No fue la primera vez que apareció en el diccionario del gobierno libertario, pero esta semana, a partir de una referencia clara que hizo el Fondo Monetario Internacional, volvió a tomar fuerza. Se trata del concepto de la competencia de monedas, una idea que asoma como próximo paso en el manual de economía del Poder Ejecutivo que comanda Javier Milei.
La competencia de monedas fue señalada como “fase final” de la hoja de ruta y podría además haber corrido a un costado aquella dolarización originaria con la que Milei machacó durante su campaña presidencial. Aún persisten al respecto, no obstante, una buena cantidad de dudas en el mercado y analistas respecto a su alcance, profundidad e implicancias.
Una pregunta inicial es ¿Qué es una competencia de monedas?. La definición que ofrece el Gobierno tiene relación directa con la aplicación que imaginan en algunos despachos oficiales: “un contexto normativo y macroeconómico que le permita a los agentes económicos darle un uso mucho más amplio a monedas extranjeras, en convivencia -y competencia- con el peso”.
Las bases y condiciones para su implementación no está clara, pero asoma como una diagonal que separa a la economía argentina del destino de dolarización que promovió el líder libertario.
“La competencia de monedas es algo que se puede ejecutar, solo que requiere reformar el sistema financiero. Pero no es tan inviolable como la dolarización”, dijo a Infobae Fausto Spotorno, de Orlando J. Ferreres y Asociados (OJF), en referencia a que puede ser reversible, a diferencia de la eliminación directa del peso.
“Tiene la ventaja que se puede abrir en el futuro a otros sistemas monetarios qué podrían basarse en criptomonedas por ejemplo”, agregó el economista.
La competencia de monedas es algo que se puede ejecutar, solo que requiere reformar el sistema financiero. Pero no es tan inviolable como la dolarización (Spotorno)
El estudio Ferreres hizo un informe en el que analizó cómo funcionaría una dolarización “endógena” como esa, es decir, que no requiera conseguir dólares para reemplazar la base monetaria sino que se dé por una remonetización de la economía con los dólares ya existentes, por ejemplo, de ahorros fuera del sistema bancario, pero dentro del país.
“Los dólares que hay ‘bajo el colchón’ se volcarían a la economía, utilizándose como moneda en un sistema bimonetario ya sea para consumir, invertir o depositar en el sistema financiero, por lo cual, ante una cantidad fija de pesos, van a haber cada vez más dólares en el sistema, lo que daría lugar a este proceso de dolarización endógena”, definieron desde OJF.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que este proceso, según esta visión, requeriría como paso inicial resolver el tema de los pasivos remunerados del BCRA y bloquear así una fuente de emisión monetaria.
“Cuando los dólares comiencen a entrar en el sistema financiero a través de depósitos, los bancos van a tener que dar crédito en dólares, algo que por ahora ocurre en magnitudes demasiado bajas debido a las restricciones normativas que sólo habilita a solicitarlos quienes generan divisas a través de exportaciones o están directamente vinculados con esa cadena de valor. Por lo cual hay que modificar el sistema financiero para que el mismo tenga plena capacidad de funcionar en dólares, proceso que podría llevar entre medio año a un año”, anticipó el trabajo de OJF.
“Cuando Ecuador se dolarizó por el sistema tradicional, el dinero ‘bajo el colchón’ se dirigió hacia el sistema financiero, pero lo hizo, luego de que el Banco Central dolarizara y una vez que el plan era confiable ya que el Banco Central contaba con reservas suficientes para hacerlo. En este caso el Gobierno no tendrá ese shock inmediato de confianza, pero igualmente deberá revertir las expectativas para incentivar los depósitos de los dólares guardados ‘bajo el colchón’”, concluyó esa consultora.
Cuando Ecuador se dolarizó por el sistema tradicional, el dinero ‘bajo el colchón’ se dirigió hacia el sistema financiero, pero lo hizo, luego de que el Banco Central dolarizara y una vez que el plan era confiable (OJF)
Hay pocas referencias sobre hacia dónde conduce el camino de la competencia de monedas, pero entre las últimas declaraciones de Milei, de Luis Caputo y las del diputado y titular de la comisión de Presupuesto José Luis Espert, se puede avizorar que en términos prácticos la idea tendrá como implicancia central un mayor uso de moneda extranjera para transacciones que hoy se hacen en pesos. ¿Pago de impuestos? ¿Cancelación de obligaciones? Aún no está claro.
Para Federico Domínguez, asesor financiero y autor del libro “Argentina hiperacelerada”, “no hay demasiadas aclaraciones respecto a cómo funcionaría la competencia de monedas. Sabemos que el peso competiría principalmente con el dólar, que es la moneda elegida por los argentinos. También sabemos que la intención del Gobierno es que no se remuneren pasivos monetarios y que la tasa la defina el mercado”, mencionó.
“En la práctica, esto implica dolarizar sin dólares, lo cual no implica endeudamiento. Los dólares saldrían de los ahorros de los propios argentinos. El peso representa entre un 10% y un 15% de las tenencias monetarias”, mencionó Domínguez.
Consultado respecto a qué ventajas o desventajas observaría para un esquema de esa naturaleza, Domínguez aseguró que “la ventaja es que la adopción del dólar implicaría un ancla nominal de tipo de cambio sólida, lo que ayudaría a la baja de la inflación, el crecimiento del crédito y la inversión. Bajo este sistema, muchos precios como alquileres, automóviles y muchos productos importados se fijarían en dólares, así como también es probable que muchos salarios se fijen en esta moneda”.
La ventaja es que la adopción del dólar implicaría un ancla nominal de tipo de cambio sólida, lo que ayudaría a la baja de la inflación, el crecimiento del crédito y la inversión (Domínguez)
“Las desventajas son pocas en relación a sus beneficios, principalmente las relacionadas a una dolarización, como la falta de prestamista de última instancia y de amortiguador de shocks externos. Sería necesario realizar algunas adecuaciones en el sistema bancario, y para evitar el encarecimiento en dólares, mayores desregulaciones y baja de impuestos”, consideró el asesor financiero.
Fernando Morra, director de análisis macroeconómico de Suramericana Visión, el centro de estudios fundado por el ex ministro Martín Guzmán, dijo que “el discurso del Presidente es confuso. Hablar de competencia de monedas y de dolarización en el mismo discurso es contradictorio. Dolarizar es eliminar el peso. Si el peso se robustece, no hay dolarización. Lo que sí se puede deducir de ese mensaje de reafirmación del bimonetarismo es que la dolarización, en lo inmediato, está fuera de escena”.
“El Gobierno hace uso y abuso del lenguaje económico con el fin de ser disruptivo y poner la atención en un tema, pero por el momento carece de definiciones concretas. La confusión sobre el proceso de normalización del mercado de cambios es un problema para comprender tanto los objetivos (hacia donde se dirige) como del proceso (que condiciones deben cumplirse en cada etapa, cuales son las metas intermedias)”, destacó Morra.
Dolarizar es eliminar el peso. Si el peso se robustece, no hay dolarización (Morra)
Además, Morra estimó que “en el corto plazo el Gobierno ha incrementado las restricciones sobre el mercado de cambios y la confusión sobre el plan de acción en esta materia no ayuda a coordinar expectativas. Lo que parece no querer decir el gobierno es que en ausencia de dólares para financiar con deuda un levantamiento rápido del cepo, la transición hacia un mercado más desregulado va a ser larga”.
Mensaje del Fondo
El FMI dio el puntapié para la conversación pública renovada sobre la competencia de monedas este lunes, cuando el comunicado del staff técnico mencionó a ese esquema como parte de la hoja de ruta del gobierno de Javier Milei.
“La prioridad sigue siendo afianzar el proceso de desinflación y fortalecimiento de las reservas internacionales y el balance del banco central. En la transición hacia un nuevo régimen monetario (que involucra la competencia de monedas), la política monetaria evolucionará para seguir anclando las expectativas de inflación y la política cambiaria se hará más flexible, al tiempo que se seguirán reduciendo las restricciones y controles cambiarios a medida que las condiciones lo permitan”, manifestó el equipo del Fondo.
Perú y Uruguay tienen sistemas de esta naturaleza (Kozack)
El último jueves, la portavoz del organismo Julie Kozack profudizó al respecto y mencionó casos “testigo” que podrían servir como referencia.
“Ese régimen monetario incluirá una competencia de monedas que es un régimen a través del cual el peso de otras monedas, como por ejemplo el dólar estadounidense, pueden coexistir y puedan utilizarse libremente. Otros países de la región como Perú y Uruguay tienen sistemas de esta naturaleza”, dijo Kozack.