el país ingrese en un sendero de crecimiento sostenido es necesario, al menos:

  • liberar a la economía de las ataduras heredadas, como el cepo cambiario, las retenciones sobre las exportaciones y los precios regulados;
  • consolidar el superávit fiscal logrado en los primeros cinco meses de 2024 y reducir la inflación a mínimos de un dígito al año;
  • poder contar con leyes que posibiliten avanzar no sólo en el camino de las desregulaciones y reformas estructurales que permitan revertir el severo atraso de la inversión productiva; y
  • elevar la productividad media de los factores de producción de bienes y servicios.
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