El impacto de la recesión: del miedo a la híper a indicios de deflación

El proceso de desaceleración del aumento de los precios, mucho más rápido y profundo que lo previsto, plantea un nuevo escenario para el plan del ministro Luis Caputo. El ajuste al ajuste

El propio Banco Central fue explícito en la presentación que hizo en Washington, al sostener que el tipo de cambio real al que diferentes sectores fijaron precios “revelan márgenes empresariales elevados (y dispersos, en dólares)”, lo que contribuyó hasta ahora a alimentar la inflación (EFE)

Impensado hasta hace cuatro meses, una nueva definición asoma en el diccionario económico de estos tiempos: deflación.

Superado el temor a la hiperinflación que caracterizó los últimos meses del 2023 y ya en pleno proceso de estanflación, es decir, fuerte recesión combinado con índices todavía altos de suba de precios, surgen indicios de que en algunos bienes y servicios los aumentos empiezan a retrotraerse. Con ello, también la expectativa de que a fuerza de un consumo frenado, esa baja podría expandirse en las próximas semanas.

El propio Banco Central fue explícito en la presentación que hizo en Washington, al sostener que el tipo de cambio real al que diferentes sectores fijaron precios “revelan márgenes empresariales elevados (y dispersos, en dólares)”, lo que contribuyó hasta ahora a alimentar la inflación. En otras palabras, los productores de bienes tendrían, según esa mirada, colchón suficiente para reducir precios.

En el contexto actual, hablar de deflación -como arrojaron los indicadores de alta frecuencia de Alphacast que indicaron que la inflación núcleo de las últimas cuatro semanas fue 0% y una caída de precios de 0,8% en la tercera semana del mes- es prácticamente describir el paraíso económico. Sin embargo, si la inflación es mala, la deflación sostenida también lo es, alertan muchos economistas.

Si la inflación es mala, la deflación sostenida también lo es, alertan muchos economistas

La suposición de que los precios van a ser más bajos en el corto plazo, con la expectativa de que los ingresos logren una mínima recomposición y, eventualmente, mejoren también las condiciones del crédito pueden promover un “wait & see” (esperar y ver) por parte de los consumidores. Es decir, un incentivo a postergar decisiones.

Ese comportamiento generalizado puede transformarse en un círculo vicioso que, en vez de impulsar la reactivación, termine profundizando la recesión. ¿Es eso un verdadero riesgo hoy para la economía? Los analistas por ahora lo descartan. Sí destacan que el proceso de desinflación mucho más acelerado que lo previsto inicialmente requiere de ajustes de sintonía fina. El ajuste, apuntó la consultora Consultatio, necesita ajustes.

El proceso de desinflación mucho más acelerado que lo previsto inicialmente requiere de ajustes de sintonía fina. El ajuste, apuntó la consultora Consultatio, necesita ajustes (Reuters)

“Si hubiera deflación, creo que sería un fenómeno muy transitorio.Si hay precios que están todavía fijados a un tipo de cambio más alto, es una corrección de una sola vez, sobre todo con costos que siguen aumentando por los ajustes de tarifas e, incluso, el dólar oficial que avanza al 2%”, precisó uno de los directores de la consultora Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina, quien consideró que hablar de deflación probablemente no sea exacto sino que lo que identifica es cierta “estabilidad, lo que ya es mucho”.

En cualquier caso, un proceso de baja de precios en corto plazo aceleraría la recomposición de ingresos, es decir, sería un aumento indirecto de los salarios, lo que debería tener un efecto expansivo más que recesivo.

Un proceso de baja de precios en corto plazo aceleraría la recomposición de ingresos, es decir, sería un aumento indirecto de los salarios, lo que debería tener un efecto expansivo más que recesivo

A pesar de eso, distintos análisis sobre el fin de la semana y, sobre todo, tras la decisión del Banco Central de bajar la tasa de interés nuevamente ante lo que se prevé será un índice de un dígito en abril -tal vez incluso por debajo de 9%- advierten sobre las implicancias para el propio plan del ministro de Economía, Luis Caputo, del nuevo contexto. “

Alphacast detectó que la inflación núcleo de las últimas cuatro semanas fue 0% y una caída de precios de 0,8% en la tercera semana del mes

Al menos hasta aquí, la combinación de ajuste fiscal (con superávit financiero), ancla cambiaria (crawling peg de 2%) y desplome de actividad (”no hay plata”) fue suficiente para desinflar (no se necesitó reforma monetaria).

¿Y hacia adelante?

“El BCRA confía en que puedan achicarse los márgenes empresarios, consolidando el proceso”, apuntó la consultora 1816 donde advirtieron que hacia adelante el principal riesgo es que la futura unificación cambiaria y la eventual recuperación del consumo podrían dificultar, o al menos postergar, la desinflación.

El BCRA confía en que puedan achicarse los márgenes empresarios, consolidando el proceso (Consultora 1816)

“Datos fiscales y externos siguen siendo muy positivos, pero de mediano plazo es indispensable mejorar la calidad del ajuste”, advirtió. El argumento de que el ajuste fiscal es ahora poco sostenible recurriendo a los mismos métodos que hasta ahora, se repite.

Es que, precisamente, la contundencia de los datos de inflación hacia la baja amenazan la “dependencia de los resultados de la licuación”, según Consultatio. Eso llevó a la consultora a sugerir que, paradójicamente, el progreso que se ve en materia de baja de la inflación amenaza el ancla fiscal. De ahí la relevancia extrema de que el Gobierno y el mercado le asignan a la aprobación del paquete fiscal que se comenzó a discutir en el Congreso esta semana.