En una presentación organizada por Portfolio Personal Inversiones (PPI), Emanuel Álvarez Agis, titular de la consultora PxQ y exviceministro de Economía, pintó un cuadro macroeconómico de muy difícil resolución para el gobierno, que definió técnicamente como “inconsistencia dinámica”, pues la economía arrastra condiciones que no podrá sostener en el tiempo.
“Todos los analistas teníamos un desafío importante al inicio del gobierno de La Libertad Avanza: solo teníamos contenido de campaña dolarización y motosierra. Luego por suerte emergió algo bastante distinto y nos puso en el nuevo desafío de saber si este era el plan, si era un plan en etapas, si era un plan de emergencia o si en realidad atrás la dolarización”,
Sin embargo, prosiguió, a medida que pasó el tiempo empezó a quedar más claro hacia dónde iba el gobierno, que a su vez empezó a “esconder” el discurso de la dolarización o a ponerlo en un horizonte mucho más lejano.
“Empezamos a escuchar cada vez más que vamos a una competencia de moneda; ese término al presidente le vino muy bien, porque recoge una vieja idea de Hayek, su referencia teórica, política y económica, que en un libro superinteresante de 1978 titulado “La desnacionalización de la moneda” decía que Europa no debía ir al euro y a un Banco Central, sino volver a cuando el sector privado producía sus propias monedas, monedas bancarias generalmente, que competían entre sí. Milei agarra eso, pero en el mundo actual no podemos hacer que el sector privado emita monedas (aunque) sí podemos hacer que la gente decida cuál es el mejor Banco Central del mundo, eligiendo esa moneda”.
Competencia de monedas
Al fin de cuentas, dijo Agis, en la Argentina “competencia de monedas” es básicamente salir del cepo. “Oorque si salgo del cepo, como ahorrista o compañía o persona voy a decidir si quiero comprar dólares, yuanes, reales o pesos. Y como empresa exportadora, si me quedo con los dólares o los liquido contra pesos. Para no enrollarnos: competencia de monedas es ser libre de decidir en qué moneda transar o ahorrar. Si ese es el objetivo del presidente, este (por el actual) no es el programa definitivo, porque tiene el mismo cepo, explicó, con el que el gobierno asumió.
Es evidente, dijo Agis, que el gobierno quiere salir del cepo, pero tiene dificultades para poder hacerlo, porque asumió con USD 12.000 millones de reservas negativas y para salir necesita reservas positivas por al menos USD 2.500 millones, un riesgo país de 1.900 puntos básicos, que necesita reducir a no más de 700, un dólar de $ 800, cuyo poder adquisitivo se redujo mucho debido a la inflación y una overhang o exceso monetario por el cual los pasivos remunerados del Banco Central excedían el 10% del PBI.
El economista describió la evolución de esas variables en los cuatro meses y medio de gestión del gobierno y señaló que para salir del cepo el gobierno necesita salir con pocos pesos y muchos dólares, porque de eliminar el control de cambios tendrá el problema del tipo de cambio en función del volumen de pesos y de dólares.
Agis precisó que desde el inicio del gobierno el gobierno redujo la “Base Monetaria Ampliada” en 31%, pero con cierto ilusionismo, porque si bien redujo la deuda del Central pasándola al Tesoro, el BCRA sigue siendo el Prestamista de Última Instancia a través del mecanismo de puts que tienen los bancos privados. “Si yo yo computo esos puts como deuda del BCRA, no mejoré. Estoy cambiando la deuda de cajón; no la debe más el Central, sino el Tesoro, pero el prestamista de última instancia es el BCRA”, remachó. Por eso, señaló, el gobierno “solucionó” un problema creando un problema similar, que ejemplificó con el caso de la deuda comercial: que aumentó casi en igual medida que la acumulación de reservas del Banco Central. De hecho, apuntó, así como durante 2023 el gobierno anterior no pagaba el 90% de las importaciones y hacía que el sector privado asumiera deuda, en enero-febrero de este año sucedió básicamente lo mismo.
Casi tres cuartas partes del ajuste se debió a la licuación de jubilaciones (40%), el corte de la Obra Pública (20%) y el no pago a las generadoras eléctricas (14%)
“La acumulación de reservas -sintetizó- es deuda nueva”, a través de, entre otras cosas, el mecanismo del Bopreal, un bono en dólares emitido por el Banco Central para absorber pesos y colocar entre importadores y pymes. Es un parche, apuntó, que debía permitir llegar a mayo, a la liquidación grande de la cosecha gruesa. El problema, prosiguió, es que la cosecha fue buena pero el valor que se liquidará al BCRA serán unos USD 24.000 millones (unos USD 6.000 se liquidarán por el CCL), mejor que los USD 19.000 de 2023, año afectado por la fuerte sequía, pero inferior a los USD 40.000 millones de 2022 y USD 32.000 millones de 2021.
Mientras tanto, dio cuenta el economista, el dólar fue perdiendo poder adquisitivo y a este ritmo se llegaría a mediados de año con un “Tipo de Cambio Real” inferior a aquel con el que el gobierno asumió, algo que “para el exportador sojero ya no es tan conveniente”.
Caputo, el carro y los caballos
El ministro Caputo insiste en que no habrá una nueva devaluación y que el peso debe apreciarse, pero según Agis hace comparaciones equívocas y “pone el carro delante de los caballos” porque la actual apreciación relativa del peso respecto del dólar no se debe a mejoras de productividad, como ocurrió por caso durante la convertibilidad. “El gobierno tiene que tener un plan B para salir de este lío”, advirtió.
Del mismo modo, quien fuera viceministro de Axel Kicillof cuando este era ministro de Economía de la Nación relativizó los resultados fiscales del primer trimestre. Un 40% del mismo, precisó, se debió a la licuación del valor de las jubilaciones, un 20% al corte de la obra pública y un 14% a la decisión oficial de no pagar, a través de Cammesa, la deuda a las generadoras eléctricas. Además, subrayó, el superávit así obtenido empieza ahora a estar amenazado por la recesión, que provocó una caída del 8,5% interanual en la recaudación real.
Es un cuadro solo sostenible “por un ratito”, aunque podría mejorar si el gobierno logra la aprobación de la ley Bases, y el ajuste se traslada del gasto a una mejora de ingresos por las medidas tributarias contenidas en el paquete fiscal.
Aun así, insistió Agis, se trata de una situación difícil de sostener socialmente, porque la jubilación mínima está en niveles históricamente bajos, cuadro que se agrava porque a la vez el salario privado en niveles “histórica y ridículamente bajos”. No son niveles socialmente sostenibles en el tiempo, enfatizó.
El economista llegó así a la conclusión de que el programa se enfrenta a una combinación de cepo financieramente no sostenible y niveles de jubilaciones y salarios socialmente no sostenibles. Y si para salir del cepo el tipo de cambio real (esto es, el poder adquisitivo del dólar) sube, los problemas se agravarían, sostuvo. Tal es la razón, prosiguió, de que Caputo insista en que no habrá devaluación. “El régimen macroeconómico oficial es consistente en términos de interacción de variables estáticas, pero tengo muchas deudas de su consistencia en términos dinámicos”, fundamentó.
El mejor momento para que el gobierno intente salir del cepo, dijo Agis, será el cuarto trimestre de este año, si antes consigue “alinear” ciertos precios, como combustibles, salud y tarifas. Ayudaría, conjeturó que mediante la aprobación de la ley Bases y del “Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) que contiene el gobierno logra un buen nivel de ingreso de dólares, pero es dudoso que eso ocurra, “porque esos dólares tardarán en llegar”.
El cuarto trimestre sería el momento indicado para salir del cepo, concluyó el economista, es el cuarto trimestre, porque se trata de un período de alta demanda de peso y porque, “por más libertario que sea, sería improbable que haga correcciones importantes en un año electoral.