Hay varios ejemplos exitosos de reconversión de antiguas estructuras industriales en la ciudad de Buenos Aires. Uno de ellos es Moca, en la ex fábrica Bagley, situada en la Avenida Montes de Oca al 100, en el barrio de Barracas. Esta fábrica, inaugurada a fines del siglo XIX, ha sido transformada en un proyecto de usos mixtos. Otro ejemplo notable es La Algodonera, ubicada en Santos Dumont al 3400, en el barrio de Chacarita. Este proyecto implica la intervención del antiguo inmueble de la fábrica textil La Manufactura Algodonera Argentina. En la actualidad, este espacio alberga viviendas y locales comerciales.
También se destaca la transformación del ex Molino Minetti, ubicado en la manzana delimitada por las calles Conesa, Concepción Arenal, Zapiola y Dorrego, en el barrio de Colegiales. Tras la culminación de la edición de Casa FOA en 1992, comenzó la obra que convirtió el predio en el desarrollo inmobiliario conocido como Silos de Dorrego (con diseño del Estudio Dujovne-Hirsch Arquitectos), el primero de Sudamérica en ofrecer lofts. Este proyecto se desarrolló en un terreno donde anteriormente funcionaban una serie de silos para almacenar bolsas de harina de trigo, origen que se remonta al año 1921.
Alicia Lidia Braghini, de la Junta de Estudios Históricos de Chacarita y Colegiales, destacó a Infobae que el ex Molino Minetti, cuya estructura edilicia se ha conservado tras cesar sus operaciones, “representa uno de los numerosos símbolos que evocan una era de desarrollo económico y agroindustrial en Argentina, particularmente en Buenos Aires. Su construcción, datada a principios del siglo XX, se benefició de la proximidad a la playa de cargas del Ferrocarril Mitre (ramal Norte) y la conexión directa con el Ferrocarril San Martín”.
Actualmente, aún se pueden apreciar las vías originales que conducían al molino, así como los vestigios de los corredores ferroviarios que enlazaban con la playa de Cargas de Colegiales y las vías del Ferrocarril San Martín.
Retazos históricos
La familia Minetti tiene su origen en Barge, al norte de Italia, en la región de Piamonte. Inicialmente, el apellido era Minett, durante una época en la que la zona experimentaba fluctuaciones entre italianos y franceses. Sin embargo, eventualmente pasó al dominio del Reino de Cerdeña, que más tarde se integraría a Italia.
“En 1867, los primeros miembros de la familia Minetti llegaron a Argentina y se establecieron en Rosario. Fue en Colegiales donde fundaron este molino, en el mismo terreno donde hoy se encuentran unidades residenciales y oficinas”, relató Braghini.
El molino abrió sus puertas el 23 de abril de 1922, durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, quien supervisó su inauguración. La firma Minetti también tenía molinos en otras provincias argentinas, como Córdoba y Mendoza, así como en el extranjero, en países como Brasil y Paraguay.
La Sociedad Minetti y Cía inició la construcción del molino Buenos Aires y una serie de almacenamientos de granos en 1920. Este molino, que elaboraba harina durante muchos años, fue el hogar de los reconocidos fideos “Letizia”, nombre inspirado en la primera hija del fundador. Sin embargo, en la década de los 80, cesó su producción, coincidiendo con cambios urbanísticos en el barrio conocido como Nuevo Colegiales, donde la parte ferroviaria había modificado la configuración del entorno.
Esta empresa alcanzó una magnitud tal que un antiguo ramal del Ferrocarril Mitre, desviado de su traza original entre las estaciones Colegiales y Tres de Febrero (antes de la existencia de Ministro Carranza), se encargaba de la descarga de mercadería en la fábrica. Posteriormente, este ramal también proveía al Mercado Dorrego (hoy conocido como Mercado de las Pulgas) y continuaba su recorrido hasta enlazar con el Ferrocarril San Martín, en las cercanías de Villa Crespo.
El área conocida como el Bajo Colegiales solía ser una antigua playa de maniobras del ferrocarril Central Argentino, con varios ramales. Uno de estos ramales se dirigía hacia la textil Manufactura Algodonera Argentina, que hoy en día alberga La Algodonera en sus antiguos galpones, donde se almacenaba algodón.
“Otro ramal conectaba el Ferrocarril Central Argentino con el Ferrocarril al Pacífico, partiendo desde la estación Colegiales, aproximadamente en la intersección de las calles Maure y Cramer, y se unía en la calle Ramírez de Velazco, donde actualmente se encuentra la sede de la Caja de Seguros. El tercer ramal llevaba harina a unos galpones frente al Molino”, explicó Héctor Osvaldo Messina, presidente de la Junta de Estudios Históricos de Chacarita y Colegiales.
Este ramal fue cayendo en desuso a medida que el poblamiento de Colegiales obstruía las vías. En 1978, el Gobierno Militar erradicó el asentamiento, mientras que Molinos Minetti desarticuló su planta.
Messina dijo: “El complejo quedó abandonado por varios años. A mediados de los 90, comenzó a poblarse nuevamente, esta vez por empleados de oficina y residentes, ya que la estructura original fue reciclada en modernos lofts, manteniendo su singular fachada”.
Fue en 1993 cuando se intervino para recuperar estos inmuebles abandonados, transformándolos en viviendas y oficinas.
Braghini amplió: “en este proceso de rehabilitación, se mantuvieron intactas las fachadas y estructuras originales de ladrillo a la vista, que remontan a la Belle Époque, un período en que Argentina destacaba como uno de los principales actores mundiales. En aquel entonces, el país era conocido como el Granero del Mundo”.
Simbolismo y precios
Quienes trabajan o residen en este desarrollo que alguna vez fue un inmueble fabril, afirman que Silos de Dorrego posee una atmósfera especial. “Los Silos fue el primer proyecto de lujo que marcó el inicio de esta área, junto al Mercado de Pulgas de unas pocas cuadras, dirigido a un público joven y vanguardista. Con una piscina climatizada, donde el guardavidas Gastón enseñó a nadar a niños y niñas que ahora son adultos que siempre desean regresar”, expresó Braulio Bauab, de Braulio Inmuebles.
Entre los amenities se encuentran una cancha de pádel, se realizan clases de gimnasia y un restaurante bar de estilo moderno donde diversos artistas exponen sus obras de forma rotativa. Además, se incorporan detalles culturales, como una biblioteca comunitaria donde los residentes pueden dejar y tomar libros, promoviendo un espíritu colaborativo.
El desarrollo está conformado por tres construcciones bajas, de 5 pisos, cada una. Dos son redondas, donde eran los Silos originales, y una tercera donde era la administración, con unidades rectangulares o cuadradas.
Las viviendas y oficinas allí son demandadas para compra venta y para alquilarlas suele haber lista de espera.
Estos inmuebles van desde 75 a 250 metros cuadrados. Poseen entre 2 y 6 ambientes. En venta hay lofts que parten de valores de USD 200.000 y pueden trepar hasta USD 900.000, los más amplios y reciclados.
Bauab amplió: “Los precios de los alquileres van entre USD 1.000 los chicos, hasta USD 4.500 los más grandes. Los alquileres de periodos más largos para viviendas y oficinas compiten con Airbnb, donde de acuerdo al tamaño los loft se pueden alquilar a USD 100 por día”.
Se vendieron inmuebles con revestimientos de madera maciza de roble, cerramientos de aluminio de alta resistencia y herrajes de acero inoxidable de diseño exclusivo. Los Silos se caracterizan por una atmósfera de comodidad rústica en armonía con la naturaleza, resaltando la amplitud de sus espacios, la doble altura y la integración con el entorno.
“Los lofts, reconocidos por su generoso espacio y, en muchos casos, la inclusión de entrepisos, representan una ruptura con lo convencional. La disposición del espacio desafía las normas establecidas y brinda una sensación de libertad. Ubicados hacia la parte trasera, ofrecen vistas excepcionales de áreas verdes en el corazón de la ciudad. En Los Silos, se diseñaron sin divisiones, maximizando los 20 metros de ventanales que se abren hacia el singular entorno verde de esta área”, explicó María Gabriela Assisi, de ReMax Del Plata.
Entre las opciones en venta hay un loft que se distingue por su enfoque altamente tecnológico, donde la creatividad se manifiesta en la elección de mobiliario. Objetos informáticos en desuso se reinventan como mesitas, cuadros elaborados con chips de servidores y sillas operativas.
Assisi amplió: “La estética tecno se refleja también en el revestimiento del mueble de cocina, con acero 304 de alta calidad y un rack incorporado para hornos y cava”.
Aunque conserva su encanto histórico, las visitas internas al complejo no están permitidas, aunque desde afuera se pueden observar eventos exclusivos como la famosa fiesta de blanco, que celebra la elegancia y el glamour en un entorno único.
Bauab concluyó: “Entre quienes eligen hoy lofts para habitar hay gente de todas las edades. Este público busca algo único y diferente, prefiriendo la escala humana de los lofts sobre las mega torres, pero disfrutando de las ventajas de los amenities que ofrece el proyecto”.