No serán ni USD 20.000 millones y muchos menos USD 25.000 millones más que el año pasado. La cosecha finalmente no será tan espectacular como se vaticinaba ni dejará tantos dólares.
Las últimas estimaciones, como la efectuada por el IERAL estiman un salto de USD 10.000 millones respecto al año pasado, pero que aún se ubica unos USD 12.200 millones por debajo de lo que entró en 2022. La cifra incluyen todas las exportaciones del sector agropecuario: cultivos lácteos, ganaderos, maní, además de soja, maíz y trigo.
Las estimaciones respecto a lo que dejará esta cosecha se fueron ajustando a la baja por efecto cantidades, pero también precio. El calor extremo de fines de enero le pegó a la producción, pero al mismo tiempo los valores de la soja cayeron de manera significativa. Si bien no llega a ser una “tormenta perfecta”, la realidad es que el efecto positivo para levantar el nivel de actividad no será tan marcado al menos por la producción agropecuaria.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) divulgó ayer un informe en el que establece de manera contundente que “la ola de calor excluyó la posibilidad de una súper campaña de soja”. “Entre 2010 y 2020, la Argentina había superado 7 veces la valla de producción de 50 millones de toneladas. Lamentablemente, la primera estimación realizada apunta a una cantidad por debajo de lo esperable en las primeras proyecciones, apuntándose ahora a la posibilidad de obtener 49,5 millones de toneladas”.
El recorte respecto a las estimaciones previas a causa de la intensa ola de calor llegó a las 2,5 millones de toneladas. “El recorte no ha sido mayor gracias a las lluvias que cayeron entre el 7 y el 14 de febrero”, agregó la entidad.
Pero a esta caída en el rendimiento de la cosecha se le suma la fuerte caída en el precio de la soja, que ya se ubica por debajo de los USD 430 la tonelada, prácticamente 100 dólares menos que hace un año.
“Como se ve, el clima y los términos de intercambio no harán un aporte tan generoso a las cuentas externas de la Argentina como sí ocurriera en 2022, aunque la política económica ese año dilapidara la posibilidad de acumular reservas de modo genuino”.
El gobierno espera con ansiedad no solo los dólares de la cosecha para seguir fortaleciendo las reservas del Banco Central, sino además que el campo traccione la recuperación de la actividad a partir del segundo trimestre. Ambos fenómenos igual tendrán lugar, pero posiblemente de manera más atenuada a lo que se proyectaba hace un par de meses.
También se agrega como factor favorable este año que la balanza energética será mucho menos deficitaria, lo que también representa un alivio en materia de uso de reservas.
El Banco Central continúa, mientras tanto, con su racha compradora de divisas. Ayer fueron otros USD 118 millones, lo que refleja que se está produciendo un importante flujo de ingreso de divisas, al tiempo que las importaciones siguen sin despegar. Las compras desde que asumió Javier Milei ya suman casi USD 8.000 millones.
A causa de la intensa ola de calor y de la caída del precio de la soja en los mercados internacionales, al final ingresarán unos USD 10.000 millones más que el año pasado por la cosecha del sector agropecuario. La cifra es la mitad de lo que se había estimado y ayer la Bolsa de Rosario confirmó los malos augurios
Por otra parte, el ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró esta semana que no ve motivos para acelerar el ritmo de devaluación del dólar oficial a pesar de la inflación acumulada en los últimos meses. Esto llevaría a los exportadores a acelerar el ritmo de liquidación de divisas, ante el peligro de retrasar ventas y vender a más adelante a un tipo de cambio menos conveniente más adelante.
Por ahora se ve poco ingreso de dólares para inversión financiera u otro tipo de apuestas, en buena medida porque el cepo cambiario complica el movimiento de capitales. El FMI considera que estarían las condiciones dadas para levantar las restricciones cambiarias para mediados de año, aunque muchos analistas creen que podría ocurrir antes si se mantiene la acumulación de reservas y la reducción de la base monetaria en términos reales.
Por lo pronto, los tipos de cambio siguen planchados. El dólar libre se mantuvo ayer en $1.115, mientras que el dólar MEP retrocedió otro casillero hasta $1073, quedando casi 4% más barato. Una oportunidad para los que pueden comprar dólares desde sus billeteras digitales.