La última terminal automotriz que restaba publicar sus listas de precios lo hizo este miércoles, completando así el nuevo escenario de valores de los autos cero kilómetro en el mercado argentino. Se trata de Nissan Argentina, que fabrica únicamente la pick-up Frontier en la planta Santa Isabel, donde alquilan línea de montaje a Renault Argentina para compartir la producción con la camioneta de una tonelada equivalente con la que comparte plataforma, la Alaskan. El resto del portafolio de modelos llega importado países de la región.
A diferencia de la mayoría de los fabricantes, que decidieron mantener sus precios de marzo o aumentar muy levemente para abril, Nissan aplicó una corrección del 8,3% en el precio del auto más barato que trae importado de México, el Versa Sense, replicándolo también sobre la versión de acceso del exitoso Nissan Kicks, que hasta hace unos días era el SUV más barato del mercado, y ahora quedó en el quinto lugar detrás del Chevrolet Tracker, el Renault Stepway, el Fiat Pulse y el Citroën C4 Cactus.
“No sé cuánto tiempo se puede aguantar sin aumentar los precios, no creo que sea mucho”, dijo Ricardo Flammini, presidente de Nissan Argentina, en un encuentro con la prensa especializada dentro del marco del inicio del año fiscal 2024 de la marca.
El ejecutivo, que lleva dos años al frente de una de las empresas más jóvenes del mercado argentino, habló extensamente de la especial situación que vive la industria automotriz en este momento, en el que se venden pocos autos, y aunque está abierta la importación libre de cupos, la mayoría de los fabricantes sigue trayendo pocos autos del exterior.
“La industria automotriz hoy todavía va a ser chica. No sólo por menor demanda sino por la oferta. No veo a ninguna terminal trayendo autos masivamente. Hay una distorsión que se tiene que resolver en algún momento. Eso es a lo que apostamos todos, por eso no están entrando autos importados a pesar de estar abierta la importación”, inició su análisis.
El ejecutivo señaló que busca “crecer responsablemente” y eso implica tener cautela para no equivocarse trayendo unidades de se van a vender. “No habrá muchos autos importados por el momento. No sabemos cuál va a ser el tamaño del mercado de este año. Hoy hay que dividir el año en dos, con un primer semestre con los números que estamos viendo, entre 330.000 y 340.000, y un segundo semestre que debería estar arriba de las 400.000 unidades, lo que en promedio nos daría unos 350.000 o 360.000 vehículos para 2024. Y también impacta el flujo de pagos de esas importaciones, que sigue siendo a 180 días. Tenemos confianza en que el actual sistema va a andar bien”, explicó.
Más allá del mercado y de la disponibilidad de los dólares para pagar las importaciones, lo que coinciden todos los ejecutivos de las fábricas de autos argentinas es que hay un tema impositivo de fondo que limita fuertemente a la industria.
“La mayoría de los autos importados están alcanzados por los impuestos internos. Eso hay que revisarlo. Lanzamos la Nissan X-Trail e-Power a $30 millones en julio del año pasado y hoy vale $110 millones. Más o menos el 75% de ese valor son impuestos”, ejemplificó Flammini. “A pesar de que hubo inflación en todo el mundo, históricamente un auto hatchback segmento B costaba entre 12.000 y 18.000 dólares; los segmentos C, entre 14.000 y 25.000 dólares; los D, entre 25.000 y 50.000 dólares. Y una pick-up, entres USD 25.000 y 35.000. Una C-SUV valía 40.000 dólares, no 110.000. No son precios sostenibles. Hay que revisar esto. Si alguien piensa que somos nosotros lo que generando este margen de diferencia, yo les garantizo que no es así”.
Las ganancias de los fabricantes de autos en los últimos años ha sido objeto de muchas críticas, incluso de otros actores de la propia industria como algunos importadores independientes y parte del sector autopartista. Cuando el año pasado se habían acumulado cerca de 8.000 millones de dólares de deuda por la falta de divisas para pagar a los proveedores del exterior, la industria pedía que esas SIRA prometidas que no salía, se pagaran al mismo precio del dólar oficial con el que se habían hecho las transacciones.
Eso no sucedió, el nuevo gobierno lanzó los Bopreal que suscribieron todas las terminales, pero la crítica que recaía sobre los fabricantes era que importaban a dólar oficial y vendían los autos a precio de dólar oficial libre, casi tres veces más caro. Sin embargo, Flammini cree que hay que mirar el escenario completo.
“Hay una idea general de una extraordinaria rentabilidad de la industria automotriz en los últimos años, pero hay que ver todas las variables. El problema es que las ventas se cobraban en pesos pero no había posibilidades de comprar los dólares para pagar. Se hicieron las pedidos con un dólar de $340, pero no se pagaron y cuando aparezcan los dólares para hacerlo, los vamos a comprar a $1.000, con los cual, necesitamos el triple de pesos para pagar la deuda que quedó. Pero además, con esos pesos tuvimos que ayudar a los proveedores, por la misma falta de dólares que había, para que puedan pagar sus insumos. Entonces esa plata no está más. Esa alta rentabilidad de la que se habla, no está más”, detalló.
Y nuevamente sobre la matriz de impuestos que se paga para importar pero también para fabricar, Flammini fue contundente al decir que no linealidad. “Hay un Impuesto País del 17,5% que se debe pagar por cada pieza que importamos para fabricar, y eso se paga de inmediato, al importarla. Y está el costo financiero de esperar seis meses con los pesos en la mano esperando que lleguen los dólares para pagar. Definitivamente no es buen negocio importar autos en este momento. Hay que revisar la estructura impositiva, porque no están dando los números”, desarrolló el presidente de Nissan Argentina.
El escenario que vislumbra el ejecutivo es que hay que esperar unos meses más para ver resultados o cambios en el mercado.
“No sólo no aumentaron los autos, sino que los precios de transacción bajaron. Los concesionarios tienen un poquito más de espalda. No mucha más, pero hay resto para pasar estos meses. Está el precio de lista sugerido, puede haber un descuento de la terminal, o bonificación, y después es el concesionario el que de acuerdo al volumen de unidades que tiene, puede poner un descuento adicional porque quiere sacarse tal o cual modelo de stock, o porque quiere rotar a una velocidad diferente. Los concesionarios son entidades independientes, ellos deciden qué hacer con la mercadería. Por eso el precio de lista es sugerido”, finalizó.