Desde la tarde de ayer, cuando se inició la etapa final del desembarque de la carga que llevaba el buque Tai An, se pudo empezar a saber con mayor detalle y precisión el daño ecológico que la nave pesquera, de la empresa Prodesur, hizo pescando ilegalmente merluza negra, una de las especies marinas más valiosas y protegidas del Mar Argentino, del Atlántico Sur y de la Antártida, al punto de estar incluida en el llamado convenio “Camelar”, como –más allá del acrónimo– los especialistas se refieren coloquialmente al Convenio para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, de alcance internacional.
Según los primeros datos que surgieron, el Tai An pescó ilegalmente y sin ningún tipo de cuidado por la preservación de la especie, unas 163 toneladas de merluza negra, con el agravante de que unas 90 toneladas (el 55% del total) serían “juveniles”, algo gravísimo en términos ambientales y de preservación, por tratarse de una especie longeva y de delicados ciclos de reproducción.
El Tai An y Prodesur son propiedad de Liu Zhijiang, un empresario chino radicado en Ushuaia, capital de Tierra del Fuego, donde hizo fortuna como cambista (actividad excepcionalmente rentable en años de altísima brecha cambiaria y en una localidad de gran afluencia turística) y es además dueño de numerosas propiedades en la isla, que le generan un alto flujo de renta inmobiliaria, según coincidieron en describir a Infobae fuentes del sector pesquero y de la localidad fueguina.
Zhijiang llamó incluso atención internacional cuando contó a “El Diario del Fin del Mundo”, de Ushuaia, que había adquirido “Encuentro de Jacob y Raquel en el Pozo de Agua”, un cuadro del año 1600 de Rembrandt van Rijn, que dijo haber adquirido en una feria de arte en el barrio porteño de San Telmo.
Aunque no hay certeza sobre la autenticidad de la obra, Liu declaró haberla hecho estudiar por profesionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, que hizo “comparaciones visuales” con otras obras del famoso pintor neerlandés. Liu Zhijiang declaró también tener unas 300 pinturas de origen europeo y la intención de montar en la capital fueguina un Museo de Arte para exhibir sus pinturas.
Según las fuentes, Zhijiang tiene altas conexiones políticas en la provincia y se presenta como oriundo de Taiwán. Compró el Tai An, que hasta hace un par de años alquilaba, gracias a su contacto con el anterior propietario de la nave pesquera, el gobierno chino, para el que hasta entonces prestaba servicios de traductor.
La descripción coincide con el historial del Tai An, que el sitio especializado Vessel Finder resume del siguiente modo: de fabricación japonesa, fue botado en 1981 con el nombre comercial Daishin Maru 28 como propiedad de la pesquera japonesa KK Kyokuyo, en 1992 fue adquirido por el gobierno chino, que en 1999 se lo vendió a Prodesur, de Liu Zhijiang, que antes había comprado la empresa al grupo pesquero Harengus.
Las andanzas del Tai An están técnicamente descriptas en un informe que Patricia Martínez, Otto Wholer, Gonzalo Troccoli, Germán Lukaszewicz y Emiliano Di Marco presentaron al Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep), en el que dan cuenta que entre el 4 de febrero y el 11 de marzo el buque del empresario chino “capturó un total de 3.178 toneladas de peces, conformadas por 1.975 toneladas de polaca, 892 toneladas de merluza de cola y 175 toneladas de merluza negra que, en conjunto, representan el 96% del total”.
La captura de la merluza negra fue realizada violando todas las normas, no solo porque Prodesur, dueña del Tai An, no tiene “cuota de captura”, sino porque violó no solo el límite lo que podía captar “incidentalmente” (esto es, “sin querer”) sino que lo hizo de forma alevosa y deliberada.
Al respecto, el informe dice: “resulta importante recordar que desde 2020 el BP (Buque Pesquero) Tai An no posee cuota de captura de merluza negra, por lo tanto no puede capturar la especie en forma dirigida”. Así y todo, prosigue el informe, “las capturas de merluza negra fueron obtenidas en 6 lances de pesca realizados con red de arrastre de fondo en la cuadrícula estadística 5462 que forma parte del Área de Protección de Juveniles (APJMN), a profundidades que promediaron los 450 metros”.
Esto representa una flagrante violación de las leyes; incluso las 3 empresas que tienen cuota de captura de merluza negra (Estremar, Argenova y Pesantar, denunciantes del caso) no pueden capturar a profundidades inferiores a los 800 metros, precisamente para no capturar “juveniles”.
El caso surgió a la luz casi accidentalmente, cuando un marinero del Tai An publicó en redes sociales una foto de las capturas a bordo, lo que alertó a las empresas con cuota de merluza negra, que realizaron la denuncia el 8 de marzo pasado ante el entonces Director Nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera, Julián Suárez.
Suárez habría ordenado el inmediato retorno del buque a puerto, pero –según denunció antes de renunciar a su cargo– recibió un llamado de Pablo Ferrara Raisberg, funcionario de la cancillería, que intercedió en favor del buque y de la empresa. A raíz del escándalo sobreviniente, Ferrara Raisberg también renunció a su cargo, y también lo hizo Guillermo Abdala Bertiche, director nacional de Acuicultura, en solidaridad con Suárez.
Zhijiang, el empresario chino, dice que se trató de “pesca incidental”, pues el objetivo era pescar merluza “polaca” y “de cola”, lo que –dicen en el sector– deja en claro que sabe que estaba violando las normas.
Casi como una burla del destino, el jueves 29 de febrero el Inidep había iniciado, a bordo del buque pesquero San Arawa II, un estudio para estimar la variabilidad en las estimaciones de captura de la merluza negra y para realizar muestreos a bordo de la especie con el objetivo de “aumentar el conocimiento sobre diversos aspectos relacionados con la biología, dinámica reproductiva y población de la merluza negra”.
“Peligrosa discrecionalidad”
La revista “Puerto” destacó a su vez la “peligrosa discrecionalidad” del nuevo subsecretario de Pesca, Juan Antonio López Cazorla, que antes de ser designado por el actual gobierno nacional fue representante de Tierra del Fuego en el Consejo Federal Pesquero. “Las autoridades pesqueras están en conocimiento de que el buque Tai An se encuentra en infracción desde el 10 de febrero, pero nunca actuaron. Ni siquiera cuando se denunció la captura ilegal de 142 toneladas de merluza negra y se constató que al menos la mitad eran juveniles. Sin CFP el único responsable es el Subsecretario”, notó la publicación especializada
Las empresas con cuota de captura (3.700 toneladas anuales en los últimos 5 años) participan de la fiscalización de la descarga en Ushuaia. En principio, Prodesur debería recibir una severísima sanción. Desde ya, el decomiso de mercadería (hoy por hoy “retenida”) y, alternativamente, la prohibición de pescar durante un plazo prolongado o el retiro de la licencia de pesca.
Según fuentes del sector, la sanción se limitaría al decomiso y la prohibición de pesca durante 45 días, una sanción importante para los estándares habituales, pero relativamente benévola si se tiene en cuenta el daño a la preservación de la especie más valiosa de las pesquerías argentinas y a la reputación internacional del país.
Zhijiang es pintado como un empresario muy movedizo e influyente y con llegada a Gustavo Melella, el gobernador fueguino, que habría presentado una nota al Consejo Federal Pesquero para que le fuera asignada a Prodesur y al Tai An una parte de la “reserva” de la cuota de merluza negra.
Pero ya no había tal “reserva”, de haber habido solo puede ser asignada a empresas con cuota asignada a la especie y, además, el Consejo Federal Pesquero (CFP) aún no se constituyó en el gobierno de Javier Milei.
Anualmente, la cuota de merluza negra es asignada tras la campaña de investigación anual que realiza el Inidep sobre el estado de las diferentes especies en diferentes áreas del Mar Argentino.
En base a eso, el Consejo Federal Pesquero asigna una “Cuota Máxima Permisible” de Captura y la distribuye entre las empresas con derecho a cuota y deja una “reserva” a administrar en función de los niveles de “captura incidental” y otras consideraciones económicas y ambientales. En los últimos 5 años la “Cuota Máxima Permisible” fue de 3.700 toneladas entre las empresas Argenova, Estremar y Pesantar.
Además de cuidados ambientales, pescar merluza negra respetando las normas exige buques especiales, capaces de pescar a entre 800 y 1.200 metros de profundidad, con altísima capacidad de “guinche” y de arrastre o de “palangres”, si se hace con anzuelos, algo ya poco habitual. Los “palangreros” tenían un inconveniente de difícil resolución: cuando empezaban a levantar las líneas de anzuelos, aparecían las orcas para devorarse la exquisita merluza negra, que en estado maduro puede pesar hasta 150 kilos.
Se trata de la especie más valiosa del Mar Argentino. En 2023 las exportaciones pesqueras del país totalizaron USD 1.757 millones, un 2,3% menos que en 2022, con baja del 21,8% en el valor exportado de “langostino entero” (el principal producto de exportación), pero un aumento del 46% del valor de las ventas de merluza negra, que por 1.915 toneladas a un precio promedio de USD 25.692, arrimó USD 49,1 millones. La segunda especie más preciada es la centolla, que en 2023 se exportó a un precio promedio de USD 21.130 la tonelada, un 18% menos (ver cuadro).
Queda por ver cuánto daño ambiental, a la preservación de la merluza negra, al aporte de divisas de la pesca y a la reputación pesquera internacional de la Argentina, hizo el Tai An, el buque de Prodesur, la empresa de Liu Zhijiang, el empresario chino que de traductor de Beijing pasó a ser uno de los empresarios más influyentes y políticamente conectados de Ushuaia.