Esta vez no habrá sorpresas. La expectativa está más que instalada y desde el equipo económico no existe ningún disimulo al respecto: la tasa de interés de política monetaria se mantendrá en claro terreno negativo.
Para ello, es probable, o al menos así lo esperan los inversores, que el Banco Central decida en su reunión de directorio del próximo jueves volver a recortar la tasa de política monetaria, lo cual derivará a su vez en una nueva baja de la tasa de interés que los bancos ofrecen a sus depositantes por los plazo fijos, la cual desde marzo dejó de tener un piso asegurado.
Tal como ocurrió el mes pasado, la decisión podría adoptarse en las horas previas a conocerse el dato de inflación, el cual anota según las mediciones privadas una nueva desaceleración respecto de febrero. El IPC de ese mes marcó un registro casi dos puntos por debajo de las proyecciones que lo situaban en 15% -fue 13,2%-, lo que animó al BCRA a aplicar el contundente recorte de la tasa de referencia de 30 puntos (de 110% a 80% anual) y a eliminar la tasa de interés mínima para las colocaciones a plazo, que bajó hasta 40 puntos, de 110% a 70% anual.
La tasa se mantendrá a la baja, es decir, alejada de la tasa real positiva que suele reclamar el Fondo Monetario (Economía)
Ahora, la magnitud del recorte dependerá de lo que arroje el número de inflación, siempre en caso de que se verifique una nueva reducción. Eso es, en principio, lo que indica la gran mayoría de los relevamientos privados aunque con matices.
El ritmo del aumento de los precios
Desde el Gobierno, en tanto, el propio ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que el registro que se conocerá el próximo viernes va a estar “en torno al 10%”, lo que implicaría, otra vez, una reducción mayor a la esperada.
Por caso, Camilo Tiscornia de la consultora C&T, prevé una inflación de 12,9% para marzo en la zona del GBA, lo que llevado a un registro nacional podría arrojar un dato algo inferior dado el menor impacto del aumento de los precios regulados. De todos modos, es una diferencia muy ajustada, de apenas 3 décimas, con el índice de febrero, lo cual no dejaría tanto margen para aplicar una modificación en la tasa de política monetaria.
Sin embargo, Caputo dejó claro que no es lo que esperan en el equipo económico, donde confirman que la tasa se mantendrá a la baja, es decir, alejada de la tasa real positiva que suele reclamar el Fondo Monetario. Se trata, aclaran en el BCRA, de la tarea que precede el levantamiento del cepo cambiario, la cual admiten es distorsiva en un contexto macroeconómico normalizado del que todavía se está lejos.
Otras mediciones privadas también alimentan la expectativa del mercado respecto de una nueva baja de la tasa de interés. Por ejemplo, para la consultora de Emanuel Álvarez Agiz, PxQ, la inflación del mes último bajó más de 2 puntos porcentuales, a 11%, mientras que para Econométrica y para OJF la medición se ubicó en 11,5 por ciento. Eso deja algo más de espacio para un nuevo recorte de la tasa.
“La semana que viene conoceremos varios indicadores económicos, siendo la inflación de marzo el más importante de ellos. Los relevamientos privados muestran alta dispersión (entre 11,2% y 14% mensual), aunque la mayoría de ellos muestra una moderada desaceleración respecto de febrero. Los datos de inflación serán claves para que el BCRA decida una nueva baja de tasas de interés”, sintetizaron los analistas de Delphos Investments.
En la decisión también influye el momentum del mercado. En las puertas del mayor ingreso de divisas, dado el inicio de la liquidación de exportaciones de la cosecha gruesa, que apenas tiene un avance de 3% en soja y de 11% en maíz, el Banco Central logró comprar USD 1.032 millones en apenas 3 días, gracias al aporte de otros sectores como la energía.
El Banco Central logró comprar USD 1.032 millones en apenas 3 días, gracias al inicio de la liquidación de exportaciones de la cosecha gruesa y el aporte de otros sectores como la energía
Esa cifra se suma a los USD 11.400 millones que ya adquirió desde que asumió la nueva gestión, lo que a su vez permitió cancelar pasivos con organismos internacionales además del FMI.
Esa cifra, leída linealmente, coincide en la práctica con la deuda acumulada con los importadores por la vigencia del plan de pago “en cuotas” implementado en diciembre.
Sin embargo, un análisis reciente de la consultora 1816 destaca que esa deuda podría ser considerablemente menor si se presume que gran parte de los importadores está cancelando pagos sin pasar por el mercado oficial, es decir, a través del dólar financiero.
En cualquier caso, es precisamente la calma cambiaria en la antesala de la liquidación del campo y los nuevos resultados positivos en el área fiscal, que muestran un fuerte sobrecumplimiento de la metas acordadas con el FMI en el primer trimestre con un superávit que triplica el objetivo impuesto por el organismo, lo que alimentan el excelente humor de los inversores, prácticamente euforia, con una sostenida suba de los bonos y un nivel de riesgo país en los 1.300 puntos básicos.
Ese oxígeno permite al Central sostener la heterodoxa medida de tasas de interés reales negativas o, como la definió el presidente Javier Milei, la “innegociable licuadora”.