Si bien las mediciones privadas que se conocieron en las últimas horas respecto de la inflación de febrero arrojan que el IPC se ubicaría levemente por encima del 15%, a pesar de la expectativa instalada por el propio ministro de Economía, Luis Caputo, quien aseguró que iba a estar “más cerca de 10% que de 20%”, hay optimismo en el Gobierno. En el equipo económico y también en el entorno del Presidente, incluido el propio Javier Milei, están convencidos de que la inflación se desacelera y de que hay señales concretas de ese movimiento. Por caso, la baja del dólar.
Si bien la mayoría de los analistas del mercado atribuye la caída de las cotizaciones libre y financieras de la divisa a un ingreso extraordinario de dólares para este momento del año, en el Gobierno aportan una mirada adicional. Con foco en la restrictiva política fiscal y monetaria, creen que la caída del precio del dólar es la contracara de la eliminación de los pesos excedentes de la economía y, como todo activo financiero, se anticipa a los hechos. Es decir, el retroceso en términos reales del dólar en las últimas semanas preanuncia, según la Casa Rosada, una reducción de la inflación.
El mismo Milei abonó esa teoría en un post reciente en el que aseguró que como “la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario que surge de un exceso de oferta de dinero, que hace que el poder adquisitivo de la moneda caiga y con ello todos los precios expresados en unidades de moneda local suban. El dólar, al ser un activo financiero y por ende, ajustar más rápido que los bienes, se anticipa a los precios (no es que causa la suba de los precios). Utilizando este marco analítico, les propongo mirar lo que está pasando con los agregados monetarios en términos nominales, reales y de PIB. Si no erran la matemática verán la luz al final del camino y entenderán que pone tan nerviosa a la casta...”, escribió el Presidente en la red social X.
En concreto, el mandatario se refiere a la reducción de esos agregados monetarios en los últimos meses, principalmente de la circulación de pesos entre el público (el principal componente de la base monetaria) lo que descomprime la presión no sólo sobre el precio del dólar sino sobre todos los precios de la economía. Sólo que el dólar, en su visión, reacciona antes. Desde esta perspectiva, una corrida cambiaria no es la causa de la suba de la inflación sino el dato que la precede y anticipa porque, simplemente, reacciona antes al exceso de pesos. En sentido inverso, precisamente el que sugiere el mandatario, el precio del dólar reacciona a la baja “antes” de que lo hagan el resto de los precios de la economía. Sea ése el motivo de la baja del dólar o el fuerte ingreso de divisas de los exportadores, lo cierto es que al menos la baja de las cotizaciones resta presión a la suba de precios.
Ese análisis optimista de Milei fue rebatido, en la misma red social, por el diputado radical Martín Tetaz, quien afirmó que el razonamiento del mandatario sólo se cumple siempre y cuando no caiga la demanda de dinero. Es decir, no es suficiente con que se eliminen el exceso de pesos, si el público demanda cada vez menos moneda nacional, entonces sigue existiendo un excedente que presiona los precios al alza.
“Lo que vemos, señor presidente, es que ustedes no tienen un plan de estabilización y que por eso la demanda de dinero cae aún más que los agregados monetarios en términos reales, lo que queda evidenciado en las tasas reales negativas. Además, la falta de un presupuesto, con 250% de inflación, quita previsibilidad y por eso la actividad económica se contrae brutalmente”, apuntó el legislador quien abrió un extenso debate sobre cuál es el parámetro correcto a monitorear.