El Gobierno recibirá esta semana una visita de alto perfil del Fondo Monetario Internacional (FMI) para consolidar su relación con el organismo y, en paralelo, intensifica sus vínculos con los inversores privados.
El presidente Javier Milei indicó que “es muy probable que Gita Gopinath venga al país ya que está muy entusiasmada con la tarea que estamos llevando a cabo”, según indicaron a Infobae muy cerca del presidente. Se trata de la número dos del organismo multilateral, un cargo siempre ocupado por un representante de Estados Unidos, el principal accionista del Fondo. Gopinath es una académica reconocida que fue economista jefe del FMI, experta en finanzas internacionales y macroeconomía.
El FMI confirmó la noticia luego que fuera publicada por Infobae: “La Primera Subdirectora Gerente, Gita Gopinath, viajará a Argentina esta semana para reunirse con funcionarios del Gobierno y otras personas a fin de conocer los difíciles retos económicos y sociales de Argentina, así como su enorme potencial”, indicó su portavoz, Julie Kozack.
El organismo detalló a Infobae que Gopinath, que arribará mañana a Buenos Aires, “tiene previsto reunirse con el equipo económico del gobierno, con Milei, con sociedad civil y sector privado”, sin brindar más detalles; se reunirá con empresarios y economistas. “Con muchas ganas de esto”, apuntó la economista en la red X al mencionar el mensaje de Kozack.
En tanto, se buscan aceitar los canales con los empresarios del sector financiero y la economía real, para que la compleja tarea del ajuste económico tenga su contrapartida en anuncios positivos que mejoren el humor. “La relación con los grandes inversores cada día mejora más”, sostuvo el presidente de la Nación.
En relación a Gopinath, deputy managing director del Fondo, dos calificadas fuentes de EE.UU. confirmaron a Infobae la percepción del presidente. “Quiere tomar como propio el programa con la Argentina, que por ahora es un típico plan del FMI de los 60 o 70, con ajuste fiscal, suba de impuestos y reducción de la base monetaria”, precisó.
En Washington, un calificado observador afirmó que “quiere ir, aunque no creo que esté ligado a ningún anuncio, sino para manifestar un apoyo general porque entiende que el FMI tiene su principal exposición financiera en la Argentina y su viaje sería buena senal para los accionistas”.
Las fuentes de Washington afirmaron que tanto en el organismo que conduce Kristalina Georgieva como el Tesoro de EE.UU. que lidera Janet Yellen “quieren ayudar al gobierno de Milei porque lo ven con mucha convicción para desarrrollar un ajuste mayor al que le piden, pero no saben cómo hacerlo y a veces tienen dudas sobre la viabilidad política de ciertas medidas”.
Esta misma percepción se refleja en Nueva York, donde este jueves un grupo reducido de inversores, cerca de 15, se reunirá en una cena con el secretario de Política Económica del Ministerio de Economía, Joaquín Cottani, un economista con una importante trayectoria en Wall Street y secretario de Finanzas en la primera gestión de Domingo Cavallo en el Palacio de Hacienda. El anfitrión será David Sekiguchi, uno de los ejecutivos más respetados entre los expertos de mercados emergentes.
Los inversores privados están conformes con los primeros pasos que dio el Gobierno en materia fiscal y, sobre todo, con el “apretón monetario” que debería derivar en una reducción progresiva de la inflación, prevén que en el segundo trimestre habrá un salto devaluatorio más leve que el de diciembre en el mercado oficial y quieren tener precisiones sobre un plan de estabilización que esperan que se implemente desde hace varios años en la Argentina.
Al respecto, sostienen que si Milei tiene éxito en lograr que la inflación mensual llegue a un dígito entre abril y mayo (período en el que podria llegar a Buenos Aires el CEO de Blackrock, Larry Fink, quien dialogó con el presidente semanas atrás), podría dejar para más adelante su idea de dolarizar la economía, aunque admiten que ese es su Norte en materia de estrategia económica.
La visión del HSBC
En este sentido, un informe de análisis del banco HSBC sostuvo que se espera que “el Gobierno proporcione pronto más detalles sobre su marco monetario y cambiario. Las autoridades tendrán que encontrar un equilibrio entre el tipo de cambio como ancla de la inflación y la necesidad de acumular reservas de divisas”.
“Un fortalecimiento excesivo del tipo de cambio real con la actual paridad móvil del 2% mensual crearía expectativas de devaluación y retrasaría la entrada de divisas. Retirar el ancla monetaria sin una estrategia clara de política monetaria y fiscal podría desanclar las expectativas y poner en peligro el esfuerzo de estabilización”, expresó.
“El Gobierno ha acordado con el FMI que la transición a un nuevo marco de política monetaria está prevista para finales de abril. Para entonces, también espera poner fin al plan por el que los exportadores venden una parte de sus ingresos al tipo oficial y otra parte al tipo implícito de los swaps de divisas. Para finales de junio, las autoridades esperan establecer una hoja de ruta sobre cómo desmantelar los controles de divisas (un punto de referencia estructural del programa del FMI que inicialmente perseguía este objetivo para finales de 2022)”, recordaron los expertos del HSBC.
“El ritmo de la desinflación será clave a la hora de programar los cambios en la política cambiaria. Nuestra previsión de inflación del 210% para 2024 es pesimista en comparación con la previsión del 150% del FMI e implica un tipo USD-ARS más alto al final del año (estimamos que el programa del FMI tiene implícito un tipo de $ 1.400 para 2024). La actual devaluación del 2% mensual llevaría el tipo de cambio oficial efectivo (es decir, el tipo oficial más el 17,5% de impuestos a la importación) a la estimación de equilibrio del FMI para mayo, suponiendo que la desinflación se produzca tan rápidamente como proyecta el Gobierno”, aseguraron.
“Con nuestra proyección de la inflación, esto ocurriría a principios del segundo trimestre de 2024, lo que pone de relieve la necesidad de una mayor claridad en los anclajes de la política monetaria y fiscal para dar más libertad al tipo de cambio. Obsérvese que el Gobierno reconoce que la acumulación de reservas de divisas debería alcanzar su máximo a mediados de año, en consonancia con la estacionalidad de las exportaciones, y disminuir en el segundo semestre de 2024 a medida que se normalicen los pagos de las importaciones”, concluyó, reflejando el mix entre entusiasmo por el modelo que quiere imponer el Gobierno y los temores por las dificultades que pueda registrar en el camino.