La reducción gradual de la inflación y la más abrupta baja de las tasas de interés empiezan a tener un efecto en el mercado de crédito. Las nuevas líneas de hipotecarios que lanzaron ya varios bancos, incluido desde ayer el Nación, es lo que más visibilidad logró en las últimas semanas, pero en realidad todo el sistema financiero se va moviendo en la misma dirección.
Uno de los segmentos que reaccionó más rápido a la baja de tasas es el descuento de cheques, el mecanismo más utilizado por las pymes para financiarse en el corto plazo. En los últimos días ya se registraron operaciones a tasas de 35% anual en pesos, para el caso de documentos que tienen avales adicionales (como los que otorgan las Sociedades de Garantías Recíprocas).
Este costo de financiamiento se ubica incluso por debajo de la nueva tasa de política monetaria que fijó el BCRA desde la semana pasada: 50% nominal anual. Los bancos tienen mucha liquidez y hay menos demanda por parte del Tesoro para conseguir financiamiento (debido al superávit fiscal). La consecuencia de la oferta de pesos excedente que tienen las entidades genera esa reducción en el costo del dinero.
La misma situación se verifica en el mercado de capitales, donde se observa el mismo fenómeno. El descuento de cheques con garantía nunca dejó de funcionar, pero ahora la baja de tasas es muy notoria. Además, regresan otros instrumentos como la Obligación Negociable Simple, que permita financiación en pesos a plazos más largos (por lo general más de un año).
La reducción de tasas empezará gradualmente a llegar al público, especialmente a través del producto favorito de financiación, que son las cuotas a la hora de comprar. Por un lado, el programa Cuota Simple (que reemplazó al Ahora 12) tuvo una disminución del costo financiero, ya que está ligado a la tasa de política monetaria del BCRA. Esto le baja el costo a los comercios, pero también implica cuotas más bajas para los compradores.
En el Hot Sale que llegará la semana que viene también será un buen termómetro en materia de facilidades crediticias. Algunos sitios ya empezaron a promocionar el regreso de las 12 cuotas sin interés, un producto que había desaparecido pero cuya reaparición será clave para estimular las ventas.
Además, también empiezan a proliferar otras opciones para financiar en cuotas a quienes no poseen tarjeta de crédito. Esto permite que compradores que solo poseen una tarjeta de débito, prepaga o efectivo también puedan aprovechar la facilidad de comprar pero estirando los plazos de pago.
Los bancos tienen mucha liquidez y hay menos demanda por parte del Tesoro para conseguir financiamiento, debido al superávit fiscal. La consecuencia de la oferta de peso excedente que tienen las entidades genera esa reducción en el costo del dinero
El mercado argentino es uno de los más atrasados del mundo en materia de crédito. El stock actual no llega ni al 10% del PBI, claramente uno de los niveles más bajos de América latina y a nivel global. Detrás de este fenómeno hay dos razones centrales: la principal pasa por los altos niveles de inflación de los últimos años, que juega en contra del otorgamiento de préstamos.
El otro motivo son los altos déficit fiscales, que hicieron que el Estado se financie de manera creciente a través de los bancos y el mercado de capitales local. En la medida que se sostenga el equilibrio fiscal es altamente probable que crezca significativamente este stock crediticio.
En cuanto a la posibilidad de que la actividad repunte por un eventual aumento del crédito allí las cosas no están tan claras. Es cierto que el volumen crediticio es muy chico en relación al tamaño de la economía. Pero al mismo tiempo, hay sectores que podrían tener un salto significativo si aumenta la oferta crediticia, como venta de autos, motos, línea blanca o incluso el mercado inmobiliario.