Construido en 1925 como un pasaje público, el General Paz transitó por diversas etapas hasta convertirse en un enclave residencial exclusivo. Actualmente hay allí varios departamentos en venta que fueron reciclados y se mantienen en muy buen estado.
La visión inicial del proyecto surgió en respuesta a la creciente necesidad de viviendas ante la llegada masiva de inmigrantes a la ciudad. El ingeniero y arquitecto Pedro Vinent, dueño del terreno, concibió la obra como una vivienda colectiva. Hoy el acceso está limitado a los propietarios e inquilinos que habitan los 57 inmuebles distribuidos en cuatro niveles.
Está en el barrio de Colegiales y aunque no figura en los mapas, el Pasaje General Paz se destaca como uno de los rincones porteños más llamativos y exclusivos. Atraviesa una manzana y cuenta con dos accesos principales por las calles Ciudad de la Paz y Zapata.
Exhibe un estilo ecléctico en su estructura edilicia y se distingue por su variedad de elementos arquitectónicos. Las viviendas que en algunos casos se reconvirtieron en ateliers o consultorios profesionales cuentan con dimensiones que oscilan entre los 50 y 80 metros cuadrados aproximadamente
Trayectoria
El arquitecto Vinent, junto con otros profesionales, también fue uno de los responsables del diseño del Barrio El Hogar Argentino, construido en 1923 en Caballito y más conocido como el Barrio Inglés.
Alicia Lidia Braghini, de la Junta de Estudios Históricos de Chacarita y Colegiales, señaló a Infobae que antes de convertirse en residencias privadas en 1948, tras la ley de Propiedad Horizontal, estas unidades funcionaron como casas de rentas. “El complejo, que cruza toda una manzana y se extiende por 25 metros de frente, se caracteriza por su diseño único, que incluye un largo espacio central flanqueado por edificaciones y conectado por puentes en sus pisos superiores”, destacó.
El origen de pasajes como el General Paz puede remontarse a la necesidad de vivienda de inmigrantes de diferentes estratos económicos. Inicialmente designados como “viviendas colectivas” o “pasajes residenciales”, estos espacios se alquilaban y luego se convirtieron en propiedad a partir de 1948
Producto de las transformaciones sociales de la época, estas viviendas representaban un avance significativo respecto al modelo de conventillo, ofreciendo espacios más amplios e íntimos en contraste con las condiciones de hacinamiento.
“Vinent, precursor en la idea de proporcionar viviendas de mejor calidad para los inmigrantes, priorizó los espacios comunes para fomentar la interacción entre vecinos, una práctica que aún perdura en el Pasaje General Paz, donde se dice que todos los residentes se conocen. La obra fue realizada por la empresa Gustavo Taddía”, agregó Braghini.
Se accede por el pórtico cerrado con rejas negras puntiagudas. El Pasaje revela una galería rectangular de tres pisos con departamentos que rodean un patio interior, cuyo suelo emula las baldosas de las veredas de la ciudad.
Sus balcones fomentan la interacción entre vecinos, ofreciendo un diálogo con el entorno y elementos como bancos de estilo español.
Braghini agregó: “Aunque en sus inicios era de acceso público, actualmente no lo es. Desde la calle, su belleza se destaca por las elegantes rejas y la presencia de vegetación. Según cuentan, en sus primeros días, el pasaje llevaba el nombre de Isabel Sánchez Vinent, esposa del arquitecto que lo construyó”.
Origen del nombre
El Pasaje General Paz debe su denominación al antiguo nombre de la calle Ciudad de la Paz, que originalmente había sido designado por una ordenanza de 1873 en honor al General José María Paz. Inicialmente, hasta 1893, la denominación de General Paz se aplicaba únicamente al tramo de la calle Ciudad de la Paz entre las calles Dorrego y Quesada.
Sin embargo, a partir de 1893, se extendió el nombre de General Paz a toda la longitud de la calle. La actual denominación de la calle fue establecida mediante la ordenanza municipal 13.389, datada el 7 de julio de 1942.
Famosos
El Pasaje General Paz, además de ser un espacio residencial, sirvió como fuente de inspiración para profesionales y artistas, contando entre sus residentes pasados al músico Andrés Calamaro y la actriz Julieta Cardinali.
El interés en este tipo de propiedad no solo radica en su valor arquitectónico y cultural, sino también en su ubicación privilegiada cerca de importantes sitios como el Monasterio del Santísimo Corpus Christi y San Juan de la Cruz y la Parroquia Nuestra Señora de Luján Castrense.
Parece un extenso patio, con canteros simples en su eje central y pilares adornados con mayólicas. La presencia de bancos adheridos a las paredes añade un toque levemente andaluz a su atmósfera.
Otra característica notable es que el Pasaje General Paz cuenta con dos locales comerciales orientados hacia la calle, cuyo valor por metro cuadrado oscila entre los USD 3.300 y USD 3.600 para la venta. En cuanto al alquiler, el precio promedio mensual se sitúa alrededor de los 1.700 dólares.
Cómo son los departamentos
Distribuidos en planta baja y tres pisos, el Pasaje General Paz presenta una amplia galería rectangular, escaleras, terraza y varios patios, balcones y barandas de rejas. Todo ello construido en un terreno de 25 metros de frente, destacando su diseño y distribución espacial.
Actualmente hay cuatro unidades en venta cuyos valores oscilan entre USD 230.000 y USD 400.000, acompañados por expensas que superan los $40.000 mensuales.
Alicia Muñoz, de Muñoz Propiedades, destacó: “Prácticamente todos los departamentos fueron reciclados, algunos transformados en estilo loft para reflejar la impronta personal de cada propietario”.
Una de las viviendas experimentó modificaciones importantes: la integración de un dormitorio al living comedor para ampliar este espacio, renovación integral del sistema eléctrico y de tuberías, y la inclusión de una cocina moderna con barra y mesadas en microcemento.
“Los pisos originales, al ser de madera, han sido pulidos y plastificados, lo que resalta su belleza y carácter noble. Estas unidades de alta gama, con un estilo francés y un trasfondo histórico, suelen atraer a un público que valora el arte, sus características distintivas y su aspecto emotivo”, dijo Carlos Putallaz, de CP Propiedades.
En su mayoría, el edificio alberga viviendas particulares, pero también cuenta con espacios destinados a consultorios, showrooms y talleres de arte, pintura y escultura, entre otros.
Otra de las viviendas en venta cuenta cuenta con amplios espacios integrados, como el living-comedor, con piso de pinotea y aberturas originales, un dormitorio principal y un escritorio en entrepiso. Dispone de dos baños y una cocina incorporada al ambiente.
“Además, dispone de una gran baulera y un pequeño patio descubierto de uso privado. El entrepiso está equipado con un baño adicional, un escritorio y una baulera. El departamento ofrece comodidades adicionales, como aire acondicionado central, calefacción por radiadores y se encuentra en un estado impecable”, concluyó Muñoz.