Las importaciones volverán a mostrar este mes una caída en torno al 10% o más respecto del registro de febrero del 2023, en línea con la tendencia que el Indec ya reflejó en enero, cuando tuvieron una baja del 14,3% para llegar a los USD 4.601 millones. Y ya no se trata de demoras en el ritmo de aprobaciones de los permisos (ahora los SEDI), sino que transparenta el contexto recesivo que atraviesa la Argentina. Las compras al exterior están en baja debido a la fuerte depresión que está sufriendo el consumo interno, con caídas que en enero alcanzaron los 40 puntos.
Fuentes oficiales anticiparon que el nivel de importaciones de febrero rondaría los USD 4.500 millones, frente a los USD 5.048 millones registrados en febrero del año pasado. En esa oportunidad, también ese número había sido 10,4% más bajo que el de 2022, pero se debía a la demora en la aprobación de las entonces llamadas SIRAs, cuyo objetivo era el de regular la salida de dólares, que ya escaseaban. Hoy la Secretaría de Comercio autoriza cada permiso que se gestiona, pero admiten que “hay muchos menos pedidos por la crisis de demanda que existe”. En cuanto a la liberación de divisas, cuando una importación se habilita, luego puede pagarla con dólares oficiales en cuatro veces (25% cada mes), por lo que eso todavía tiene una cierta regulación, que “se mantendrá hasta que estén dadas las condiciones para que pueda pagarse todo junto”, señaló una fuente de Comercio.
El Indec informará los datos del intercambio comercial de febrero a mediados de marzo, pero en el Gobierno ya anticipan que volverá a registrarse superávit, por tercer mes consecutivo. En diciembre había superado apenas los USD 1.000 millones, en enero rozó los USD 800 millones y este mes podría ser superior que el registro pasado, ya que las exportaciones levantaron vuelo y están en alza (durante el primer mes del año crecieron 9,6%, hasta los USD 5.398 millones.
“Las exportaciones están bastante bien, levantando por el agro. Igualmente, lo fuerte de la cosecha gruesa aún no se levantó. Y lo industrial está de a poco levantando, ya que se había atrasado un poco por falta de insumos”, afirmó a Infobae el consultor experto en comercio exterior, Marcelo Elizondo. El titular de DNI agregó que “fue un alivio que no subieran las retenciones. Si no, habría sido un golpe”.
En cuanto a las importaciones, el analista destacó que “el Gobierno le encontró una solución al tema de la deuda acumulada que funcionó bastante bien” y que si bien aún no está completamente resuelto, “de a poco se están otorgando dólares oficiales para hacer frente a las compras nuevas”. De todos modos, remarcó que están cayendo por la recesión, porque el acceso a los dólares oficiales sigue siendo diferido y porque muchos importadores no pudieron saldar sus deudas con el exterior y, por ende, no pueden seguir comprando. “El comercio exterior recién empieza a moverse fuerte a partir de marzo. Se hizo mucho, pero también queda bastante por delante. Es muy importante que se salga del cepo, que no suban las retenciones, que la brecha no se agrande y que avancen en la desregulaciones”, sugirió Elizondo, quien auguró un año con un superávit comercial de USD 16.000 millones, no sólo por un “aumento de las exportaciones, que no será tan importante, sino porque las importaciones serán muy bajas”.
En enero, según las fuentes oficiales, todos los rubros mostraron caídas interanuales, excepto los vehículos de pasajeros, que crecieron 77%. Lo que refleja un menor nivel de actividad productiva es la caída en el ingreso de bienes de capital (-11,8%); accesorios y piezas para bienes de capital (-13,2%) y bienes intermedios (-5,1%). Pero también se vieron golpeados los bienes de consumo, con una baja de 11,8%; de combustibles y lubricantes, que cayeron 58,8% en enero; y el resto de las importaciones, 33,3%. En febrero sucedió algo similar.
Las expectativas para el año son igual de pobres. El 2024 podría cerrar con un nivel de compras al exterior en torno a los USD 60.000 millones, que le permitirán al Gobierno volver a tener un abultado superávit comercial, con exportaciones que se ubicarían cerca de los USD 80.000 millones. De esta manera, mientras que las importaciones caerían casi 20%, el mismo porcentaje o más crecerían las ventas al exterior. Estas estimaciones se condicen con una proyección de caída de actividad del 3,5% en el año.
“Vemos un desempeño magro de las importaciones, de la mano de la caída del nivel de actividad. Y lo vemos en todos los rubros, en los insumos industriales y en los productos de consumo final. Y hasta incluso en materia de sustitución, que se va a ver reflejado en los precios. De hecho, ya se vio en enero, el efecto sustitución de segundas marcas dada la debilitada económica. Las exportaciones cuentan con otra suerte de la mano del agro, Vaca Muerta y la minería sumado a algo de mejora en la competitividad que va a dar una mano”, señaló Soledad Pérez Duhalde, de la consultora Abeceb.