Previsiblemente, la baja de la tasa de interés presionó las cotizaciones del dólar que cerraron ayer en alza en todas su variantes: el dólar libre cerró en $1055 mientras que el MEP lo hizo en $1035, ambos con una suba de casi 2% en el día. Lo que a primera hora de la tarde se percibió como un movimiento “natural” e incluso transitorio, que se produjo cada vez que el Banco Central dispuso una baja de tasas para luego volver a acomodarse, se transformó al final del día en motivo de inquietud.
Es que a última hora de la tarde, la Secretaría de Finanzas dio a conocer los resultados de la licitación de deuda de la jornada, en la que se obtuvieron peores resultados a los previstos. Esto a pesar de que el Banco Central dispuso la baja de tasas precisamente para estimular la participación de los bancos en la colocación de deuda del Tesoro en detrimento de los pases, cuyo rendimiento la autoridad monetaria recortó al 5% mensual. Sin embargo, el objetivo se consiguió sólo a medias y despertó la preocupación del mercado.
Es que durante los primeros tres días de la semana, el Banco Central tuvo que volver a encender la máquina de emisión monetaria para cumplir con los puts -la opción de liquidez que la entidad le ofrece a los bancos como incentivo a participar de las licitaciones- por $1,3 billones, Con esos pesos recompró un título en pesos, el TZXD5, tal como ocurría durante la anterior gestión. Con menos títulos en sus carteras, el mercado siguió muy atento a los resultados de la licitación en la que se esperaba una alta participación, suficiente para que el Tesoro no sólo pudiera refinanciar los vencimientos del día por $2,7 billones sino también recomprar esos bonos rescatados al Banco Central para neutralizar el efecto expansivo de la emisión de los días previos. Pero eso no fue lo que ocurrió y se prenden ahora luces amarillas sobre el destino de esos pesos que quedaron “sueltos” en el mercado.
Lo más esperable es una nueva jornada de dólar con alta demanda y, por ende, con tendencia al alza en los precios. “El BCRA recompró deuda en el mercado por más de 1 billón generando una expansión monetaria equivalente a más del 8% de la base monetaria. Con esa emisión se espera una fuerte demanda en la licitación del Tesoro. Si luego el Tesoro cancela deuda con el BCRA, implicará un efecto monetario neutro”, había advertido la consultora Aurum en la previa de la operación. El resultado, según el cual apenas se pudieron renovar las vencimientos cuando se necesitaba capturar casi un 40% más de fondos, enciende algunas alarmas. “No salió bien la lici”, opinó el analista Salvador Vitelli. Colegas suyos fueron mucho más categóricos y la definieron como “pésima”, particularmente porque además el Tesoro debió convalidar una tasa de interés mayor a la que estaban rindiendo los títulos en el mercado secundario.
En cualquier caso, existe al menos un atenuante que hace menos compleja la situación: en lo que va de abril, los fondos obtenidos por el Tesoro en las licitaciones de deuda equivalen a 175% de los vencimientos del mes, lo cual deja algo de margen para corregir la situación.
Pero lo cierto es que no son pocos los analistas que ahora consideran arriagada la movida del BCRA de bajar tan agresivamente la tasa, en función de lo que se espera será un índice de inflación más bajo al previsto. “El BCRA dispuso una nueva baja de tasas de política monetaria y la llevó al 60% nominal anual. Preanuncia una probable menor inflación a la esperada en abril al tiempo que ayuda al Tesoro y al BCRA a reducir costo fiscal y cuasifiscal. Con crawl de 2% mensual y tasas del 5% mensual el proceso de atraso cambiario se modera pero al mismo tiempo reduce los incentivos que existían para anticipar liquidación de divisas”, destacó Aurum.