(Desde Washington, Estados Unidos) Los técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmaron que la Argentina sobre cumplió las metas del primer trimestre y ya preparan la redacción final del Staff Level Agreement (SLA), un documento interno clave que debe aprobar el directorio como paso previo al desembolso de 792 millones de dólares previsto para junio.
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, mantuvieron larguísimas reuniones con los técnicos del FMI para ajustar los detalles de toda la información que se sumará al Staff Level Agreement.
Los distintos cónclaves en las oficinas del Fondo en DC permitieron ratificar que Argentina cumplió con creces las metas de reducción del déficit fiscal y de reservas del Banco Central, y que a diferencia del gobierno de Alberto Fernández no hubo razones macroeconómicas para solicitar un waiver (perdón) destinado a obtener el desembolso de junio.
La octava revisión técnica del programa confirmó que el superávit primario fue cuatro veces más alto que lo previsto cuando se acordó el crédito de Facilidades Extendidas (EFF, por sus siglas en inglés), que las reservas del Banco Central acumularon más de USD 2.000 millones de dólares que lo estipulado y que la emisión monetaria estuvo en los límites fijados.
En este contexto, la Casa Rosada aguarda que se anuncie sin demoras el Staff Level Agreement.
Antes de la llegada de Quirno y Werning a Washington, Nicolás Posse y Luis Caputo protagonizaron un diálogo distendido con Kristalina Georgieva en la convención global de inversores que organizó el Instituto Milken, adonde Javier Milei dio una conferencia sobre el futuro de la Argentina y la crisis de Occidente.
El jefe de Gabinete y el ministro de Economía adelantaron a la directora gerente del FMI que una delegación oficial volaba a DC para encontrarse con el staff técnico del Fondo, y en el cónclave quedó en evidencia que la Argentina no tendría inconvenientes en pasar la octava revisión para acceder a un nuevo desembolso en junio.
El cumplimiento de las metas y la ausencia de un waiver para obtener el desembolso de 792 millones de dólares abre una nueva etapa en la relación que mantiene el gobierno de Milei con Georgieva y su staff. El presidente insiste con un desembolso extra para fortalecer las reservas del Banco Central y abrir el cepo, mientras que la directora gerente del FMI es reluctante a esa pretensión de Milei.
Georgieva y su staff conocen el track record de la Argentina -en especial las administraciones de Mauricio Macri y Alberto Fernández-, y no quieren repetir una experiencia política que trajo desplazamientos en el FMI y un pésimo humor a los directores del board que avalaron programas de ajuste que se transformaron en papel picado.
Pero la resistencia no sólo está en el FMI. La administración Biden cree que el programa económico de Milei aún tiene poco recorrido y que es necesario aguardar los resultados del segundo semestre antes de discutir un eventual desembolso extraordinario del FMI.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, a través de sus funcionarios de confianza, ya transmitió al gobierno sus dudas técnicas respecto al plan de ajuste que se ejecuta en la Argentina. Esas dudas también son compartidas por Georgieva, que tiene relación personal con la secretaria del Tesoro.
A fin de año vence el programa y el Gobierno quiere negociar uno nuevo para evitar pagar con las reservas del Banco Central los intereses que continuarán corriendo hasta 2026. Se trata de un objetivo económico muy complejo por la política doméstica.
Está vigente la ley de Sustentabilidad Financiera que establece que sólo se puede tomar una deuda pública voluminosa con el acuerdo del Congreso, y ello es difícil que ocurra con la mayoría de los senadores peronistas que responden a Cristina Fernández de Kirchner.