Históricamente el servicio doméstico ha sido siempre uno de los sectores más informales de la economía nacional, por lo que resulta muy difícil saber con exactitud cuántas personas se están desempeñando en ese campo laboral. Lo que sí está claro, es que cada vez hay menos empleados que se encuentran en blanco.
De acuerdo a los datos más recientes publicados por el Ministerio de Trabajo de la Nación, en Argentina hay 458.766 trabajadores de casas particulares que se encuentran registrados (dato a enero de 2024). Si bien parece un número alto, se trata en realidad del valor más bajo de los últimos siete años. Para encontrar un número inferior hay que remontarse a diciembre de 2016, cuando había 456.600 trabajadores del servicio doméstico registrados.
El pico máximo se produjo en enero de 2020, cuando se contabilizaron 500.379 empleados formales en casas particulares. A partir de entonces los números comenzaron a derrumbarse, hasta llegar a los 458.766 mencionados en el párrafo anterior. En el transcurso de esos cuatro años, la cantidad de trabajadores registrados se redujo 8,31% (41.613 personas menos).
¿Qué pasó con esas 41 mil personas? Hay varias posibilidades. Pueden haberse quedado sin empleo, pueden haber conseguido otro trabajo o simplemente pueden haber pasado a la informalidad. Esto último no sería algo extraño para la mayoría, teniendo en cuenta el alto nivel de trabajo en negro que existe en el rubro. De acuerdo con el informe de “cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra” del Indec, siete de cada diez personas que se desempeñan en el servicio doméstico no tienen aportes jubilatorios, es decir que están en la informalidad. De hecho, se trata del sector más informal que hay.
Las consecuencias
El paso de la formalidad a la informalidad tiene múltiples consecuencias negativas. Una de ellas, por supuesto, es que se dejan de hacer aportes jubilatorios, lo que acarrea problemas para el futuro, si no se llegan a cumplir los 30 años de aportes. Pero quizás lo que más preocupa hoy a los trabajadores no es eso, sino la reducción de su nivel de ingresos.
Lo que ocurre, es que quienes se encuentran registrados están amparados por la ley y los empleadores deben respetar las subas salariales acordadas en paritarias. Este año, por ejemplo, se acordaron aumentos del 20% en febrero, del 15% en marzo y del 11% en abril para el sector formal, mientras que quienes están en la informalidad debieron ajustarse a las negociaciones directas con los empleadores.
En líneas generales, estar en la informalidad equivale a tener bajos salarios y actualizaciones por debajo de los índices de inflación. Así lo demuestran los últimos datos publicados por el Indec en materia salarial. Según el organismo, en los primeros dos meses de 2024 los trabajadores del sector formal (promedio de todas las actividades) tuvieron un ajuste salarial del 36,9%, mientras que los empleados informales percibieron de media una suba del 17,6%, menos de la mitad.
Por lo tanto, la pérdida de más de 41 mil puestos de trabajo formales en el servicio doméstico implica necesariamente una reducción del poder adquisitivo de miles de familias.
Cuánto cobrarán las empleadas domésticas por hora en mayo 2024
La primera categoría, que es para quienes cumplan el rol de supervisores, por hora cobra $2.867,50 cuando es sin retiro. Con retiro, la hora se cobra $2.617,50. El siguiente rango, que engloba a quienes realizan tareas específicas, cobra por hora $2.478,5 con retiro y $2.727 sin retiro. La tercera sección es para caseros, por ende es siempre sin retiro: cobran $2.341 la hora.
La cuarta categoría es para quienes trabajan en cuidados de personas. Con retiro, por hora, cobran $2.341 y sin retiro el sueldo es de $2.617,5. El último nivel, para tareas generales, cobra $2.170,5 la hora, cuando es con retiro. Sin retiro, el cobro por hora es de $2.341.
Además, hay montos adicionales. Por antigüedad corresponde un 1% por cada año trabajado con el mismo empleador, sobre el salario mensual. También se debe abonar un 30% más por zona desfavorable para el personal que trabaje en: La Pampa, Río Negro, Chubut, Neuquén, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, o en el Partido de Patagones de la Provincia de Buenos Aires.