En un contexto de fuerte caída de la actividad, necesidad de bajar precios para poder vender y discusiones duras con sus proveedores, las empresas alimenticias volvieron a la carga con el pedido al Gobierno de bajar impuestos para mejorar la competitividad. El principal pedido hoy de los industriales es que se elimine el impuesto PAIS, que asciende al 17,5% para la gran mayoría de los bienes, pero también hay empresas del sector que buscan gestionar una rebaja arancelaria, no sólo en insumos sino también en bienes finales, en un contexto en el que las autoridades avanzaron por esta vía con otros sectores, según pudo confirmar Infobae.
Tras la disparada de los precios de los alimentos a partir de la devaluación de diciembre y ante la resistencia de varios rubros a acomodar esos valores a la cotización actual del dólar, el Gobierno apeló recientemente a facilitar la importación de alimentos terminados y de algunos insumos mediante rebajas impositivas temporarias y la reducción de los plazos de acceso al MULC. Eso puso en condición desigual a las empresas que producen esos alimentos localmente y aunque se sumaron insumos en ese listado, no fue suficiente. Las distorsiones ya existían desde que la administración de Alberto Fernández aplicó el impuesto PAIS y exceptuó a un amplio listado de bienes finales. Ese tributo, que era del 7,5%, luego trepó al 17,5% y generó muchas más complicaciones para la industria.
En este contexto, y mientras que desde el Gobierno ponen la lupa permanentemente en los precios de los alimentos, desde la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal) insisten para que se revise el impuesto PAIS a todas las empresas del sector que necesiten importar materias primas, insumos, bienes intermedios y hasta bienes finales.
De hecho, el lunes de la semana pasada, la comisión directiva de la entidad que desde principios de abril conduce Carla Bonito, se reunió con Juan Pazo, secretario de Planeamiento y Gestión para el Desarrollo Productivo y de la Bioeconomía, con el propósito de compartirle la situación sectorial e insistir en la necesidad de hacer foco en la rebaja de la carga tributaria. En cuanto al impuesto PAIS, “se enfatizó en la necesidad de exceptuar a todas las empresas de la industria”, dijeron fuentes de la institución. “Buscamos una regla que no genere distorsiones al interior de nuestras cadenas de valor”, dijeron desde Copal.
Pazo no anduvo con vueltas. No prometió nada que no vaya a poder cumplir y fue claro respecto del escaso margen fiscal para reducir o eliminar hoy impuestos. Señaló que si bien puede analizarse algún caso puntual, lo que hoy prima es el superávit fiscal, por lo que no habrá cambios sustanciales. Sí les dijo que es prioridad eliminar el impuesto PAIS y que la idea es hacerlo cuando venza, es decir, a fin de año. Por eso -remarcó-, no se coparticipa. Lo mismo señaló el presidente Javier Milei en reiteradas oportunidades. Incluso, durante el almuerzo en el Cicyp, donde ratificó que primero eliminarán el impuesto PAIS, luego las retenciones y, por último, el impuesto al Cheque.
La dificultad que se presenta, afirman los industriales, si se elimina el impuesto PAIS para todo, es que con el actual tipo de cambio, implicaría una mayor apreciación y “habrá una perforación de importaciones enorme”. Bajarán los precios, pero a costa de afectar la industria local. Hoy este gravamen es una barrera. Si, en cambio, podría eliminarse para los insumos y para los bienes finales que no se producen localmente, analizan en la UIA. Pero nadie en el Gobierno está pensando en tocar, por ahora, ese impuesto, que le implica gran parte de la recaudación al fisco. “Está en estudio, pero es difícil tocarlo. Creo que cuando se toque, se hará más general”, dijeron en Comercio, al tiempo que remarcaron que “es prioridad su eliminación”.
En cuanto a los aranceles, algunas empresas del sector están realizando gestiones para reducir aranceles en insumos y bienes finales, así como sucedió con las heladeras, lavarropas y neumáticos para camiones semanas atrás. En estos casos, el objetivo fue lograr una reducción en precios que, según las comparaciones con otros países de la región, estaban muy elevados. El Gobierno también bajó los aranceles de insumos plásticos, y la intención fue la misma: reducirles el costo a los fabricantes. Está en estudio la posibilidad de bajarles estos impuestos a otros insumos, pero “no será en el corto plazo”, dijeron las fuentes, quienes plantearon que “no hay mucho margen, más allá de algo quirúrgico”.