El fracaso del martes en el tratamiento de la Ley Ómnibus tuvo amplia e inmediata repercusión en Wall Street, no sólo con el inapelable veredicto del precio de los activos sino también en los análisis casi en tiempo real de los más influyentes bancos de inversión norteamericanos.
Además de advertir sobre el impacto de la derrota, la mirada se posó sobre los caminos que ahora se le abren al presidente Javier Milei para avanzar en su agenda de reformas y los nuevos focos de conflicto que esas mismas alternativas podrían generar, al menos en el mercado. En ese sentido, la posibilidad que parece instalarse de que el Gobierno decida avanzar con un plebiscito para lograr con el voto popular lo que no logró con los votos de los diputados inquieta en el exterior. Preanunciaría -creen- un período de alta volatilidad. Más ruido político con impacto en las cotizaciones, particularmente la del dólar.
Es la principal advertencia, por caso, del JP Morgan. “El revés (en el Congreso) hoy abre ahora una bifurcación política: insisten en negociar con gobernadores con concesiones adicionales, o buscan movilizar a los votantes que apoyaron las propuestas de Milei en la segunda vuelta aprovechando su todavía alto índice de aprobación”, sostuvo la influyente entidad. “Esta segunda vía sería consistente con la vía de consulta popular no vinculante. Pero cabe señalar tal estrategia per se no resuelve el desafío planteado por el poder legislativo. Además, la Justicia podría impugnar la convocatoria. Nos enfrentamos así al primer período de mayor incertidumbre política, con posibles implicaciones sobre la brecha cambiaria en el corto plazo”.
En la primera reacción al cataclismo político que desató no sólo la caída del proyecto de ley, el mercado del dólar reaccionó con relativa calma. La suba del billete en todas sus variantes fue moderada y no superó la barrera de los $1.300. En bonos y acciones, en cambio, el reflejo fue contundente. Los títulos de la deuda perdieron 4% y las acciones argentinas se derrumbaron con bajas que llegaron a superar 10 por ciento. No fue una sorpresa para nadie. Desde última hora del día anterior, los analistas locales vaticinaban el mal clima que se confirmó ayer en las operaciones.
Con el derrape después de semanas de recuperación de los activos argentinos ya consumado, también el banco inglés Barclays destacó el golpe para Milei en el Congreso y advirtió sobre las renovadas presiones que empezarán a hacerse sentir, lo que debería impulsar al Gobierno a retomar la iniciativa respecto del camino a seguir. “La presión del mercado podría empujar al Gobierno a demostrar que tiene un camino a seguir con un paquete fiscal revisado más temprano que tarde”, estimó la entidad también un informe, que consideró que el foco central no debe desviarse del ajuste fiscal.
Conocedor profundo de cómo piensan y operan los inversores, ése fue precisamente el eje central de las recientes apariciones públicas del ministro de Economía, Luis Caputo. El funcionario repitió una y otra vez que el ajuste fiscal no depende de la aprobación de la ley y que en el armado de ese plan estaba contemplada la posibilidad de que el proyecto no fuera acompañado por los legisladores. Incluso anticipó, con intenciones de mostrar resultados más que declaraciones, que en enero las cuentas públicas están en equilibrio no sólo primario, sino también financiero.
Sus declaraciones están en sintonía con el Barclays para el que, si el Gobierno “se concentra en impulsar el resto del proyecto de ley general en lugar de priorizar el paquete fiscal, creemos que los riesgos para una trayectoria exitosa de estabilización podrían aumentar”.
Como telón de fondo de un recorrido que se empieza a empinar asoma el derrumbe de la actividad económica en un contexto de alta inflación que más temprano que tarde podría esmerilar el apoyo obtenido en las elecciones, complicando aún más las chances de avanzar en las reformas. “Desde que asumió el gobierno de Milei, hemos han destacado dos desafíos principales. Primero, la gobernabilidad. En segundo lugar, la tolerancia de la población al ajuste (tanto de las cuentas fiscales como de los precios relativos). Hoy, el primer factor de riesgo pasa a ser el centro de atención”, describió por su parte el JP Morgan.