Desde abril comenzaron a regir los nuevos cuadros tarifarios para el servicio de gas natural por redes en todo el país, los cuales continen fuertes aumentos en las boletas que pagarán los usuarios. Ese impacto tendrá diferentes magnitudes entre regiones, en donde las zonas más frías del país afrontarán mayores incrementos a medida que se acerque el invierno.
La Secretaría de Energía aplicó desde este mes subas tanto en el cargo fijo como en los cargos variables de las facturas domiciliarias. Dentro de esos ítems se destaca el precio mismo del gas que se cobra a los usuarios, en particular los de altos ingresos conocidos como N1, quienes no perciben subsidios. La segmentación de subvenciones vigente contempla también a los N2 (bajos ingresos) y N3 (ingresos medios).
El Observatorio de Tarifas y Subsidios en el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), que depende de la UBA y el Conicet, publicó un análisis en el que detallaron que las facturas promedio del país para un usuario de altos ingresos de la categoría R2, que con el cuadro tarifario de diciembre pagaba $4.846, ahora pasará a abonar $21.522 desde abril.
A su vez, la factura promedio del país para un usuario N 2 saltó de $2.247 a $12.913 mientras que la factura promedio del país para un usuario N 3 (hogares de ingresos medios) pasó de $2.598 a $14.439 en abril.
“Estos incrementos implican que, en promedio en el país ante igual consumo, un usuario N 1 afronta un incremento del 344% respecto al cuadro tarifario vigente en diciembre de 2023. A su vez, los usuarios N 2 de bajos ingresos y N 3 de ingresos medios enfrentan, en promedio, facturas finales 475% y 456% más elevadas”, detalló el IIEP.
“Por último, un análisis transversal de facturas promedio muestra que el segmento N1 paga una factura 1,5 veces superior al segmento N3 y 1,6 veces mayor al segmento N2. Esta diferencia se redujo respecto al cuadro tarifario anterior debido al incremento en el cargo fijo. Es decir, en usuarios de bajo consumo, el peso de los cargos fijos reduce las diferencias tarifarias entre las facturas de los usuarios en diferentes segmento de ingresos”, agregaron.
Tarifas de gas, provincia por provincia
El servicio de gas natural por redes se encuentra regulado a nivel nacional, por lo que no hay una dispersión para interpretar las facturas. Sin embargo, si hay diferencia entre los subsidios y la disparidad de consumo entre regiones.
- Por ejemplo, para el universo N1, según el informe del IIEP, desde abril las tarifas más caras se pagan en tierra del fuego $58.917 en promedio. Le siguen Santa Cruz sur ($57.713), Chubut sur ($33.380), Neuquén cordillera ($33.070) y cordillera de Chubut y Río Negro ($33.050).
- En el caso de los N2, las boletas promedio de gas más caras son las de Santa Cruz ($28.231). Le siguen Tierra del Fuego ($25.817); PBA, Chubut y Río Negro ($19.018); PBA sur-PBA ($18.847) y Chubut sur ($17.273).
- Para los N3 las facturas más altas llegarán en Santa Cruz ($33.527). Le siguen Tierra del Fuego ($31.630); PBA, Chubut y Río Negro ($21.181); PBA y PBA sur ($21.010) y Chubut sur ($20.140).
El IIEP destacó que para una misma categoría de usuario los consumos máximos varían entre regiones debido a la extensión territorial, las diferencias de temperaturas y, por lo tanto, a la intensidad del uso del gas.
En tanto, las distribuidoras cobran a sus usuarios distintos precios de gas que se explican por diferencias por región, incluso en el régimen de zonas frías. “En conjunto con el consumo promedio de la categoría, hacen que la composición entre cargo fijo y cargo variable, para iguales usuarios, sea significativamente diferente entre provincias y subzonas”, explicaron.
Por último, indicaron, la segmentación de subsidios le puso aún más complejidad y aumentó la dispersión tarifaria ya que para los diferentes segmentos de usuarios puede variar la región donde encontrar la tarifa más baja para una misma categoría de consumo.
A partir de mayo habrá otra suba para compensar los mayores precios del gas en el invierno, cuando baja la temperatura y se dispara el consumo. Por tanto, el impacto se sentirá en los hogares pero con mayor fuerza en los pequeños comercios y las industrias, ya que no tienen subsidios.