El dicho en el mercado es que la soja es peronista. Buenos precios, récord en rigor, para los granos en el mercado internacional cuando los gobiernos son de ese signo político y mucho más bajos cuando llega la hora de la alternancia. Le ocurrió a Néstor y Cristina Kirchner y luego a Alberto Fernández. Mauricio Macri, igual que su antecesor Fernando De la Rúa, tuvo que convivir con precios mucho menos generosos y, todo indica por estas horas, lo mismo le ocurrirá a Javier Milei.
En contraste con la feroz sequía que le tocó enfrentar al gobierno anterior, la cuestión de todos modos no parece ser motivo suficiente de queja y, mucho menos, de excusa.
Sin embargo, el punto suma presión a una de las cuestiones clave que develan por estas horas al mercado: hasta dónde se sostiene el ritmo de devaluación planteado por el ministro de Economía, Luis Caputo, en 2% mensual cuando la inflación se ubica en 20% y los precios de los commodities agropecuarios, elemento clave que determina el tipo de cambio real de equilibrio, tendrán un ajuste en año de 18% respecto del año pasado y de hasta 28% si se lo compara con los picos de 2021-2022.
“El tipo de cambio real ya es igual al del día de la devaluación de Massa a $350. Los precios de las materias primas agropecuarias (parte de los “fundamentals” del tipo de cambio real de equilibrio) caen desde ese día (14 de agosto 2023) 16%”, advirtieron desde la consultora Aurum Valores, donde agregaron que “de seguir con crawling de 2% en febrero, la competitividad del peso se erosionará aún más rápido que con Massa en septiembre de 2023, a menos que el dólar se deteriore a nivel global y ese efecto compense parte del deterioro de la competitividad cambiaria”.
El punto es crítico porque no sólo inquieta a analistas y operadores del mercado sino que también los técnicos del Fondo Monetario se incomodan ante la estrategia implementada por el equipo económico que comanda Caputo. De hecho, en la última publicación del staff report –el documento que se difunde posterior a la aprobación de metas y desembolsos– el organismo advirtió al Gobierno que debe evitar “un nuevo atraso cambiario”. En cualquier caso, el mercado se convenció de que no habrá salto discreto del dólar al menos en los próximos dos meses y se instala la certeza, también, de que Caputo cumplirá y no acelerará el ritmo de devaluación.
Eventualmente, las correcciones serán parte de la discusión en la “hoja de ruta” que Caputo deberá presentarles para eliminar el cepo. Hoy el ministro recibió la visita de Gita Gopinath, segunda del organismo multilateral de crédito.
Por lo pronto, el alerta respecto de la apreciación cambiaria encuentra mayor fundamento en la proyección de precios de commodities que manejan en el IERAL. En un informe reciente, el instituto económico destacó que “continúa observándose un proceso de convergencia de valores a medias históricas, luego del rally de precios observado entre el segundo semestre de 2021 y los primeros meses del 2023″. Según las cotizaciones futuras, la oleaginosa volvería a caer en febrero, marzo y septiembre, para cerrar a USD 413 por tonelada hacia fines de este año. “Este escenario de precios, de confirmarse, implicaría una pérdida del 18% del valor real de la oleaginosa en 2024 (en relación a 2023) y del 24%-28% comparado con los picos 2021-2022″, detalló.
Los menores precios, si bien serán compensados por un mayor volumen de la cosecha respecto del año pasado, impedirán marcar nuevos récords o incluso cumplir con las expectativas iniciales para la actual campaña.
“Si bien hoy luce muy poco probable lograr una campaña récord en volúmenes, la producción del ciclo 2023/24 será sin dudas mayor a la del ciclo previo”, dijo el Ieral cuyos cálculos indican que las exportaciones netas de los productos agropecuarios USD 37,500 millones en el ciclo comercial de la campaña 2023/24 y a USD 35.500 millones en el año 2024; en términos comparados, se trataría de una mejora de USD 11.300 y USD 7.500 millones respectivamente.