(Desde Washington, Estados Unidos) Pablo Quirno, secretario de Finanzas, y Vladimir Werning, vicepresidente del Banco Central, tuvieron ayer la primera vuelta de reuniones con el staff técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) para cerrar la octava revisión del programa de Facilidades Extendidas que Argentina mantiene con el organismo multilateral de crédito.
Antes de la llegada de Quirno y Werning a Washington, Nicolás Posse y Luis Caputo protagonizaron un diálogo distendido con Kristalina Georgieva. Los tres estaban en la convención global de inversores que organizó el Instituto Milken, y la conversación giró sobre la Argentina y la situación de la economía mundial.
El jefe de Gabinete y el ministro de Economía adelantaron a la directora gerente del FMI que una delegación oficial volaba a DC para encontrarse con el staff técnico del Fondo, y en el cónclave quedó en evidencia que la Argentina no tendría inconvenientes en pasar la octava revisión para acceder a un nuevo desembolso en junio.
Quirno y Werning cumplieron ayer un apretada agenda de trabajo para avanzar en la revisión de los números que permitirán probar que la administración Milei cumplió con las metas acordadas en enero con las autoridades del FMI. Entre reunión y reunión, el secretario de Finanzas chateaba con Caputo, mientras que el vicepresidente del Banco Central hacia lo mismo con Santiago Bausili, titular de la entidad monetaria.
Con la certeza de haber cumplido con las metas del primer trimestre-emisión fiscal, reservas y déficit fiscal-, los encuentros de Quirno y Werning en DC también tienen la finalidad de establecer una hoja de ruta que debería concluir en un desembolso de 792 millones de dólares en junio.
Esa hoja de ruta tiene las siguientes etapas: la delegación argentina en Washington termina de revisar los distintas variables del programa con los funcionarios del Fondo, a continuación se conoce el Staff Level Agreement (SLA) dando cuenta oficialmente que se alcanzaron las metas acordadas, y ese SLA se eleva al directorio del FMI, que tiene que aprobarlo y autorizar el nuevo desembolso.
Si no hay obstáculos políticos o burocráticos inesperados, la visita de la delegación argentina terminará el jueves, el SLA debería conocerse a mitad de mes, y el directorio del FMI sería convocado a principios de junio, que no tendría objeciones de desembolsar los casi 800 millones de dólares para saldar una fracción del capital adeudado.
La octava revisión técnica probaría que el superávit primario fue cuatro veces más alto que lo previsto en el programa con el FMI, que las reservas del Banco Central habrían acumulado más de USD 2.000 millones de dólares que lo estipulado y que la emisión monetaria estuvo en los límites fijados.
Al margen del cumplimiento de las metas, el FMI reclamó que el programa económico atienda la crisis social, el desempleo y la caída de la capacidad adquisitiva de los salarios, jubilaciones y pensiones.
En este contexto, en el Palacio de Hacienda asumieron que en el próximo Staff Level Agreement se repetirá esta exigencia que ya planteó Georgieva en Washington y Gita Gopinath -subgerente del FMI- cuando se encontró con Caputo en Buenos Aires.
Georgieva estuvo distendida con Posse y Caputo cuando se encontraron en Los Ángeles, y no era el escenario para replantear la posibilidad de acceder a un desembolso extra de USD 15.000 millones destinados a reforzar las reservas del Banco Central para acelerar el levantamiento del cepo cambiario.
Pero en Washington se explicó a Infobae que la Argentina insistirá con ese pedido después de la decisión del board de habilitar un desembolso de 792 millones de dólares ya previsto en el acuerdo de Facilidades Extendidas.
Javier Milei compartirá la cumbre del G7 en Italia con Joseph Biden, y ahí estaría la oportunidad para doblegar la reticencia de Georgieva, Gopinath y todo el Staff del FMI que tiene el caso argentino.