“Nos quedamos con la sensación de haber sido escuchados”. El comentario sugerente es de Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y vino acompañado de una larga enumeración de reuniones que los industriales que lidera tuvieron, en las últimas semanas, con el radicalismo, la oposición dialoguista, legisladores oficialistas y miembros del Poder Ejecutivo. La referencia viene a cuento de la principal preocupación de la casa industrial alrededor de la Ley Bases, que en estos momentos está transitando el largo proceso de tratamiento por parte del Senado.
“Nosotros apoyamos la Ley Bases. Es una ley necesaria, estamos convencidos de eso”, dijo en un encuentro con periodistas en la sede de la entidad sobre Avenida de Mayo. “Sin perjuicio de que hemos transmitido nuestras opiniones y observaciones”, agregó debatiéndose entre lo que es un apoyo claro al giro pro empresa y pro inversión que significa el intento de estabilización que llevan adelante el presidente Javier Milei y sus colaboradores. Y que tiene en la Ley Bases una largamente ansiada reforma laboral con alternativa a las indemnizaciones incluida, pone a una serie de empresas públicas en la lista de espera para una privatización, además de cambios de regulación energéticas, entre otros puntos.
Es una ley que, explican, tiene todo para contar con el apoyo total de la casa industrial si no fuera por una simple observación: la redacción del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) que permite a los proyectos que lleguen al país al amparo de ese esquema importar todos sus insumos y bienes de capital sin aranceles ni impuestos que sí sufren las empresas industriales argentinas ansiosas de proveer a semejantes emprendimientos.
“Si no se aprueba la Ley Bases es una muy mala señal para la inversión extranjera directa que Argentina necesita cuanto antes”
“El mundo ahora está organizado alrededor de cadenas de valor. La empresa global de los 70 no existe más. En Vaca Muerta hay 40 empresas grandes y 1.500 pymes alrededor. Ese es el entramado en el que pensamos”, dijo Funes de Rioja.
En particular, la exención de derechos de importación para bienes de capital, repuestos, partes e insumos y otros beneficios que se otorgan a los grandes proyectos y que hacen que, en caso de que prosperen, encuentren mejores condiciones comprando a proveedores del exterior que derramando el impacto de esa inversión en la estructura productiva local.
“Si no se aprueba la Ley Bases es una muy mala señal para la inversión extranjera directa que la Argentina necesita cuanto antes”, añadió Funes de Rioja. Son empresas, explica el líder industrial que necesitan certezas y que el sistema sea predecible para hundir capital en proyectos situados en el país.
En ese contexto, en las múltiples reuniones que enumeró, el mensaje de los industriales fue siempre el mismo. Que se evite generar nuevas asimetrías en desmedro de la industria nacional en ese régimen.
Qué tan hondo caló el pedido industrial se revelará en los próximos días, en medio de las negociaciones en el Senado que prometen sumar varias enmiendas al texto que tuvo media sanción en la Cámara de Diputados y que, se ilusionan en la entidad empresaria, incluiría una modificación que permita a los proveedores locales competir en mejores condiciones para integrarse en la cadenas de valor de esos proyectos que busca atraer el RIGI.
“Hicimos llegar estos conceptos, y entendemos que los han tomado”, dijo Funes de Rioja.
Mini RIGI
Por fuera del tratamiento de la Ley Bases y el paquete fiscal, la UIA quiere seguir el ejemplo del RIGI. Su líder asegura que las distintas comisiones están trabajando en un régimen de incentivo a la inversión pero para todo tipo de empresas, incluso ínfimamente más pequeñas que las inversiones de USD 200 millones y más a las que apunta el proyecto.
Los tiempos políticos no urgen, porque entienden que es clave evitar mezclar el tratamiento de una ley que consideran necesaria con su propia propuesta. Más bien una aprobación de la Ley Bases y el RIGI —enmendado— podría servir de ejemplo respecto a la necesidad de incentivar otro tipo de inversiones, otra escala de inversiones. Un esquema que, entre otros puntos, apunte al fomento a la creación de empresas, genere incentivos para la incorporación de equipamiento, elimine restricciones del banco central para los préstamos y elimine de derechos de exportación (retenciones) para las ventas incrementales al exterior.