El dólar operó más calmo, mientras se espera que el campo liquide USD 18.000 millones hasta agosto

La mayor oferta de divisas debería jugar a favor de la tranquilidad cambiaria. Estiman que el 80% de la cosecha gruesa aún no entró, lo que posterga los tiempos para una acumulación más rápida de dólares por parte del BCRA

La demora en la liquidación de los dólares de la cosecha es significativa en comparación con años anteriores

Los dólares financieros quedaron todos levemente por encima de los $ 1.200 y parecen haber encontrado una zona de equilibrio al menos de corto plazo. Por otra parte el Banco Central retomó sus compras aunque por cifras menores, ya que consiguió USD 56 millones.

En el mercado se sigue esperando que crezca significativamente la liquidación de los agrodólares. Esto no solo debería ayudar a que el Central acelere su ritmo de compras y acumule más reservas, sino que también podría volver a presionar a los distintos tipos de cambio para abajo.

Según estimó el economista Fernando Marull, aún restaría un 80% de la cosecha gruesa para ser liquidada, por un valor cercano a los USD 18.000 millones. Esto significa que las demoras respecto a años anteriores son significativas. “Esperamos un superávit comercial hasta fin de año del orden de los USD 11.000 millones”, aseguró un reporte reciente.

Es muy difícil que el dólar vuelva a pegar un salto significativo en los próximos 60 o 90 días si se aceleran las liquidaciones del agro. Hay que tener en cuenta que un 20% de las divisas entran a través del contado con liquidación. Esto, se supone, le pone un techo más bien bajo a los dólares financieros, al tiempo que controla que la brecha cambiaria no se agrande exageradamente.

REUTERS//Kim Hong-Ji

Por supuesto que mantener el dólar bajo control no depende exclusivamente de las liquidaciones del campo. Además, el Gobierno también reaccionó ofreciendo tasas más atractivas para el mercado. Hoy el Tesoro saldrá a ofrecer nuevas Lecap (Letras Capitalizables), que rinden 4,2% mensual o poco más del 50% anual en pesos. Se trata de un rendimiento muy superior al 40% de tasa de política monetaria que estableció el Central.

La consecuencia es que masivamente los inversores están cambiando sus tenencias de pases del BCRA por Lecap del Tesoro, que pagan una tasa mayor. Uno de los objetivos principales del Gobierno es justamente “limpiar” la hoja del balance del Central y reducir uno de los principales motores de la emisión monetaria, que es la remuneración de pasivos.

El ministro de Economía, Luis Caputo, sugirió que los bancos deberían reflejar ese incremento de tasas que reciben por las Lecap. Luego de la última reducción de la tasa de política monetaria del BCRA, las entidades bajaron las tasas a niveles de 30% anual por un plazo fijo a 30 días. Claro que esos menores rendimientos llevaron a que se produjera un leve cambio de portafolios, de colocaciones en pesos a dólares.

En el mercado se sigue esperando que crezca significativamente la liquidación de los agrodólares. Esto no solo debería ayudar a que el Central acelere su ritmo de compras y acumule más reservas, sino que también podría volver a presionar a los distintos tipos de cambio para abajo

Una de las incógnitas hacia adelante es si el aumento de la brecha cambiaria, que ahora se fue a niveles de 35%, puede impactar en la evolución de la inflación futura. En la medida que quede controlada y no se produzca un nuevo incremento todo indica que el efecto sería más bien marginal. Sobre todo teniendo en cuenta que el dólar oficial sigue ajustando al 2% mensual y que los importadores no tienen mayor problema para acceder a divisas, más allá de que no tienen disponibilidad inmediata sino en cuotas para pagarle a sus proveedores del exterior.

En mayo el índice ya es prácticamente un hecho que quedará en niveles cercanos al 4,5%. Y en principio todo indica que están dadas las condiciones para que en junio también se mantenga por debajo del 5%. El mes próximo es desafiante, porque habrá más dinero en el bolsillo de la gente por el pago del medio aguinaldo.

Sin embargo, como el consumo todavía sigue muy bajo, es difícil poder aumentar precios sin que se resientan automáticamente las ventas.