Durante el segundo trimestre del año los analistas consideran que estará garantizada la estabilidad cambiaria. Sin sobresaltos para el tipo de cambio oficial, en proceso de devaluación gradual del 2% mensual, el flujo de dólares para la Argentina -con mayor intensidad de la liquidación de exportaciones del agro-, extenderá el período de recomposición de las reservas con el respaldo del superávit comercial.
Una vez que pase la primera mitad de 2024 ese escenario excepcionalmente positivo menguará por cuestiones estacionales y aunque esto no implicará una inmediata reversión del saldo positivo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, el eventual cambio de contexto hacia fin de año lleva a los economistas a evaluar cuál sería el nivel de precios adecuado para el dólar, aún antes de eliminar definitivamente el “cepo”.
Para ello, destacan tres variables de cuya evolución dependerá el rumbo cambiario.
- Ritmo de devaluación. Uno de los mayores aciertos del esquema inicial planteado por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, fue el de establecer desde el inicio de la gestión un tipo de cambio mayorista de referencia de $800, entonces suficientemente alto para incentivar las exportaciones y, luego del “shock” inicial, mantenerlo casi fijo como “ancla” para las expectativas de inflación y devaluación.
En este aspecto, la rápida pérdida de competitividad cambiaria no afectó el saldo de balanza comercial ni la firme recomposición de reservas, pero es una variable a recalibrar pasada la cosecha gruesa. El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral que elabora el Banco Central volvió a quedar la última semana debajo de los 100 puntos de equilibrio teórico.
Este indicador había alcanzado un máximo de 162 puntos en diciembre, en su nivel más alto desde julio de 2007, pero en cuatro meses recortó un 40%, debido a una inflación que superó largamente la devaluación.
El índice de tipo de cambio real multilateral del BCRA pasó de un pico de 162 puntos en diciembre, en su nivel más alto desde julio de 2007, a 100 cuatro meses después
- Baja de la inflación. El ritmo de aumento de los precios al consumidor viene desacelerando mes a mes tras el pico de diciembre. La velocidad con la que se vaya debilitando la inercia inflacionaria determinará el grado de la flotación “sucia” que podrá adquirir el dólar y eventualmente marcar los tiempos para la salida de definitiva de los controles de cambio.
Pasado a cifras, el tipo de cambio oficial en $866 experimentó un salto del 306% anual, unos 20 puntos porcentuales por encima de la inflación, un “colchón” que todavía da margen para mantener relativamente quieta la paridad.
La Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno porteño informó que en marzo el IPC de la Ciudad registró un incremento de 13,2%, mientras que en el primer trimestre del año acumuló una suba de 57,3%, y respecto de un año antes 285,3 por ciento.
- Recomposición de reservas. El dólar “blend” para el agro, con un 20% de los ingresos liquidados por el mercado de valores a la paridad del “contado con liqui”, incentiva las exportaciones del sector, mientras que la aplicación del Impuesto PAIS del 17,5% para importadores desalienta la demanda de divisas en el mercado de cambios. Este marco allana el camino para que el Banco Central consiga acaparar más de la mitad de las divisas en oferta.
Queda claro que el ente monetario está cómodo con esta tasa de cambio, porque le está permitiendo recomponer reservas a toda velocidad. Obtener una mayor posición de liquidez de divisas en el balance del Central es un requisito para el fin del cepo, que en la práctica significaría una nueva etapa de fluctuación en base a la oferta y demanda privadas, sin la preponderancia del arbitraje oficial.
En los cuatro meses desde el 11 de diciembre, cuando asumió el gobierno de Javier Milei, el BCRA efectuó compras netas por más de USD 13.100 millones. A la vez, las reservas brutas mejoran bajo la nueva administración nacional en USD 7.837 millones (37%) desde USD 21.208 millones que dejó el gobierno anterior, el 7 de diciembre.
Expectativas del mercado
“Esperamos que a partir de abril/mayo comiencen ajustes, por el atraso del tipo de cambio real y la necesidad de que el campo liquide rápidamente la cosecha gruesa”, aportó Walter Morales, presidente y estratega de Wise Capital.
“La inflación de este año podría ser menor si el ajuste fiscal pasa a ser más severo. La única duda son los ajustes cambiarios que el Gobierno deberá convalidar cuando se unifique el tipo de cambio y cuál será su impacto sobre la inflación. A priori, habrá una suba adicional en los precios minoristas”, consideró Morales.
Y advirtió el economista: “Nunca una unificación cambiaria fue al tipo de cambio más bajo. O aceleran la tasa de devaluación, o en algún momento el atraso acumulado termina en una devaluación más fuerte”.
Desde el cambio de Gobierno el BCRA compró más de USD 13.000 millones en el mercado y las reservas brutas aumentaron en USD 8.000 millones
“Creemos que en el corto plazo vamos a ver un dólar estable o incluso que podría seguir bajando con el Banco Central comprando dólares todos los días. No creemos que esta dinámica vaya a cambiar. La pregunta es qué tan sostenible es esto. En abril comienza a correr los pagos al 100% de las importaciones. Entonces cuando empecemos a pagar las importaciones vamos a ver la capacidad de compra real, sabiendo que se pospuso buena parte de esos pagos a principios de año porque no había dólares y se demoraron hasta la cosecha gruesa”, definió Javier Casabal, estratega de Renta Fija de Adcap Grupo Financiero.
El experto destacó que “En estos momentos que recién empieza la cosecha, hay que ver qué tan potente viene y si es capaz de abastecer el 100% del pago de importaciones y ver un mercado más normal”.
“Más allá de las fuertes compras de divisas, sigue preocupando la dinámica del crawling-peg de sólo el 2% frente a la inflación más allá de que se descuenta que continuaría a corto plazo en medio de una abundante liquidación de la cosecha. Aún así, y reconociendo que dicha estrategia busca seguir contribuyendo a la desaceleración de la inflación, los dólares financieros -así como los futuros- continúan convalidando el escenario de calma cambiaria, e incluso se anticipa una nueva baja de tasas en busca de contribuir también desde dicho frente a morigerar la nominalidad de la economía”, sintetizó Gustavo Ber, economista del Estudio Ber.
La competitividad cambiaria que mide el BCRA volvió a niveles de septiembre de 2023
“Aunque se ha intentado comparar el escenario de 2024 en adelante con lo ocurrido después de 2002 -tras la caída de la convertibilidad-, hay diferencias significativas con aquella experiencia: en aquellos años, el tipo de cambio oficial para los exportadores era equivalente a $1.800 actuales -mayor competitividad cambiaria-, precisó Jorge Day, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea.
“Esto compara con una paridad a la mitad en el presente, incluso por debajo del promedio histórico de $1.000. Los precios se exportación a partir de 2003 reflejaron la creciente demanda de China por commodities, fenómeno que también se percibió por el lado de los volúmenes del mercado mundial”, agregó el economista.