Mientras toda la atención de la semana se la llevó la mega licitación de bonos del Tesoro con la que se logró absorber una cuarta parte de la liquidez depositada en Pases en el Banco Central, de a poco el foco se empieza a correr a los vencimientos de la deuda en dólares por delante.
Ese panorama representa un nuevo desafío para el equipo económico de cara al segundo semestre y, sobre todo, al próximo año. Cualquier solución que se busque para afrontar el calendario de pagos deberá ser puesta en marcha antes de fin de año, por lo que la eventual estrategia comienza a despertar el interés de inversores.
El dato más relevante es que entre 2025 y 2035, los vencimientos promedio con acreedores extranjeros ascienden a USD 6.700 millones, pero esa cifra es ligeramente más alta el próximo año cuando se acercan a los USD 8.000 millones. De los pasivos en moneda extranjera, los títulos reestructurados por el exministro Martín Guzmán son los que representan el mayor desafío ya que los vencimientos de la deuda con el FMI ascienden a menos de la mitad de esa cifra.
El dato más relevante es que entre 2025 y 2035, los vencimientos promedio con acreedores extranjeros ascienden a USD 6.700 millones, pero esa cifra es ligeramente más alta el próximo año cuando se acercan a los USD 8.000 millones
Sumando los vencimientos de otros organismos, los préstamos del BID y el nuevo Bopreal, la cuenta total a pagar asciende a USD 17.000 millones. Se trata de una cifra que, en el contexto actual de reservas todavía en terreno negativo y con todavía serias dificultades fiscales, el país no podría afrontar así como se presenta la ecuación. Incluso si el Banco Central cierra el año con reservas netas positivas, difícilmente esa cifra sea lo suficientemente contundente. A menos, claro, que el mercado de deuda se vuelva a abrir para la Argentina.
Está lejos ese de ser el escenario más obvio. “Es importante identificar que la Argentina debería generar un shock de confianza en los mercados internacionales para así lograr acceso al mismo y engrosar el nivel de reservas (y ubicarse en el terreno positivo, en términos netos), y como consecuencia fortalecer la capacidad de pago”, advertía hace varias semanas ya la consultora financiera InvertirOnline que consideraba que “resulta inminente analizar un posible escenario de reestructuración a un año vista, donde el supuesto principal recae sobre un adelantamiento a los fuertes vencimientos de cara al 2025″.
Entre los anuncios de superávit fiscal, reducción de los pasivos remunerados del Central y discusión de la Ley de Bases, de a poco el mercado pone en foco en el futuro de mediano plazo (corto) y esos análisis que en marzo lucían demasiado teóricos, ahora concentran cada vez más atención.
Un informe de la consultora 1816 destacó que los USD 2.600 millones que hay que pagar a los bonistas el próximo 9 de julio ascenderán a USD 4.800 millones en enero y lo mismo en julio y enero siguientes hasta 2027. Eventualmente, antes de esa fecha los mercados podrían reabrirse y el Gobierno lograr refinanciar al menos en parte esos vencimientos. Es la apuesta máxima del ministro de Economía, Luis Caputo, pero los tiempos parecen ajustados.
En ese sentido, una alternativa posible, dado el contexto de optimismo de los inversores y el ánimo bastante más constructivo hacia la Argentina, Caputo podría ofrecer a los acreedores la posibilidad extender plazos de esos vencimientos a cambio, claro, de aumentar la tasa de interés que el país debería pagar por ese mayor plazo.
El escenario ideal es que las tasas bajen lo suficiente para que Argentina pueda emitir y refinanciar los vencimientos
“El escenario ideal es que las tasas bajen lo suficiente para que Argentina pueda emitir y refinanciar los vencimientos”, apuntaron los analistas de 1816 y agregaron que dados los bajos cupones que actualmente devengan esos títulos, existe espacio para ofrecer un canje voluntario a los bonistas por títulos de mayor cupón y mayor duration “de manera que a los bonistas les convenga aceptar sin pérdidas de NVP (valor presente neto)”.
Por supuesto que todos aquellos que están poniendo la lupa sobre los abultados vencimientos del próximo año y la posibilidad de que las tasas no bajen lo suficiente o lo suficientemente rápido aclaran que no están anticipando una nueva reestructuración de la deuda, sino que, simplemente, se trata de elaborar escenarios y anticiparse a posibles cursos de acción por parte del equipo económico.