Llegó abril y un evento muy esperado por el Gobierno, que ajustó las medidas para alcanzar este deadline, el comienzo de la liquidación de exportaciones de la cosecha gruesa, protagonizada por la soja y el maíz y sus derivados primarios, que incrementará el flujo de divisas en el segundo trimestre del año, el que estacionalmente más aporta al superávit comercial y también al fiscal, por el incremento de la recaudación asociada al comercio exterior, `principalmente las retenciones, pero también al transporte y consumo regional.
Con iguales dosis de audacia y precisión, la administración de Javier Milei -con Luis Caputo en el Ministerio de Economía y Santiago Bausili en el Banco Central- decidió un inmediato salto cambiario por encima del 100% en la primera semana de la gestión, para luego “planchar” el tipo de cambio oficial en torno a $800, con una mínima suba del 2% mensual hasta el presente.
La estrategia resultó: aún con una inflación acumulada de casi 90% en cuatro meses, los dólares paralelos quedaron estabilizados, con una abrupta contracción de la brecha cambiaria.
El éxito en el plano cambiario vino acompañado de una notoria disminución de las reservas internacionales netas negativas en el Banco Central, porque acaparó las compras en el mercado de cambios y desplazó a los importadores.
Con la llegada de los dólares del agro, en el corto plazo se contará con un flujo de divisas suficiente para atender tanto a la demanda privada como la oficial.
Con la llegada de los dólares del agro, en el corto plazo se contará con un flujo de divisas suficiente para atender tanto a la demanda privada como la oficial
A la vez hay que tener en cuenta los costos originados en la política elegida: la recesión se profundizó en el primer tramo de 2024 y el dólar “anclado” para apurar la baja de la inflación empieza a incubar un atraso cambiario que en el pasado fue pernicioso para la economía.
Por otra parte, la dependencia del “cepo” es todavía una rémora de la gestión anterior que sirve para trasladar al sector privado el sacrificio por el ajuste en el sector público.
La delgada línea de la flotación
El tipo de cambio real al inicio de abril se encuentra prácticamente en un nivel de equilibrio en la comparación histórica. Según la medición del Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (Itcrm) del BCRA -en base a las tasas de inflación y devaluación de los mayores socios comerciales de la Argentina- está en 102 puntos, sobre un punto de equilibrio teórico de 100 puntos el 17 de diciembre de 2015, inicio del gobierno de Mauricio Macri.
No obstante, este indicador de competitividad cambiaria es una variable muy volátil. Basta recordar que una vez aplicado el salto del dólar oficial del 13 de diciembre 2023, el Itcrm subió desde 75 puntos -un dólar “atrasado”- a 163 puntos -reflejó entonces un dólar “alto”-. Y con el correr de los meses se fue desinflando hasta el equilibrio presente.
Los economistas discuten entonces si hay que esperar una nueva devaluación una vez que se consuma esta ventaja cambiaria por efecto de un dólar casi quieto -crawling peg con alza marginal del 2% mensual- y una inflación que todavía presiona cerca del 10% mensual, aunque en rápida desaceleración.
Desde una mirada estrictamente matemática, el dólar oficial se puso al día con la suba de diciembre, aunque todavía pierde la carrera contra la inflación. Si se toma la cotización del dólar mayorista de $60 del 25 de octubre de 2019 -cuando se endureció el “cepo” a un tope de USD 200 mensuales para la demanda privada- y la inflación acumulada de 1.886%, debería cotizar ahora a $1.192, unos $329 o 38% por encima del valor presente de 863 pesos.
De todos modos hay que enfatizar que el Itcrm del BCRA estaba en octubre de 2019 en 132 puntos, es decir que se trataba ya de un dólar por encima del nivel de competitividad cambiaria que habilita a pensar que el dólar fijado por el Gobierno aún puede resistir en esa zona de “equilibrio” teórico.
Trimestre de fuerte ingreso de divisas
Con el segundo trimestre del año se inicia el período de máxima liquidación de exportaciones del agro, que garantiza un importante ingreso de divisas y cierta calma cambiaria y le brinda una base sólida a la estrategia del Banco Central.
José María Segura, economista Jefe de PwC Argentina, expresó que “este ingreso de divisas -si bien muy volátil, como lo muestra la historia- puede contribuir en el corto plazo a atemperar la caída de actividad por efecto sobre las expectativas devaluatorias e inflacionarias, efecto riqueza y, parcialmente, por su monetización. Si a ello le sumamos que el segundo trimestre del año es estacionalmente positivo en cuanto a recaudación de tributos al comercio exterior -lo cual podría significar una menor necesidad de recortes en las partidas de gasto-, se puede concluir que existiría un cierto “puente” que permitiría la transición de la economía hasta tanto culmine el proceso de ajuste de precios relativos y saneamiento de la hoja de balance del Banco Central”.
El dólar “anclado” para apurar la baja de la inflación empieza a incubar un atraso cambiario que en el pasado fue pernicioso para la economía
“La expectativa es que el crawling peg de 2% se mantenga durante abril, buscando consolidar la desaceleración de la inflación y continúa siendo nuestro escenario base hasta que la inflación caiga a un dígito. Solo entonces el ritmo de devaluación podría elevarse cerca del nivel de inflación para impedir un atraso cambiario que ponga en riesgo la acumulación de reservas”, destacaron los expertos de Adcap Grupo Financiero.
“Sin embargo, vale recordar esta acumulación solo es posible mientras se demoran pagos de importaciones por más de USD 10.000 millones para los próximos meses, cuando la cosecha gruesa permite normalizar pagos”, añadieron los analistas de Adcap.
Y agregaron los economistas de Adcap: “No nos sorprende que la demanda privada no se haya incrementado a pesar de que la tercera cuota de 25% de las importaciones pueda acceder al MULC. Como tratamos en los últimos informes, los importadores podrían optar por hacer carry en vez de comprar dólar oficial ante la expectativa de que el crawling peg se mantenga en 2% mensual. Por el lado de la oferta, se trataría de un fenómeno transitorio ante la cercanía de la entrada de la cosecha gruesa. Vale recordar que abril, mayo y junio son los meses de alta estacionalidad de la liquidación de granos y oleaginosas. Con la expectativa de que el ritmo de devaluación permanezca en estos niveles y dado el acceso escalonado de los importadores al MULC, el ritmo de compras del BCRA se aceleraría, asegurándose captar una gran porción de los dólares de la cosecha gruesa”.
Con la llegada de los dólares del agro, en el corto plazo se contará con un flujo de divisas suficiente para atender tanto a la demanda privada como la oficial
“Más allá de la fuerte oferta y la continuidad del crawling-peg al 2% que se descuenta a corto plazo, los inversores intentan ir evaluando cuál sería la estrategia post cosecha en caso de decidirse encarar la salida del cepo con nuevo financiamiento externo, dado que el atraso se sigue incubando y representaría un potencial riesgo a futuro. Aún así, a corto plazo y con los flujos al mando -principalmente por las exportaciones a través del contado con liquidación- los dólares financieros extienden la calma, dado que se ven complementados con una demanda encorsetada entre restricciones y un ‘descanuto’ que suma oferta adicional”, graficó el economista Gustavo Ber.
Jorge Fedio, analista técnico de Clave Bursátil, consideró “que mejoraron las variables económicas, la inflación cede, el dólar baja, el riesgo país cae y el Banco Central pudo borrar el faltante comprando dólares. Desde que asumió la presidencia Javier Milei la brecha de cambio que fuera muy superior al 200% ya es mínima, entre 20% y 15%. Esté secando la plaza de pesos con la ayuda de Bopreal, logra lo que hace años no se pudo, en los tres primeros meses de gobierno al no emitir alcanza el equilibrio fiscal primario, tanto del mes de enero como de febrero, quizás también el mes de marzo. Desacelera la inflación, muy probablemente la de marzo ya figure con un dígito”.
“Durante estos primeros 100 días de gestión, la nueva administración comienza a exhibir algunos resultados alentadores: se dio inicio a la corrección de precios relativos; la tasa de inflación comenzó a desacelerar más rápido de lo que esperaba el mercado; se pasó de un contexto de déficits gemelos en el 2023 a una situación de superávit gemelos en el primer bimestre del año, al tiempo que la autoridad monetaria comenzó a acumular reservas”, puntualizó Maximiliano Gutiérrez, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea.
“La otra cara de la moneda de la acumulación de reservas que viene registrando el BCRA es el retraso en el pago de importaciones. Entre diciembre y febrero, se estima que el stock de deuda comercial se incrementó en unos USD 9.400 millones, cifra superior a la observada cuando persistían las restricciones en ese mercado (USD 8.526 millones)”, acotó Gutiérrez.