En tren descomprimir las expectativas negativas en el mercado tras la fallida aprobación de la Ley de Bases, el ministro de Economía, Luis Caputo, anticipó un dato que no llega a aliviar todas las tensiones pero no deja de ser bien recibido: en enero hubo superávit primario, lo que le permitió, por primera vez en los últimos 8 años, alcanzar el equilibrio financiero.
Ese resultado, destacó el economista Nadín Argañaraz del IARAF, es “atípico”. Según su retrospectiva, para encontrar un resultado similar hay que remontarse prácticamente a 2015, cuando el peso de los servicios de la deuda era menor. Al año siguiente, en el debut de la gestión del ex presidente Mauricio Macri, en 2016, se retomó la tendencia al desequilibrio fiscal en el que los servicios de la deuda ganaron protagonismo respecto del resultado primario. De hecho, alcanzar un resultado neutro o positivo en el balance primario -es decir, el resultado de los ingresos descontados los gastos, sin computar el pago de intereses de la deuda- es mucho menos infrecuente durante el primer mes del año. Es lo que señaló el experto ya que eso ocurrió en 5 de los últimos 8 años.
Previsiblemente, no fue el caso del año pasado. Lejos de eso, en enero de 2023 se registró el déficit más alto de ese período para el primer mes del año. “En ninguno de los últimos 8 años el Sector Público Nacional logró un resultado fiscal positivo en enero. Por su parte, un resultado primario positivo es algo más habitual (en 5 de los 8 años se logró)”, precisó Argañaraz quien profundizó en la variable central. “El valor real del gasto en intereses de la deuda en el mes de enero de los últimos 8 años ha demostrado ser muy volátil, con un coeficiente de variación del 63%. Además, en el año 2023 se registró el mayor déficit primario y fiscal del periodo 2016-2023″, explicó.
Sobre la cuestión aportó también el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. En la red social X, el funcionario compartió una explicación en la que, sin embargo, aseguró que es la primera vez en más de 10 años que se obtiene el equilibrio, “Como llegaremos al equilibrio financiero en enero ‘24 (primera vez en más de 10 años), es importante distinguir que el resultado financiero es el resultado primario, restando intereses”.
En ese sentido, el punto central es que, dada la caída de la recaudación en términos reales y el fuerte peso del pago de la deuda que se concentra particularmente en enero y julio por la fecha de vencimiento de los bonos reestructurados en 2020, la variable clave que operó fue el recorte de gastos.
“Teniendo en cuenta que los ingresos tributarios caerían alrededor de un 2% real respecto al año 2023, el resultado fiscal positivo debe venir de la mano de una importante caída real del gasto”, analizó el especialista del IARAF. Los datos oficiales, en tanto, se conocerán recién el 20 de este mes.
Gran parte de la caída real del gasto público se concentró en el renglón que, por estas horas, es el motivo central de la batalla política entre el Gobierno central y las provincias. Las 24 jurisdicciones vieron en la mayoría de los casos reducidas a 0 las millonarias transferencias discrecionales que recibieron hasta el año pasado. De acuerdo a un informe del IERAL, las transferencias no automáticas sumaron apenas $200 millones. Un año atrás habían superado los $45.000 millones,
La provincia de Buenos Aires, la mayor beneficiada en ese reparto, recibió el mes pasado unos $50 millones contra los casi $38.000 millones que recibió el año pasado mientras que otras 13 provincias directamente no recibieron nada. La única “ganadora” fue la Ciudad de Buenos Aires a la que el año pasado le giraron $9 millones comparado con los $74 millones que recibió en enero de este año.