El fraude en la industria de seguros en Argentina: un desafío para el 2024

El engaño en la industria de seguros se ha convertido en un fenómeno preocupante, causante de pérdidas millonarias

Agente de seguros asesorando a cliente sobre póliza de automóviles tras accidente. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

En Argentina, el fraude en la industria de seguros se ha convertido en un fenómeno preocupante, causante de pérdidas millonarias y reflejo de una profunda crisis moral en la sociedad. Este problema, arraigado en las prácticas cotidianas de miles de asegurados, ha comenzado a recibir respuestas firmes por parte de los líderes del sector, quienes buscan erradicarlo definitivamente.

Gabriel Bussola, presidente de Libra Seguros, ha tomado la iniciativa con una declaración contundente: “Nuestro objetivo es que 2024 marque el fin del fraude en el mercado asegurador”. Con estas palabras, Bussola no solo establece un compromiso económico sino también moral, apuntando a transformar una industria plagada por la corrupción.

Con una trayectoria que lo vincula de manera permanente al sector asegurador, Bussola se posiciona como figura clave en la lucha contra un delito que, hasta ahora, muchos consideraban una simple travesura. “Es un delito y como tal hay que llevarlo a la Justicia”, afirmó en una entrevista con Infobae, destacando las acciones concretas que su empresa ha tomado para combatir esta práctica. La contratación del estudio del doctor Mariano Cúneo Libarona, reconocido abogado y ministro de Justicia, es un claro ejemplo de esta determinación.

Gabriel Bussola, presidente de Libra

Recientemente, un fallo judicial marcó un precedente al condenar a un individuo que intentó defraudar a su aseguradora a realizar tareas comunitarias y a indemnizar económicamente a la parte afectada. Este caso evidencia el crecimiento exponencial de fraudes en el sector, desde robos ficticios hasta sobrefacturación en reparaciones, complicando la dinámica del mercado y perjudicando a los asegurados honestos.

Bussola, sin embargo, va más allá de la mera persecución judicial. Critica la actitud de aceptar el desistimiento de estos actos fraudulentos, argumentando que ello equivaldría a ser cómplice del delito. Su visión incluye un cambio cultural profundo: “No puede ser que creamos que autorrobarse una cubierta es una viveza criolla”. Utiliza el ejemplo de un padre que, delante de su hijo, justifica el fraude como una lección negativa que se transmite a futuras generaciones, subrayando la importancia de la responsabilidad individual y colectiva en la construcción de una sociedad madura.

En un contexto de crisis económica, Bussola identifica también una crisis de valores, eligiendo la lucha contra el fraude como un camino hacia la reconstrucción social. “No podemos pretender solucionar en poco tiempo problemas que vienen desde hace cien años”, señala, enfatizando la responsabilidad ciudadana en el fortalecimiento de la sociedad.

Desmarcándose de cualquier ideología política, Bussola se declara seguidor de las buenas prácticas y lamenta las acciones deshonestas. Su mensaje es claro: más allá de los cambios de gobierno e ideologías, existen principios fundamentales que deben guiar el camino hacia la reconstrucción de la sociedad y la industria aseguradora en Argentina.