La fuerte y sorpresiva disminución de la brecha cambiaria a valores mínimos como no se veían desde 2019 incrementó los rumores en el mercado sobre la posibilidad de eliminar el cepo cambiario. Pero en el Gobierno tiene otros planes: no están dispuestos a tomar decisiones prematuras y consideran además que no se dan todavía las condiciones para hacerlo.
Además, el FMI tampoco ve con buenos que se dé este paso sin que esté claro cuál será el futuro régimen monetario y cambiario, que sería sustancialmente distinto al actual. El futuro acuerdo y los desembolsos frescos que pueda realizar el organismo dependen de esas decisiones.
Por lo pronto, ya ambas partes acordaron que una posible dolarización de la economía queda archivada. Fue durante el encuentro que mantuvieron hace diez días la número dos del organismo, Gita Gopinath, con el Presidente, Javier Milei. Allí se resolvió avanzar con la idea de “competencia de monedas”, que admitiría la libre circulación no solo del peso, sino también del dólar o cualquier otra.
Pero para eso faltan aún varios meses. Según había reconocido el propio Milei en entrevistas, el FMI considera que recién para mediados de año se darían las condiciones para levantar las restricciones cambiarias. Y el equipo económico coincide con ese diagnóstico.
La nota destacada de la semana en lo que respecta al comportamiento del mercado cambiario fue el derrumbe de los dólares financieros, rompiendo la barrera psicológica de $1.000. Ayer la cotización libre finalizó a $985, mientras que el MEP terminó a $993. La brecha con el dólar oficial ya se ubica en niveles de 15%, cuando antes de las elecciones del año pasado se había acercado al 200%.
Semejante reducción de la brecha también aleja la posibilidad de un mayor ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial. El Gobierno viene sosteniendo un ajuste de solo 2% mensual, a pesar de un ritmo de inflación se habría acercado al 15%. Sin embargo, en la medida que el techo de la brecha baje, no existen motivos para apurar el aumento del piso, es decir del tipo de cambio oficial, que ayer cerró en $ 846.
Antes de levantar el cepo, todavía queda un recorrido intenso en los próximos meses. Por un lado, quedan muchos pesos para absorber, en particular de importadores que mantienen deudas con sus proveedores del exterior, y al mismo tiempo el Central continuaría con la acumulación de reservas, lo que podría intensificarse desde el mes que viene con la cosecha gruesa
La transición hasta junio no será sencilla. El diagnóstico de Economía es que todavía no se terminó de arreglar el problema de los importadores. El Bopreal fue una pieza clave para enfrentar la demanda dolarizadora de quienes compraron insumos en el exterior y no los pudieron pagar durante la última parte de 2023.
La emisión total de Bopreal está prevista en USD 10.000 millones, por lo que aún resta un camino relativamente largo, teniendo en cuenta que hasta ahora se colocaron poco menos de USD 8.000 millones. Se trata de un instrumento que resultó además muy efectivo para absorber pesos del mercado, a tal punto que el propio Javier Milei lo destacó en el mensaje a la Asamblea Legislativa de la semana pasada.
Sin embargo, ese volumen de bonos en dólares con vencimiento en 2027 no alcanzaría para dar respuesta a la demanda del sector importador. Por lo tanto, el riesgo latente es que hayan quedado muchos pagos aún sin hacer a los proveedores del exterior. Por lo tanto, si se levantan las restricciones la demanda del sector podría ser significativa.
Por otra parte, se supone que también quedaría sin efecto el permiso que hoy tienen los exportadores para liquidar un 20% del total a través del contado con liquidación, lo que genera mucha más oferta en el mercado y tira hacia abajo las cotizaciones.
La reducción de la brecha aleja la posibilidad de un mayor ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial. El Gobierno viene sosteniendo un ajuste de solo 2% mensual, a pesar de un ritmo de inflación se habría acercado al 15%
Existe otro punto relevante que está relacionado con la necesidad de mantener el equilibrio fiscal. Se supone que con un tipo de cambio unificado, el impuesto PAIS a las importaciones desaparecería (actualmente se ubica en 17,5%), provocando un agujero enorme en las cuentas públicas.
Sin embargo, el último reporte del staff del FMI, tras una corta visita a la Argentina, sugiere que no es tan así. En realidad, allí se sugiere que “recién para fin de año” desaparecería este gravamen, que encarece las importaciones para al mismo tiempo genera una mejora significativa en la recaudación. La permanencia de este tributo es necesaria al menos hasta fin de año ante la caída de otras fuentes de ingreso como consecuencia de la fuerte recesión.
“Si no es ahora, con la brecha a estos niveles, ¿entonces cuándo?”, es una de las pregunta relevantes de brokers y agentes bursátiles sobre los desafíos que enfrenta la Argentina en el corto plazo. La vuelta a la “normalidad” no será completa mientras existan tanto restricciones cambiarias o control de las tasas de interés máximas por parte del BCRA.