Luis Caputo retrasará la suba de tarifas para no frenar la desinflación aunque aumente el gasto en subsidios

Economía necesitaría hasta USD 1.000 millones más de subvenciones por mes para congelar tarifas, pero insiste en que el equilibrio de las cuentas no estará en peligro. Recompra de bonos y “colchón” de liquidez

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Nicolás Stulberg
Nicolás Stulberg

El fuerte ajuste fiscal de los primeros cuatro meses del año le dio algún margen al Gobierno nacional para, en los próximos meses, darse la chance de aflojar la rienda del gasto público en algunas erogaciones presupuestarias puntuales, como una mayor cantidad de subsidios cuando se pisen aumentos de tarifas de energía o de transporte previstos en los próximos meses, o la normalización del pago de transferencias a Cammesa. El ministro de Economía Luis Caputo hizo referencia, este martes ante empresarios, sobre cómo el margen fiscal le permitirá al Poder Ejecutivo suspender recortes de subvenciones.

Los grandes números muestran que en el primer cuatrimestre del año el sector público consiguió un superávit financiero de 1,1 billones de pesos. Esa cifra se eleva a 4,1 billones de pesos al observar el resultado primario, es decir si se quita de la cuenta el pago de intereses de deuda. Al mirar los primeros cuatro meses, la tendencia que se observa es de un resultado fiscal que se mantuvo siempre positivo pero con márgenes menores. En abril fue de sólo $17.000 millones.

En otro aspecto, una caja chica de liquidez que el Gobierno acumula en los últimos meses por licitaciones de deuda en pesos con resultados por encima de los vencimientos del calendario. Según información de la Secretaría de Finanzas, ese “colchón” de pesos que el Tesoro acumula en una cuenta corriente en el Banco Central es superior a los 11 billones de pesos. ¿Toda esa masa de pesos -casi 2% del PBI- es plata que podría usar el Gobierno para aflojar el ajuste en el gasto sin emitir pesos?

Un analista de temas fiscales nacionales, que pidió reserva de su nombre, asegura que ese tipo de colchones de pesos pueden ser conservados como “resguardo” ya que el Tesoro puede necesitar pagar deuda de sus títulos públicos -amortizaciones, interés- y que más allá del resultado amplio en la última licitación de bonos, en alguna operación de ese tipo en el futuro, en caso de no llegar a cubrir las obligaciones de pago que marque el calendario, puede echar mano a esos pesos guardados.

Según información de la Secretaría de Finanzas, ese “colchón” de pesos que el Tesoro acumula en una cuenta corriente en el Banco Central es superior a los 11 billones de pesos

Otro economista planteó que los pesos sobrantes pueden ser utilizados si necesitara el Gobierno para reforzar alguna partida presupuestaria que requiera más fondeo, aunque necesitaría, más adelante, encontrar “alguna forma también de esterilizarlos”. El renglón del gasto que muchos comienzan a mirar en los últimos días es el de los subsidios. Eso tiene lugar porque desde el Poder Ejecutivo dejaron trascender que hay incrementos de tarifas que podrían ser pospuestos para evitar un impacto adicional en los salarios justo en los meses de mayor consumo de energía.

Como contrapartida, se requeriría una masa de subsidios nueva. Las estimaciones que hacen en el mercado son muy preliminares, pero algunos cálculos ya hablan de entre 800 y 1.000 millones de dólares adicionales de subvenciones transferidas desde el Estado nacional por ese freno a las subas tarifarias.

Incluso ya en una mirada general de lo que sucedería a lo largo de 2024 hay expertos que creen que la partida presupuestaria de subsidios tendrá un ajuste menor al que se pensaba en un principio. “El año pasado tenias 2,3% del PBI en subsidios (1,6% Energía y 0,7% Transporte). Y el Gobierno se comprometió a llevar a 1,6% (1,1% Energía y 0,5% Transporte, un recorte de 0,7 puntos)”, estimaron Julián Rojo y Alejandro Einstoss.

El Gobierno acumuló en los
El Gobierno acumuló en los primeros cuatro meses del año 1,1 billones de pesos de superávit financiero. REUTERS

“Sin embargo creemos que en lugar de 1,1%, Energía va a terminar en 1,4-1,5% de subsidios a la energía y se mantienen subsidios al transporte en 0,5 por ciento. Esto te da un recorte total de 2,3% a 1,9-2% del PBI”, calcularon. Esto se daría, siempre y cuando, “retomen los senderos de actualización por inflación a partir de septiembre”.

Un informe del Observatorio de tarifas y subsidios IIEP, que pertenece a la UBA, estimó que el congelamiento que se avizora hará retroceder el nivel de cobertura que tiene el precio de las boletas sobre el costo de la energía y del transporte. Para el gas, los usuarios de mayores ingresos pagan el 51% del costo total, los de menores ingresos el 14% y los del medio, un 20 por ciento.

“La cobertura de costos eléctricos tiene un revés en el mes de mayo debido al congelamiento de precios de la energía eléctrica en el mercado mayorista desde el primer día del mes. Durante este mayo se esperaba aplicar los precios correspondientes a la programación definitiva de invierno”, mencionó ese centro de estudios.

“Producto del congelamiento de las tarifas de colectivo, el porcentaje de los costos cubierto vía tarifas se reducirá del 30% en el mes de marzo al 22% en el mes de junio”, dijo el observatorio, por último, respecto al transporte público.

Ante empresarios en el Congreso Anual de IAEF, Caputo dijo que hubo “tres cosas” que llevaron a Economía al congelamiento de aumentos de tarifas. “Uno, que estamos bien desde el punto de vista fiscal, entonces podíamos darnos el lujo de dar una pausa, darle un respiro a la clase media, eso era un objetivo importante. (Dos) contribuir al proceso de desinflación. Eso quería acentuarlo”, dijo, y que en tercer lugar “no quería volver a actualizar N1 (ingresos altos) y comercios sin tocar de vuelta N2 (bajos ingresos) y N3 (ingresos medios), que están pagando un 5% de la tarifa. Parecía sin mucho sentido”, comentó.

Desde el Ejecutivo brindan pocas pistas sobre si el Gobierno hará uso de un margen mayor de gasto. En el equipo económico reiteran como mantra que el equilibrio financiero no será puesto en riesgo. El presidente Javier Milei dijo ante empresarios en un almuerzo de Cicyp la semana pasada que el sobreajuste de la primera parte del año le permitiría, en lo sucesivo, “empezar a gastar y devolver”, esta última palabra en el sentido de una baja de impuestos que ya tiene nombre: PAIS, retenciones e impuesto al cheque, en una hoja de ruta que aún no se conoce.

Y semanas antes, ya había reconocido que el mes de junio podría terminar con déficit por la normalización de los pagos a Cammesa. Además, el fin del segundo trimestre presiona a las cuentas públicas por otras vías, por ejemplo por la necesidad de pago de aguinaldos para sueldos estatales y jubilaciones. La aspiración oficial es que ese rojo fiscal de junio sea compensada por el superávit acumulado del resto del primer semestre.

“El Gobierno encontró límites sociales a su programa de motosierra y licuadora respecto al gasto público y dio marcha atrás, le garantiza una mejor recomposición a las transferencias a las universidades, el freno a la actualización de las tarifas de energía. Este objetivo de seguir mostrando un índice descendente de inflación choca contra su programa fiscal y lo que no hace el gobierno es comunicar si es que modificó su meta, que era súper ambiciosa de superávit financiero para este año, o va a disminuir el gasto en otras partidas”, dijo el economista de Analytica Claudio Caprarulo.

“Reducir pases y emisión”, remarcaron a Infobae desde un importante despacho del Ministerio de Economía sobre cuál será el uso que le dará el Gobierno a los excedentes de pesos de los que dispone. Un informe de la consultora 1816 también hizo una lectura “monetaria” del escenario.

Las estimaciones que hacen en el mercado son muy preliminares, pero algunos cálculos ya hablan de entre 800 y 1.000 millones de dólares adicionales de subvenciones transferidas desde el Estado nacional por ese freno a las subas tarifarias

“En los primeros 5 meses de la administración Milei, el foco de la política monetaria estaba centrado en la destrucción de agregados monetarios y pasivos remunerados del Central a través del superávit financiero y la licuación (tasas reales fuertemente negativas)”, apuntaron.

“Con las medidas de esta semana, la principal prioridad del Gobierno parece ser el avance hacia la eliminación definitiva de los pasivos remunerados del BCRA, reemplazándolos con títulos del Tesoro (que con rendimientos mensuales de entre 3,8 y 4,2% contra una inflación de mayo que se espera ronde 5%, ya no ofrecen tasas reales tan negativas”, planteó 1816.

Uno de los asesores de Caputo en el Palacio de Hacienda le puso números a esa tendencia. “Efecto monetario contractivo del Tesoro: los pesos de la licitación salieron de Pases; como hay superávit salen de base monetaria y pasan a liquidez versus vencimientos de corto. La base (monetaria) amplia cae 44% real desde el 7 de diciembre. Emisión mensual por intereses de pasivos remunerados baja de 8% de la base amplia en noviembre a 1,9%”, recopiló Federico Furiase, en un mensaje que fue replicado por el presidente Milei.

Este martes Economía dio a conocer, a través del Boletín Oficial, que rescató casi $700.000 millones en bonos Bonar 2035 que formaban parte de la cartera del Banco Central. Lo hizo con parte de los pesos sobrantes de la licitación de deuda de la semana pasada y que no fueron a ese “colchón de liquidez”.

“De esta forma el Tesoro destina parte del excedente obtenido en la licitación de la semana pasada, por lo que vamos viendo el destino que se le da. En términos aproximados, de los $9 billones aproximadamente de excedente, destina casi $0,7 billones a esta compra”, resumió la consultora Outlier.

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