El Gobierno nacional logró en febrero el superávit de las cuentas públicas por segundo mes consecutivo. El resultado primario fue de $1.232.525 millones y el resultado financiero de $338.112 millones. Con esto, sumó dos ciclos “verdes”, tras más de doce años de haber tenido “rojos” (déficit) de manera ininterrumpida.
Desde Fundación Ecosur destacaron que, de esta manera, en el primer bimestre el superávit acumulado alcanza ya el 0,13% del PBI.” Descontando el pago de intereses, el superávit primario del primer bimestre fue 0,5% del PBI (vs. -0,2% en igual período de 2023)”, explicaron.
“El ajuste fiscal es clave para el éxito del plan económico del gobierno porque es el principal ancla para las expectativas inflacionarias, aunque en el corto plazo afecta negativamente al nivel de actividad y el empleo, con lo cual impacta negativamente sobre la popularidad del gobierno”, agregaron desde Ecosur.
Desde la consultora Invecq analizaron que el superávit se logró gracias a cinco factores que coexistieron. En primer lugar, hubo una fuerte reducción del gasto primario (-36,4% i.a. real). Además, las prestaciones sociales (-29,7% i.a. real) volvieron a ser la partida de mayor incidencia (46%) en el ajuste total. También, continuó la “motosierra” en las erogaciones de capital (-87,9% i.a. real) y las transferencias corrientes a provincias (-85,5% i.a. real). Otro factor fue que los subsidios económicos siguieron cayendo (-42,8% i.a. real). Por último, se destaca que los ingresos vinculados al comercio exterior crecieron fuerte, y se resintieron los que están ligados a la actividad -a excepción del IVA-; en total, cayeron 6,3% real anual.
¿Es sostenible?
Más allá del camino a través del cual el Gobierno llegó al superávit, lo cierto es que el resultado se logró. La pregunta, ahora, es si el “verde” es sostenible en el tiempo o no.
“La respuesta tiene matices. Empecemos poniendo algunos paños fríos a la euforia. El gobierno había adelantado varios pagos de enero y febrero a diciembre 2023 lo cual ayudó a “maquillar” un poco el resultado de los primeros dos meses del año. Además, enero y febrero son meses estacionalmente bajos de gasto público lo cual también jugó a favor”, señalaron los especialistas de Ecosur.
Mirando hacia adelante una fuente de preocupación tiene que ver con la forma en que se realizó el ajuste fiscal. “El gobierno no logró aprobar aún en el Congreso reformas que garanticen la continuidad en el tiempo de la consolidación fiscal. El ajuste viene siendo más ‘licuadora’ (el gobierno mantiene los gastos, principalmente salarios y jubilaciones, creciendo por debajo de la inflación) y suba de algunos impuestos “de emergencia” (aumento de alícuotas del impuesto PAIS, mayor recaudación de retenciones por la devaluación) que ‘motosierra’”, opinaron.
Para explicar esta postura, los economistas de la consultora analizaron qué factores incidieron en la diferencia de 0,7 puntos porcentuales en el el superávit fiscal primario del primer bimestre de este año (0,5% del PBI) y el déficit de igual período del año pasado (-0,2% del PBI).
“Casi la mitad (0,3 p.p.) de la mejora se debió a la licuación del gasto en jubilaciones, programas sociales (Potenciar Trabajo y Progresar, entre otros) y salarios públicos; 0,2% del PBI fueron producto del aumento en la recaudación del impuesto PAÍS y retenciones y el resto es el resultado de menores transferencias discrecionales a provincias y reducción de otros gastos (especialmente obra pública) que más que compensaron la caída en la recaudación generada por el menor nivel de actividad y la virtual eliminación del impuesto a las ganancias para empleados”, precisaron.
Este mix, sostienen, obliga a una batalla diaria, cuerpo a cuerpo, para seguir manteniendo el gasto bajo control. En este marco, se debe recordar que el Gobierno nacional confirmó que la nueva fórmula de movilidad jubilatoria se ajustará a partir de ahora por el IPC general. “Esto le permitiría al gobierno mantener los haberes constantes en términos reales tras la licuación de estos meses y así evitar que el gasto en jubilaciones vuelva a crecer impactando negativamente sobre las cuentas fiscales”, analizaron desde Ecosur.
Además, recordaron que el efecto del ajuste fiscal nacional en las finanzas provinciales es negativo, lo cual dificulta la ingeniería política del ajuste hacia adelante. “Las provincias pierden por las menores transferencias discrecionales (0,1% del PBI) y también porque pierden coparticipación por la caída en la recaudación de Ganancias y otros impuestos. Mientras tanto, el aumento en la recaudación por el impuesto PAIS y derechos de exportación no se coparticipan”, agregaron.
También desde Invecq pusieron en duda la sostenibilidad del ajuste, en particular, porque casi la mitad del ahorro del primer bimestre se explica por la licuación a las prestaciones sociales, y más de un tercio por las jubilaciones -que ya arrastran años de caída en términos reales-. “Además, el recorte a los subsidios económicos (19% del ahorro total) se explica en gran medida por el no pago a Cammesa”, apuntaron.
De esta manera, entienden desde la consultora que será fundamental que en el corto plazo el gobierno dé sostenibilidad a la consolidación fiscal. “Para ello, resultará clave que se avance con el capítulo fiscal de la ley ómnibus original y se ajuste las tarifas de los servicios públicos. También será clave la negociación con gobernadores, y que se refuerce la protección social para los sectores más vulnerables -algo en lo que también hizo énfasis el FMI-”, comentaron.