La carrera entre inflación y tipo de cambio sigue siendo el principal motivo de preocupación en el mercado, donde manda la advertencia de un amplio espectro de economistas que considera arriesgada la estrategia oficial de ajustar sólo 2% el precio oficial del dólar con un avance de la inflación todavía en los dos dígitos. Hasta Domingo Cavallo, uno de los principales referentes del Gobierno y entusiasta con el proceso que lleva adelante el ministro de Economía, Luis Caputo, consideró que el Gobierno debe evitar un nuevo salto discreto del dólar para lo cual debería revisar la tasa de microdevaluación mensual.
Desde el equipo económico, sin embargo, insisten que no habrá en ese frente ninguna modificación mientras el Banco Central siga siendo capaz de comprar divisas en el mercado, proceso que se verá potenciado a partir de los próximos días cuando aumente el volumen de dólares ingresado por el sector agropecuario. Aunque no necesariamente implique una elevada liquidación inmediata, los casi 10.000 camiones que ingresaron la semana pasada en el puerto de Rosario anticipan que esa instancia es cada vez más cercana.
Esos dólares contribuirán a mantener la pax cambiaria a la que se aferra Caputo para estabilizar los precios aunque ello genere cada vez más dudas entre los operadores y analistas. En cualquier caso, un reciente informe del instituto económico de la Fundación Mediterránea, IERAL, sumó una de cal y una de arena a ese debate. En favor de la estrategia oficial, el centro de investigaciones consideró que aun asumiendo una inflación todavía en dos dígitos para marzo, el tipo de cambio real multilateral todavía tiene colchón respecto del nivel previo a la devaluación de diciembre. Queda claro que cuanto menor sea la suba de la inflación, más espacio tendrá el Gobierno para sostener el crawling peg de 2% por mes.
En contrapartida, el IERAL destacó que, si bien el dólar oficial se mantiene todavía competitivo respecto del año pasado, su nivel en términos reales se acerca peligrosamente a la referencia considerada de equilibrio, en julio de 2019. “Suponiendo para marzo una inflación mensual de 12,5%, se tiene que este mes el tipo de cambio real multilateral estaría todavía 30,9% por encima (más competitivo) de noviembre de 2023 (antes de la devaluación), pero ya perforando hacia abajo la referencia de julio de 2019 (menos competitivo que entonces)”, explicó el análisis de la entidad, que agregó que “de cara a 2024, se requiere una fuerte reducción del gasto público medido en dólares, como forma de lograr en forma simultánea el ajuste fiscal y la corrección del desequilibrio externo”.
En el equipo económico insisten en que no habrá ninguna modificación cambiaria mientras el Banco Central siga siendo capaz de comprar divisas en el mercado, proceso que se verá potenciado a partir de los próximos días
En ese sentido, el informe destacó que en el primer bimestre de 2024, la intensidad del ajuste fiscal se basó en que el gasto primario del sector público nacional creció 126,5% en términos nominales, es decir que convalidó menos de la mitad de la inflación del período, que fue del 265,2% interanual. Lo que el propio presidente Javier Milei denomina “la licuadora” y que admite es innegociable en su plan de alcanzar el equilibrio fiscal. “Para el año calendario, dadas las restricciones impuestas por la ´tablita cambiaria´, se requiere que el gasto primario en pesos convalide sólo 2/3 de la inflación promedio del año. No es un escenario sencillo, ya que implica tensiones sociales y políticas, pulseadas aquí y allá” advirtió el IERAL.
En otras palabras, si la inflación de este año se ubicara en 210% como pronosticó el mes pasado el consenso de economistas que releva el Banco Central (REM), la suba del gasto sólo podría ascender, nominalmente, 140 por ciento.
“De todos modos, hay que subrayar que la macro sigue mandando, por lo que si el ajuste no puede lograrse por esta vía, la variable de ajuste será un nivel más elevado del tipo de cambio”, concluyó.