El mercado financiero local mostró un importante cambio: los argentinos dejaron de lado los plazos fijos y prefieren poner sus pesos en los Fondos Comunes de Inversión (FCI). Más precisamente, en los instrumentos conocidos como “de mercado de dinero” o “money market”. Esa tendencia comenzó a mediados del 2023 pero se profundizó tras la asunción de Javier Milei y a partir de la política de tasas de interés negativas que aplicó desde el 13 de diciembre el Banco Central de la República Argentina (BCRA) que conduce Santiago Bausili, es decir, por debajo de la inflación.
Es en ese marco que los inversores buscan al menos no perder tanto contra la licuadora que encendió el Gobierno. Más aún en un contexto de acceso al dólar restringido y con las condiciones más restrictivas para los depósitos a plazos atados a la inflación.
Un informe de MegaQM destacó que los depósitos a plazo fijo pasaron de representar un promedio del 52% de los depósitos totales del sistema en el primer semestre de 2023 al 40% actualmente. Como contrapartida, la industria de los FCI pasó pasó a administrar pesos por el equivalente al 37% de los depósitos totales del sistema a un nivel actual de 58-60 por ciento.
Dentro de este último universo, los fondos cash management (conocidos como money market), es decir remunerados con una tasa de interés que es negativa pero está por encima de dejar los pesos inmovilizados en una cuenta bancaria, representa en promedio el 60% de los pesos administrados.
El atributo más importante de los FCI de money market es la liquidez inmediata. El dinero se puede “rescatar” del fondo en cualquier momento, sin demoras. Otros FCI con inversiones más sofisticadas tienen un plazo de 24 o 48 horas para disponer del dinero.
“Esto ha llevado a que la Industria de FCI sea el principal depositante para el sistema financiero con el 30,4% del total de depósitos en pesos (públicos más privados) y con el 45% de los depósitos a la vista, de un total de más de 12,5 billones”, explicó MegaQM.
“Estas cifras denotan la búsqueda de los inversores por lograr un mayor rendimiento para sus tenencias de pesos, en especial para el tramo institucional o corporativo donde les ha sido mucho más complejo acceder a tasas de interés de plazo fijo, por el menor interés de los bancos por los depósitos mayoristas. Esto ha sobrecargado la demanda por los instrumentos a tasa más cortos, arbitrando e igualando rendimientos en los tramos cortos de las principales curvas (tasa fija, CER, etc)”, añadieron.
Luego de la asunción de Javier Milei, el 13 de ese mes la entidad decidió bajar la tasa de interés desde el 133% nominal anual al 110% para los plazos fijos tradicionales, lo que dejó una tasa efectiva mensual del 9%, es decir, negativa en términos reales. Esa decisión es parte de la política del Gobierno para licuar los pasivos de la autoridad monetaria, a contracara de los plazos fijos.
Tal es así que el 28 de diciembre pasado el Directorio del BCRA dispuso extender de 90 a 180 días el plazo mínimo para los plazos fijos en UVA para personas físicas con opción de precancelación a partir de los 30 días, pero a una tasa que podrán fijar libremente los bancos. Además, estableció que el monto a ofrecer será de hasta $5 millones por cliente, pudiendo aceptarlas por importes superiores. Para el ahorrista congelar un depósito en pesos en ese período, aún cuando se asegure de acompañar la inflación, puede implicar un riesgo ante la frágil situación cambiaria.
El objetivo final que tiene en mente el Gobierno es liberar el cepo cambiario, para lo que necesita controlar el stock de pesos. “Entendemos que hay altas posibilidades de observar un sostenimiento de esta política al menos hasta que el equipo económico considere que se están dando las condiciones para pasar a la segunda etapa de su programa económico, donde posiblemente puedan buscar una unificación del mercado cambiario, pero ya sin tantos desequilibrios entre el stock excedente de pesos y el nivel de reservas”, concluyó MegaQM.