En las próximas semanas llegarán a los pequeños comercios y pymes industriales boletas de luz correspondientes a febrero con hasta el 300% de aumento respecto a lo que habían pagado en enero. Los empresarios de ese segmento advierten que eso implicará un traslado a precios en las góndolas, en medio de una fuerte caída de las ventas por el impacto de la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos y los efectos de la recesión en curso.
El vicepresidente de la Confederación Nacional de Almaceneros, Fernando Savore, afirmó que todo tipo de incremento en la electricidad es una suba de su costo operativo y, por lo tanto, incide en el precio de venta. Esa ecuación saltó del 17% al 19% en los últimos seis meses. Para el bolsillo de los consumidores, eso es más inflación.
Los comerciantes señalan que ese aumento en el costo operativo se da en medio de una fuerte caída del consumo. “En enero teníamos estimado para Buenos Aires una caída del 40% en las ventas, porque suele ser un período en el que mucha gente se va de vacaciones. Al final fue del 15% pero mucha gente se quedó; febrero venimos con una baja del 25% y marzo va a ser malo porque hay mucho gasto para el comienzo de las clases, la vuelta de las vacaciones y la inflación”, explicó Savore.
El presidente de la asociación Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, advirtió que por el impacto de los aumentos los precios en góndola podrían llegar al 30 por ciento. “Provocará un círculo vicioso, que redundará en caída del consumo, pérdida de empleos, inflación y destrucción de fábricas”, sostuvo.
En este sentido, Rosato detalló el salto de la luz para las empresas y el traslado que se verá en la comercialización de los productos porque “en la factura de enero hubo un incremento de 40% en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), dispuesto por Cammesa. A eso hay que sumarle aumentos en febrero y abril, que acumularán un 314% para la industria, lo que significará un 30% de aumento en góndola”.
El Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de UBA-Conicet publicó un informe en el que calcularon cuál será el aumento que recibirán en sus boletas los comercios pequeños y las pymes industriales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Las simulaciones arrojaron los siguientes incrementos:
- En el AMBA, un comercio pequeño con una potencia contratada de 10 KW y un consumo de 1.200 kwh/mes pasará de abonar una factura de $64.775 en enero a $266.213 en febrero incluidos los impuestos. Esto es un incremento del 311% inter mensual
- Por otra parte, una industria pequeña con una potencia contratada de 35 KW y un consumo mensual de 6.500 kwh/mes pasará de abonar una factura de $274.875 en enero a $1.060.187 en febrero. Esto es un aumento del 286% inter mensual.
En los últimos años las facturas de pequeñas industrias y comercios se mantuvieron congeladas por el Gobierno de Alberto Fernández, algo que implicó que esa diferencia de alguna forma u otra la cubriera el Estado. La cuenta en los subsidios, con un carácter “pro rico” generó mayor déficit que se pagó con emisión monetaria o más impuestos y, en definitiva, con inflación.
El Gobierno de Javier Milei avanza en un “sinceramiento” de las tarifas de energía para reducir las subvenciones en 0,5% del PBI este año, como una de las claves para el objetivo de superávit fiscal. Un problema con las subvenciones que las diferentes gestiones a cargo de la Casa Rosada buscaron ordenar pero no lo lograron.
La suba en el precio mayorista de la energía tras la devaluación, los cargos de potencia y la suba del costo de distribución. El IIEP muestra que la recomposición en lo que pagarán estos usuarios será significativa: “Bajo este análisis, en febrero de 2024 los comercios e industrias tendrán un incremento de sus facturas, incluido impuestos, del 2.102% y 2.113% respecto a febrero de 2019 mientras que los precios mayoristas y minoristas se incrementarían 1.920% y 1.689% respectivamente en igual periodo”.
El último informe presentado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) resulta desolador. Las ventas minoristas de enero cayeron, en términos interanuales, un 28,5%. Si se comparan con el último mes del año pasado, la reducción fue del 6,4% desestacionalizado.
El relevamiento de CAME arrojó que los consumidores se ajustaron y realizaron compras más cuidadosas, priorizando lo urgente. Para la mayoría de los comerciantes, enero fue un mes perdido. Desde la entidad afirmaron: “La inflación hace perder rentabilidad a las pymes y la baja demanda encuentra a las pequeñas y medianas empresas en una situación económica y financiera muy débil”.
Si bien hubo una caída en todos los rubros, Alimentos y Bebidas fue uno de los que más disminuyó y se contrajo un 37,1%. La inflación fue del 20%, tras el 25,5% de diciembre.