Uno de los “caballitos” de campaña del ahora presidente Javier Milei -lo ratifica a menudo-, fue su decisión de “cerrar el Banco Central”, porque no sólo en sus números está literalmente quebrado, como se denomina cuando el activo es muy inferior al pasivo, y por lo tanto arrojaba saldo negativo, más aún cuando por su magnitud es imposible de revertir por quien no sólo genera ingresos genuinos, sino porque forma parte de sus últimos 20 años.
Sin embargo, en cada presentación semanal del estado contable por parte de la entidad se observa regularmente la situación inversa, la cual lejos está de ser consistente con un cuadro de quiebra, que sólo se observó en los primeros tres años posteriores a la ruptura traumática del régimen de convertibilidad fija entre el peso y el dólar, entre 2002 y 2004, luego de años de relativa solidez.
Claramente, el efecto de la devaluación, pesificación asimétrica entre pasivos y activos de las familias y empresas y la declaración del default de la deuda soberana a fin de 2001 - principios de 2002, con festejo desmedido de la mayor parte de los legisladores que avalaron la medida, como el final anticipado de la presidencia de Fernando de la Rúa, aún persiste, como lo manifiesta la persistencia de un elevado índice de riesgo país.
El efecto de la devaluación, pesificación asimétrica y la declaración del default a fin de 2001 - principios de 2002 fue muy negativo para el ente monetario
Para facilitar la lectura, y dado el alto componente de cuentas nominadas en moneda extranjera, como las reservas en divisas, las tenencias de lingotes de oro, los adelantos de fondos para el pago de compromisos con organismos internacionales, como el FMI y el swap de monedas con China, entre otros, el BCRA utiliza el tipo de cambio oficial mayorista como factor de conversión de las cuentas externas.
Y dado el histórico contexto inflacionario, el análisis de las cuentas equivalente en dólares facilita la comparación con períodos anteriores.
Al fin de la presidencia de Alberto Fernández el activo de la entidad cerró con un récord absoluto de USD 229.713 millones, y un pasivo equivalente a USD 188.883 millones, determinando un Patrimonio Neto nominal (PNN) de USD 40.830 millones, equivalente a 8% del PBI.
Dos meses después, el balance al 7 de febrero dio cuenta de que los dos primeros componentes que sintetizan el estado contable de quien debe supervisar a las entidades financieras y determina la política monetaria que debiera tener como norte la estabilización de los precios de la economía bajaron a USD 189.188 millones y USD 131.501 millones, respectivamente, mientras que por el contrario, el PNN se elevó a USD 57.687 millones.
Para llegar a resultados que parecen contradecir el argumento de campaña del presidente Milei, el ente monetario incluye en el activo la tenencia de títulos públicos y los Adelantos al Tesoro Nacional
Sin embargo, en ambos casos, para llegar a semejantes resultados que parecen contradecir el argumento de campaña del presidente Milei, el ente monetario se valió de incluir en el activo a la tenencia de títulos públicos del Gobierno nacional (TTP), como los Adelantos Transitorios al Tesoro Nacional, popularmente conocidos como ATN, -pese a que se trata de operaciones intra sector público- sin los cuales el saldo final se transforma en negativo en una serie ininterrumpida de 21 años, con una excepción parcial en 2005, desde la comentada salida traumática de la Convertibilidad.
Al 7 de febrero 2024, cumplidos prácticamente los dos primeros meses del nuevo gobierno, con la conducción al frente del Banco Central de Santiago Bausili, manos derecha y de mayor confianza del ministro de Economía, Luis Caputo, el Patrimonio Neto deducido los títulos públicos en el activo (USD 113.293 millones, más de la cuarta parte de la deuda total de la Administración Central-, fue negativo en el equivalente de USD 55.606 millones, esto es unos USD 41.527 millones (42%) menos que el heredado de la gestión de cuatro años de Miguel Pesce.
Y sí además se le resta el monto de ATN a cobrar, que equivalían a USD 4.928 millones, el saldo en rojo pasó en 60 días de Gobierno del récord absoluto de USD 108.359 millones al 7 de diciembre 2023 a USD 60.534 millones, se achicó 44,1 por ciento.
La herencia de los últimos 8 presidentes
Desde el fin de la segunda presidencia de Carlos Menem, que dejó un Banco Central con poco “músculo”, el activo era equivalente a USD 39.816 millones -apenas el 37% del nivel actual en dólares constantes de entonces-, el PNN era de USD 3.908 millones, y deducidos los títulos públicos se achicaba a USD 2.232 millones. No existían ATN del ente monetario.
El saldo excedentario se mantuvo en la interrumpida gestión de Fernando de la Rúa, dejó la entidad con un PNN de USD 3.587 millones, y sin TPP USD 1.912 millones.
Desde entonces, sólo dos presidentes dejaron el poder con PNN negativo nominal: Eduardo Duhalde anotó la marca máxima con un rijo de USD 23.907 millones; y Mauricio Macri con menos USD 8.003 millones.
Y desde la salida de la Convertibilidad el récord de resultado neto ajustado negativo se observó entre los dos últimos años de la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, y por efecto inercial en los dos primeros de la gestión de Macri, quien en los dos siguientes, con el “viento de frente” del punto de giro de los precios internacionales y la sequía, más la fuerte campaña opositora que lo llevó a terminar con lo justo, logró finalizar mucho mejor que su predecesora.
Desde la salida de la Convertibilidad el récord de resultado neto ajustado negativo se observó entre los dos últimos años de la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, y los dos primeros de Mauricio Macri
Dolarización
Ahora, el gobierno de La Libertad Avanza asumió el desafío de eliminar el rojo del balance del Banco Central para poder cumplir con el objetivo de campaña de dar paso a la dolarización y “cerrar” toda intervención de la entidad en los mercados de dinero y cambiario, para limitarlo exclusivamente al rol de fiscalización del cumplimiento por parte del sistema bancario de las exigencias internacionales de liquidez y solvencia, en resguardo de sus depositantes.
Para eso será clave “limpiar” la herencia de los abultados pasivos remunerados, cuya principal contrapartida es el derrumbe del crédito privado.
Será clave ‘limpiar’ la herencia de los abultados pasivos remunerados, cuya principal contrapartida es el derrumbe del crédito privado
Esa cuenta sumaba al fin de la presidencia de Alberto Fernández el equivalente de USD 58.713 millones al cambio oficial y se achicaba a USD 21.399 millones a la paridad implícita en las operaciones contado con liquidación (CCL).
Dos meses después se redujo en el primer caso a USD 33.273 millones, y en el segundo, por el contrario, subió levemente a USD 21.778 millones.